Stefania Giannini, Robert Jenkins y Jaime Saavedra
Si nuestra casa está ardiendo, cualquiera que sea su tamaño, el color de las paredes o las dimensiones de la cocina, la prioridad es apagar el fuego. La casa del sector de la educación está ardiendo. La pandemia de COVID-19 constituye el peor golpe a los sistemas educativos en un siglo, ya que las escuelas han estado cerradas durante más tiempo que nunca, a lo que se ha unido la peor recesión de los últimos decenios. Más de 1 600 millones de niños han perdido horas lectivas durante muchos meses, incluso durante la mayor parte del año pasado, y muchos niños todavía no han vuelto a la escuela. Según las previsiones, el cierre de escuelas y las perturbaciones que ello ha provocado en la participación y el aprendizaje generarán pérdidas por valor de unos 10 billones de dólares en lo que respecta a los ingresos futuros de los niños afectados.
Hay que apagar el incendio ya mismo. El aprendizaje de los niños ha sufrido enormemente. Y como el sector de la educación también es fuente de salud, nutrición y servicios psicosociales, el bienestar global de los niños se ha visto mermado considerablemente. La recuperación tiene que empezar ya. Por eso, la UNESCO, el UNICEF y el Banco Mundial están poniendo en marcha una misión conjunta, Misión: recuperar la educación en 2021, centrada en tres prioridades: lograr que todos los niños vuelvan a la escuela, recuperar el aprendizaje perdido y preparar y apoyar a los docentes. Nos comprometemos a trabajar juntos como organismos multilaterales en torno a estas tres prioridades y a apoyar a los países más directamente en sus esfuerzos por hacer que los niños vuelvan a la escuela y al aprendizaje. Puede que estas prioridades no nos devuelvan la casa de nuestros sueños; su objetivo consiste en apagar primero el fuego.
Hemos fijado objetivos ambiciosos para cada prioridad. Haremos un seguimiento de los avances en la consecución de estos objetivos por medio de indicadores existentes del marco de seguimiento del ODS 4, y haciendo uso de iniciativas de datos más recientes como la Encuesta sobre las respuestas de la educación nacional al cierre de escuelas por la COVID-19 de la UNESCO, el UNICEF y el Banco Mundial y el Rastreador de la recuperación de la educación en el mundo, una nueva herramienta desarrollada en colaboración con la Iniciativa eSchool+ de la Universidad Johns Hopkins, el UNICEF y el Banco Mundial para realizar un seguimiento de los esfuerzos de reapertura de las escuelas y la planificación de la recuperación en más de 200 países y territorios.
Prioridad 1: Todos los niños vuelven a la escuela en un entorno seguro y propicio
La primera prioridad es que todos los niños vuelvan a la escuela para recibir una enseñanza presencial total o parcial antes de finales de 2021 (es decir, volver a las tasas de matriculación previas a la pandemia). En marzo de 2021, más de 168 millones de niños en todo el mundo se habían quedado fuera de cualquier tipo de aprendizaje presencial durante casi un año completo. Esta cifra no incluye a los niños que han abandonado totalmente la escuela como consecuencia de la pandemia.
La experiencia de las escuelas que han vuelto a abrir en todo el mundo muestra que volver a abrir es posible, y que se pueden adoptar todas las medidas posibles para hacerlo de manera segura, incluso en los casos en los que la transmisión comunitaria no se haya cortado completamente y la cobertura de vacunación sea baja. Los niños no solo presentan una menor transmisión del virus SARS-CoV-2 que los adultos, sino que tienen menos probabilidades de padecer los síntomas graves de la COVID‑19 cuando se contagian. Además, las medidas de mitigación como las mascarillas, el distanciamiento físico, la ventilación y el lavado de manos pueden minimizar eficazmente la transmisión de la enfermedad.
Las escuelas no solo imparten educación a los niños; también son muy importantes para su bienestar y su desarrollo, ya que alientan a los niños susceptibles de abandonar la escuela a seguir estudiando, proporcionan una alimentación nutritiva, contribuyen a la vacunación y conectan a los niños con el apoyo psicosocial, en particular los niños que pueden sufrir violencia en sus hogares. Tras verse apartados de estos servicios durante muchos meses, y en muchas partes del mundo durante más de un año, los niños tienen que volver a la escuela para recibir un apoyo integral y recuperar el aprendizaje, la salud y el bienestar general.
Prioridad 2: Recuperar el aprendizaje perdido
Niños de todo el mundo han perdido muchas horas lectivas, lo que se ha traducido en una importante pérdida de aprendizaje. Al volver a la escuela no se puede presuponer que los alumnos puedan iniciar el nuevo nivel dando por sentado que han integrado los conceptos del año anterior. Antes de la pandemia, en particular en los países más pobres, el refuerzo educativo era un lujo. Las escuelas de los niños más desfavorecidos casi nunca ofrecían este refuerzo educativo, y en los casos de sistemas educativos más maduros que sí lo ofrecían, iba dirigido a los niños en riesgo de fracaso escolar.
Tras perder meses de tiempo lectivo, muchos alumnos necesitarán algún tipo de refuerzo educativo. De la misma manera en que la Gran Depresión en los Estados Unidos contribuyó a generalizar la aceptación de una red de seguridad social pública, debemos aprovechar la crisis actual para ampliar y generalizar el refuerzo educativo, centrado en la alfabetización y las nociones elementales de aritmética. En la medida en que las tecnologías digitales pueden contribuir a estos esfuerzos, por medio de los programas de aprendizaje adaptable por ejemplo, los sistemas educativos deberían tratar de aplicarlas a la ampliación del refuerzo educativo. Los programas de clases particulares pueden o no utilizar la tecnología, pero podrían ser importantes. Para finales de año será fundamental que en las escuelas de todos los países se ofrezca este tipo de apoyo en todos los niveles educativos.
En las escuelas los niños también aprenden a reaccionar a los contratiempos y a aprender de ellos, y desarrollan sus competencias socioemocionales. Recuperar meses de aprendizaje perdido también será complicado para ellos, y les exigirá autocontrol, perseverancia y una imagen positiva de ellos mismos. Como el refuerzo educativo, el aprendizaje socioemocional era un lujo antes de la crisis, pero ahora debe generalizarse para que los niños recuperen el tiempo perdido. Para finales de año el objetivo es que las escuelas hayan incorporado el aprendizaje socioemocional a su docencia.
Incorporar estos elementos requerirá una importante inversión financiera para evitar perder a esta generación, así como decisiones administrativas creativas para establecer prioridades en los planes de estudio, adaptar los días lectivos y los calendarios escolares y contratar a más personal según sea necesario.
Prioridad 3: Preparar y empoderar a los docentes
Los docentes están en la primera línea de la lucha contra el incendio, y necesitarán ayuda para apagarlo. Tienen que ayudar a los niños a (volver a) aprender lo que deberían haber aprendido el año académico anterior, además de enseñar los conceptos del plan de estudios del año actual. Necesitarán formación y apoyo adicional para poner en marcha clases de recuperación y aprendizaje socioemocional, ya que para muchos docentes se tratará de tareas nuevas. De la misma manera, los docentes necesitarán probablemente formarse en enseñanza a distancia o combinada, ya que la pedagogía para la enseñanza a distancia o digital no formaba parte de su formación formal. Deben recibir unas herramientas y unos instrumentos mínimos para evaluar el nivel de aprendizaje de sus alumnos y el apoyo que necesitan. Todos los docentes deben estar preparados para el refuerzo educativo, el aprendizaje socioemocional y el aprendizaje a distancia para finales de año.
Los docentes también tienen que preocuparse por su propia salud. Tienen más riesgo de contraer la COVID‑19 que los niños, y tienen más probabilidades de padecer síntomas más graves. Si bien los datos disponibles indican que las escuelas no son lugares más peligrosos que otros entornos laborales, es fundamental que todos los países den prioridad a los docentes en los planes de vacunación, después del personal de primera línea y la población de alto riesgo.
¿Qué harán los asociados?
La UNESCO, el UNICEF y el Banco Mundial unirán sus fuerzas en los países para ayudar a los gobiernos y las autoridades educativas a cumplir esta importantísima misión, y trabajarán con los gobiernos para dar prioridad a la financiación de la educación en favor de estas tres prioridades. Además del seguimiento de la reapertura y la recuperación a nivel mundial, apoyaremos a los países en la medición del aprendizaje, tanto en las aulas como en el sistema en su conjunto tras la reapertura de las escuelas, para realizar un diagnóstico claro de las necesidades de los alumnos y evaluar la magnitud del aprendizaje perdido. También seguiremos prestando asistencia técnica y apoyo financiero para la vuelta a la escuela, para apoyar las actividades en las aulas dirigidas a acelerar el aprendizaje e impartir refuerzo educativo, y para apoyar el desarrollo profesional de los docentes, incluidas las competencias especialmente necesarias para esta crisis.
A principios de 2022 evaluaremos los progresos alcanzados en estas tres prioridades. Esperamos poder contarles que se ha controlado el fuego en la educación y que podemos centrarnos cada vez más en la tarea a largo plazo de la reconstrucción.