El coronavirus no discrimina a las mujeres, las normas patriarcales de género sí

Más de uno de cada cuatro hogares de América Latina están a cargo de mujeres, la tasa más alta del mundo. Las mujeres y las niñas de la región se ven afectadas por la pandemia de manera desproporcionada, tanto por el riesgo a contraer la enfermedad comopor las medidas de salud pública para contenerla. Las tareas de cuidado atribuidas a las mujeres y su mayor exposición a la precariedad del empleo están entre las causas que las exponen más al COVID-19.
La pandemia de coronavirus amenaza con empeorar los profundos niveles de desigualdad en la región de América Latina y el Caribe empujando a casi 16 millones de personas más a la pobreza extrema. Con esa cifra el número de personas pobres en la región alcanzaría los 214 millones, o el equivalente al 34% de toda la población de América Latina y el Caribe.
Un informe conjunto de la agencia humanitaria internacional CARE y ONU Mujeres concluye que, aparte de la persistente y omnipresente desigualdad entre los géneros en la región, uno de los grupos poblacionales más perjudicados por la enfermedad es el compuesto por las mujeres, las niñas y las personas LGBTIQ+.
Pese a que los principales afectados por la COVID-19 son los hombres, los ancianos y las personas con enfermedades crónicas y sistemas inmunológicos débiles, las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada tanto por el riesgo a contraer la enfermedad como** por las medidas de salud pública para contenerla**.
"Las normas patriarcales de género colocan la carga del trabajo de cuidado directamente sobre los hombros de las mujeres y las niñas, exponiéndolas a un riesgo adicional tanto en la esfera profesional como en la doméstica" destaca el informe.
La precariedad laboral afecta a las mujeres desproporcionadamente
Además, las altas tasas de participación en la fuerza de trabajo informal y la precariedad laboral propician que las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por las medidas de contención política, económica y social, ya que sus sectores de trabajo son los más afectados.
Más de uno de cada cuatro hogares de la región están a cargo de mujeres, la tasa más alta del mundo. Esta situación **ahonda aún más la feminización de la pobreza **y la vulnerabilidad de las mujeres a los efectos sanitarios y económicos de COVID-19, ya que muchas dependen del trabajo informal y precario para sus ingresos.
En comparación con el 93% de los hombres, sólo el 67% de las mujeres de América Latina y el Caribe participan en la fuerza de trabajo formal y más de 126 millones trabajan en el sector informal. Asimismo, sufren más complicaciones para acceder a las opciones de teletrabajo o generar ingresos a través del trabajo fuera de sus hogares.
Así, el escenario de interrupción laboral debido a la covid-19 provoca que las mujeres y niñas tengan más probabilidades de perder su fuente de ingresos que sus contrapartes masculinas y menos acceso a los mecanismos de protección social.
En especial, preocupa la situación de vulnerabilidad de las trabajadoras domésticas que se enfrentan a una mayor exposición al riesgo en los hogares de sus empleadores, así como a una mayor carga de cuidados.
Trabajo en el hogar y desigual reparto de tareas
El cierre de escuelas, espacios públicos o guarderías como medida de respuesta a la pandemia agrava aún más las tareas no remuneradas de las mujeres en el hogar y la división de éstas. Antes de la aparición de la enfermedad, las mujeres latinoamericanas ya **dedicaban casi 3 veces más tiempo al trabajo de cuidado no remunerado **que los hombres.
"Esta carga de trabajo invisible es lo que ha sostenido a los hogares, los sistemas de salud y la economía a lo largo de la respuesta a la pandemia y ha sido esencial para respaldar las estrategias nacionales de salud pública a lo largo de COVID-19", indica el estudio.
Otra fuente importante de ingresos para los hogares de América Latina y el Caribe son las remesas y la interrupción de esta fuente de ingresos debido al coronavirus se prevé que "tendrá un impacto desproporcionado en las mujeres y sus familias, que dependen de estos recursos, afectando sobre todo a quienes viven en la pobreza y la extrema pobreza".
El sector sanitario es mayoritariamente femenino
Las mujeres representan un 74% de la fuerza de trabajo en el ámbito sanitario y social por lo que muchas de ellas entrarán en contacto directo con los pacientes de COVID-19 y corren un mayor riesgo de contraer el virus.
"Aunque las mujeres constituyen más que la mayoría de este sector, ocupan pocos puestos de liderazgo y de toma de decisiones, y los hombres ocupan el 75% de todos los puestos de liderazgo en el sector de la salud", añade el informe.
Recomendaciones clave del estudio
- Las distintas organizaciones deberían seguir invirtiendo en el análisis de género e intersectorial, especialmente a medida que evolucionan las respuestas de los gobiernos
- Además, deberían asegurarse de que todos los nuevos informes se compartan ampliamente y de que la programación y las políticas se adapten a las necesidades continuas y cambiantes a medida que se modifican las respuestas a la pandemia
- A medida que los gobiernos comiencen a levantar los cierres de salud pública y otras medidas de COVID-19, será esencial que los actores humanitarios y los responsables de la formulación de políticas se aseguren de que se incluya una perspectiva de género en todo el proceso de respuesta y recuperación
Otras recomendaciones
Realizar análisis de género e intersectoriales específicos por país con recomendaciones de respuesta contextualizadas para diversos grupos de mujeres, hombres, niños, niñas y personas LGBTIQ+; especialmente aquellos que actualmente están subrepresentados en los datos.
Recopilar sistemáticamente datos desglosados por sexo y edad (como mínimo) en todas las esferas pertinentes para la respuesta de COVID-19 en materia de salud, social, económica y política.
Asociarse con diversas mujeres y organizaciones de LGBTIQ+ y apoyar su participación y liderazgo como piedra angular de una respuesta y recuperación eficaces de COVID-19
Garantizar que todas las actividades de respuesta y recuperación de la COVID-19 proporcionen entornos laborales bien informados sobre el padecimiento, favorables a las mujeres e inclusivos.
Identificar y abordar la división desigual del trabajo relacionado con los cuidados de personas, y el trabajo doméstico no remunerado, como elemento esencial de la respuesta económica y de salud pública de emergencia.
Ofrecer el apoyo socioeconómico adecuado a las mujeres y niñas que prestan servicios de cuidado como piedra angular de todo el diseño de programas humanitarios y de todas las políticas de recuperación, desde la definición de "trabajadores esenciales" hasta los programas de transferencia de efectivo y/u otros apoyos humanitarios sectoriales.