El 2013 es un año particularmente importante: celebramos el Año Internacional de la Quinua (AIQ), y comenzamos formalmente los preparativos del Año Internacional de la Agricultura Familiar (AIAF) 2014. Quinua y agricultura familiar van de la mano: ambas pueden contribuir de manera sustancial a combatir el hambre, pero ambas requieren, para desplegar su enorme potencial, de inversión.
La Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe funge como Secretaría Técnica del AIQ 2013. El 20 de febrero se realizó el lanzamiento mundial del AIQ 2013 en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York, con la participación del Gobierno Plurinacional de Bolivia, en su calidad de Presidente del Comité Internacional de Coordinación del AIQ 2013. En el evento se abordaron temas referentes a la contribución de la quinua a la seguridad alimentaria, la nutrición, y la erradicación de la pobreza; la biodiversidad y el potencial de este cultivo para hacer frente al cambio climático.
También se habló de la contribución de los pueblos indígenas y sus saberes ancestrales en el manejo de la quinua, que ha permitido que este cultivo se conserve por más de 7.000 años.
Por su parte, ya ha sido instalado el Comité Mundial de Seguimiento del AIAF 2014, con la participación de doce estados miembros de la FAO y representantes del FIDA, PMA, otras agencias de Naciones Unidas, Bioversity, Foro Rural Mundial, Unión Europea, organizaciones de productores y sector privado.
Los arreglos institucionales a nivel mundial parecen estar dados, y sin duda la designación del AIQ 2013 y el AIAF 2014 contribuirán a sensibilizar a gobiernos y a la opinión pública sobre la importancia y potencial contribución de la agricultura familiar en general y de la quinua en particular. Sin embargo, los países tendrán que redoblar esfuerzos.
En efecto, llama la atención que en su más reciente edición, El Estado Mundial de la Agricultura y la Alimentación de la FAO señala una fuerte contracción del gasto público en la agricultura en los países en desarrollo, sobre todo en América Latina y el Caribe. En esta región, el gasto público en agricultura respecto del total cayó del 6,9% en 1980 al 1,9% en 2007. Esta proporción es de hecho la más baja entre todos los países en desarrollo, y contrasta con cifras como la de Asia del Este y Pacífico (6,5%) y la del Sur de Asia (4,9%).
Dentro de la inversión total en la agricultura, aquella proveniente de los propios productores agropecuarios es la más importante. Pero los gobiernos se constituyen en agentes que fomentan o ahuyentan la inversión, tanto a través de sus políticas, como mediante el clima o las condiciones que propician.
El agricultor familiar y el productor de quinua en particular incrementarán la inversión productiva conforme se reduzcan los altos costos de transacción que enfrentan, y que obedecen muchas veces a asimetrías de información o falta de infraestructura, áreas que competen al quehacer de los gobiernos. Los productores también incrementarán su inversión conforme los Institutos de Investigación Agropecuaria y las Universidades focalicen su trabajo hacia la intensificación sostenible de la producción, combinando la sabiduría ancestral de los agricultores familiares con los desarrollos tecnológicos modernos. Habrá también mayor inversión privada conforme mejore la oferta de servicios financieros al sector rural y los mecanismos de gestión de riesgos tanto ambientales como económicos.
Entonces, celebrar el Año Internacional de la Quinua 2013, y preparar el Año Internacional de la Agricultura Familiar 2014, va mucho más allá de los necesarios eventos internacionales. Hablamos de acciones concretas para favorecer el clima para la inversión productiva. El éxito y el alcance de los objetivos del AIQ 2013 y el AIAF-2014 responderán al trabajo que se realice en cada país, con todos los involucrados, donde los productores deberán llevar la voz cantante.
¡Muy feliz y productivo 2013!
Editorial
Salomón Salcedo
Oficial Principal de Políticas Coordinador del Grupo Prioritario de Agricultura Familiar