Los derechos de las niñas son derechos humanos. Sin embargo, millones de niñas siguen luchando por hacerlos realidad. Las desventajas que sufren las niñas son desproporcionadas en los ámbitos de educación, salud, trabajo y vida familiar, sobre todo en los países más pobres del mundo.
Cuando se entrecruzan factores como la pobreza, la etnia o la discapacidad y cuando prevalecen los estereotipos de género y las relaciones de poder desiguales, la desventaja de las niñas se magnifica.
Esto no es aceptable, las niñas merecen la plena protección de sus gobiernos y el apoyo de sus familias y comunidades. El informe de 2018 de Plan International mostraba cómo la comunidad internacional había prometido en repetidas ocasiones reconocer los derechos humanos de las niñas. A pesar de ello, el informe también constató que, en la década anterior, los avances se habían estancado y cualquier enfoque específico sobre las niñas había desaparecido.
Los enfoques neutrales en cuanto al género y la edad dominaban la agenda internacional debido a los discursos contrapuestos sobre los derechos de la niñez y de las mujeres.
En 2024, ¿qué había cambiado?, si es que había cambiado algo. Este último informe, "El fortalecimiento de los derechos de las niñas como derechos humanos", examina la evolución de 2018 a 2023 y evalúa si las tendencias señaladas en 2018 siguen vigentes y qué nuevos factores afectan a nuestra capacidad para garantizar la igualdad de protección de las niñas en toda su diversidad. El proyecto de 2024 revisó las referencias a las niñas y sus derechos en 3.664 documentos de política internacional para arrojar luz sobre las mejoras, brechas y tendencias relacionadas con los derechos de las niñas en partes clave de la legislación y la política de derechos humanos.
El objetivo de este análisis de la posición de las niñas en la legislación y las políticas de derechos humanos es habilitar a las niñas, en toda su diversidad, para que alcancen su potencial, poner de relieve la injusticia de que sigan siendo marginadas e infravaloradas y mejorar su situación al reconocer la realidad de sus vidas: instaurando los derechos y las protecciones que les corresponden, pero que con demasiada frecuencia se les niegan.