Después de varios años de múltiples y continuas perturbaciones, la economía mundial finalmente empieza a dar señales de estabilización. A pesar de los pronósticos sombríos, el mundo logró evitar una recesión global en 2024.
Sin embargo, aunque las economías avanzadas se han recuperado en gran medida, los países en desarrollo todavía no han logrado ponerse al día. Los países de ingreso bajo corren el riesgo de quedar aún más rezagados, pese a los vigorosos esfuerzos de la Asociación Internacional de Fomento (AIF) del Banco Mundial, que es su principal fuente de ayuda financiera vital.
El mundo se enfrenta a una dura realidad: a pesar de décadas de avances, el objetivo de poner fin a la pobreza extrema en todo el mundo a más tardar en 2030 está fuera de alcance. En medio del débil crecimiento económico, los efectos duraderos de la pandemia de COVID-19, la pesada carga de la deuda y el aumento de la fragilidad y los conflictos, el ritmo de reducción de la pobreza mundial se ha estancado. Las devastadoras crisis climáticas y los fenómenos meteorológicos extremos amenazan con frenar o hacer retroceder aún más el progreso.
Al finalizar el año, estos son algunos de los problemas de desarrollo más urgentes que enfrentan los países en 2024 y cómo el Grupo Banco Mundial trabaja con ellos para superar estos desafíos.
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