MENSAJES CLAVE DE ESTE INFORME
La resistencia a los antimicrobianos plantea una crisis mundial que pone en riesgo un siglo de avances en materia de salud y el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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Los antimicrobianos (antibióticos, antivíricos, antifúngicos y antiprotozoarios) son fundamentales para luchar contra enfermedades humanas, de los animales terrestres y acuáticos y de las plantas, pero se están volviendo ineficaces.
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Se han comunicado niveles alarmantes de resistencia en países de todos los niveles de ingresos, lo que hace que enfermedades comunes se estén volviendo intratables y que procedimientos médicos que salvan vidas conlleven mayores riesgos.
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La resistencia a los antimicrobianos plantea un desafío formidable para lograr la cobertura sanitaria universal y amenaza los progresos para alcanzar muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, entre ellos los referidos a la salud, la seguridad alimentaria, el agua potable y el saneamiento, el consumo y la producción responsables, y la pobreza y la desigualdad.
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El uso indebido y excesivo de los antimicrobianos en humanos, animales y plantas están acelerando la aparición y la propagación de patógenos resistentes a los antimicrobianos.
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El acceso inadecuado al agua potable, el saneamiento y la higiene en centros sanitarios, granjas, escuelas, hogares y entornos comunitarios; las deficiencias de la prevención de infecciones y enfermedades; la falta de acceso equitativo a antimicrobianos, vacunas y pruebas diagnósticas asequibles y de calidad garantizada; y la debilidad de los sistemas de salud, producción de alimentos y piensos, inocuidad de los alimentos y gestión de desechos están incrementando la carga de enfermedades infecciosas en animales y humanos y contribuyendo a la aparición y propagación de patógenos resistentes a los medicamentos.
No podemos esperar. A menos que el mundo actúe con urgencia, la resistencia a los antimicrobianos tendrá repercusiones desastrosas dentro de una generación.
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Las enfermedades farmacorresistentes ya causan al menos 700 000 muertes al año en todo el mundo, 230 000 de ellas por tuberculosis multirresistente, y si no se toman medidas, en el escenario más alarmante la cifra podría aumentar a 10 millones de muertes al año para 2050. Alrededor de 2,4 millones de personas podrían morir en los países de ingresos altos entre 2015 y 2050 si no hay un esfuerzo sostenido por contener la resistencia a los antimicrobianos.
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El daño económico causado por la resistencia no controlada a los antimicrobianos podría ser comparable al de la crisis financiera mundial de 2008-2009 debido al aumento espectacular de los gastos en atención sanitaria, al impacto en la producción de alimentos y piensos, el comercio y los medios de vida, y al aumento de la pobreza y la desigualdad.
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En los países de ingresos más altos, una serie de intervenciones simples para hacer frente a la resistencia a los antimicrobianos podría autofinanciarse debido a los costos evitados. En los países de ingresos bajos se necesitan urgentemente más inversiones, pero aún relativamente modestas.
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Si las inversiones y la acción se retrasan aún más, el mundo tendrá que pagar mucho más en el futuro para hacer frente a los efectos desastrosos de la resistencia a los antimicrobianos.
Como los factores que impulsan la resistencia a los antimicrobianos se encuentran en los seres humanos, los animales, las plantas, los alimentos y el medio ambiente, es esencial una respuesta sostenida con el enfoque de «Una salud» para involucrar y unir a todas las partes interesadas en torno a una visión y unos objetivos compartidos.
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Los planes de acción nacionales contra la resistencia a los antimicrobianos están en el centro de una respuesta multisectorial basada en el enfoque de «Una salud», pero las limitaciones de capacidad y financiación de muchos países deben resolverse con urgencia para acelerar su ejecución.
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El fortalecimiento de la prevención y el control de las infecciones en los centros sanitarios y las granjas con las herramientas disponibles y el acceso al agua potable, el saneamiento y la higiene en los centros sanitarios, granjas, escuelas, hogares y entornos comunitarios son fundamentales para minimizar la transmisión de enfermedades y la aparición y transmisión de resistencias a los antimicrobianos en humanos, animales, plantas, alimentos y medio ambiente.
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El fortalecimiento de la vigilancia, los marcos de reglamentación, la formación profesional y la supervisión de la prescripción y el uso de los antimicrobianos, así como la sensibilización de todas las partes interesadas, también son desafíos importantes que hay que afrontar con urgencia para garantizar un uso responsable de los antimicrobianos y minimizar la resistencia en humanos, animales, plantas, alimentos y medio ambiente.
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Un primer paso esencial hacia la eliminación total del uso de antimicrobianos para estimular el crecimiento consiste en detener el uso a tal fin de aquellos antimicrobianos que figuran en la Lista OMS de antimicrobianos de importancia máxima para la medicina humana.
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Se requieren más esfuerzos, inversiones e incentivos para estimular la innovación en medicamentos antimicrobianos, pruebas diagnósticas, vacunas, herramientas de gestión de desechos, alternativas seguras y efectivas a los antimicrobianos y prácticas alternativas, así como en investigaciones operativas e investigaciones sobre la aplicación en el ámbito de la salud humana, animal y vegetal.
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En el mundo sigue habiendo muchas personas sin acceso a los antimicrobianos. Velar por el acceso equitativo y asequible a antimicrobianos de calidad y por su uso responsable y sostenible es un componente esencial de la respuesta mundial a la resistencia a los antimicrobianos.
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Se necesita un liderazgo político y una promoción, coordinación y rendición de cuentas más sólidos en todos los niveles para dar una respuesta sostenida con un enfoque de «Una salud» al problema de la resistencia a los antimicrobianos. Todos los grupos de interesados, entre ellos los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado, deben participar y colaborar en un esfuerzo sin precedentes en los sectores humano, animal, vegetal, de producción de alimentos y piensos, y medioambiental, sobre la base de una visión y unos objetivos compartidos.
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Los desafíos que plantea la resistencia a los antimicrobianos son complejos y polifacéticos, pero no son insuperables. La aplicación de las recomendaciones presentadas en este informe ayudará a salvar millones de vidas, a mantener los avances económicos y de otra índole en materia de desarrollo, y a asegurar el futuro contra las infecciones farmacorresistentes.