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Asistencia para las actividades relativas a las minas - Informe del Secretario General (A/76/283)

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Septuagésimo sexto período de sesiones
Tema 51 del programa provisional*
Asistencia para las actividades relativas a las minas

I. Introducción

  1. Este informe, que abarca el período comprendido entre agosto de 2019 y julio de 2021, se presenta de conformidad con la resolución 74/80 de la Asamblea General sobre la asistencia para las actividades relativas a las minas. En el informe se aborda la ejecución de la Estrategia de las Naciones Unidas de Actividades relativas a las Minas para 2019-2023 y se destaca la perseverancia de las Naciones Unidas en ese ámbito frente a la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19), por cuya causa se restringieron las rotaciones del personal y se suspendieron muchas sesiones de capacitación presencial e iniciativas comunitarias de educación sobre el peligro de las municiones explosivas, se exacerbaron las vulnerabilidades de las comunidades afectadas por la contaminación por municiones explosivas y empeoraron los problemas de acceso para las personas con discapacidad. La pandemia también creó incertidumbre financiera, que persiste hasta el día de hoy.

  2. Si bien los datos facilitados por los programas de las Naciones Unidas1 en 2019 indicaban que las minas terrestres, los restos explosivos de guerra y los artefactos explosivos improvisados habían causado 15.764 bajas, los datos comunicados en 2020 mostraban que ese número se había reducido a 10.102, lo que representaba una disminución del 35 %. Es probable que ese cambio se pueda atribuir a las restricciones a la circulación impuestas por la pandemia, lo que supuso un menor número de bajas y limitó la recopilación de datos, así como a los recortes presupuestarios, que también pueden haber obstaculizado la reunión de datos. En algunos casos, la reducción parece correlacionarse con la evolución positiva de los acontecimientos, por ejemplo, en Somalia, donde la liberación por las fuerzas armadas somalíes de las zonas controladas por Al-Shabaab en la región de Bajo Shabele hizo que disminuyeran los atentados con artefactos explosivos improvisados a gran escala, que históricamente causaban un gran número de bajas. Si bien el Iraq registró el mayor número de bajas, seguido de la República Árabe Siria, el Yemen, el Afganistán y Somalia, todos, excepto el Yemen, mostraron una reducción de las bajas en 2020 en comparación con 2019.

  3. Los artefactos explosivos improvisados representaron el 57 % de las bajas causadas por municiones explosivas y registradas por los actores y entidades del sistema de las Naciones Unidas de actividades relativas a las minas en 2019, y el 56 % en 20202 ; los grupos armados no estatales los emplean de diversas maneras con el fin de causar el máximo daño. En el Afganistán se utilizaban cada vez más los artefactos explosivos improvisados magnéticos, de rápida y fácil colocación, mientras que en Libia se colocaban artefactos explosivos improvisados en las casas vacías para agredir a los civiles que regresaban. Es de destacar la necesidad de una respuesta regional y multidisciplinaria, ante los indicios de que se estaban transfiriendo componentes y metodologías para el uso de artefactos explosivos improvisados a través de las fronteras y de una región a otra, como se ha visto, por ejemplo, entre Burkina Faso y Malí, Somalia y el Yemen, y el Camerún y Nigeria.

  4. Si bien se avanzó mucho en la limpieza de la contaminación heredada, en particular en la República Democrática Popular Lao y en Viet Nam, se registraron situaciones de contaminación nuevas o empeoradas en zonas donde las hostilidades continuaban o se intensificaban, por ejemplo, en Nagorno Karabaj y sus alrededores en la subregión del Cáucaso meridional, en Myanmar y en la región etíope de Tigré. En la República Centroafricana, un ataque asimétrico con explosivos contra el personal de mantenimiento de la paz marcó el surgimiento de una nueva amenaza explosiva que requería una respuesta en materia de acción contra las minas. La urbanización de los conflictos y el uso de armas explosivas en zonas pobladas siguieron causando sufrimiento entre la población civil. Cuando en 2020 se emplearon armas explosivas en zonas pobladas, el 88 % de los muertos y heridos fueron civiles, frente al 16 % cuando esas armas se utilizaron en otras zonas (S/2021/423). El uso de armas explosivas en zonas pobladas provocó además una compleja contaminación, lo que repercutió negativamente en la labor de los equipos de respuesta inicial y de los organismos humanitarios y de desarrollo. Las municiones explosivas también contribuyeron a crear emergencias humanitarias y desplazamientos. De los 82,4 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo a finales de 2020 como consecuencia de emergencias relacionadas con los conflictos y el clima3 , muchas se enfrentaron a amenazas procedentes de municiones explosivas en sus rutas de migración y en sus intentos de regresar a sus hogare s. En particular, según informes procedentes del Camerún en 2021, los atentados suicidas y las incursiones con artefactos explosivos habían sido factores clave en el desplazamiento de más de 400.000 personas y habían provocado un rápido aumento de las necesidades humanitarias, al cifrarse en más de 1,2 millones las personas necesitadas de asistencia humanitaria4 .

  5. La necesidad de apoyo a la acción contra las minas siguió creciendo en los contextos humanitarios, como lo demuestra el aumento de los mecanismos establecidos en relación con la esfera de responsabilidad de las actividades relativas a las minas, bajo los auspicios del Grupo Temático Mundial sobre Protección, de 12 en 2018 a 15 en 2019 y 16 en 20205 ; la demanda seguirá creciendo en 2021. La incorporación de las actividades relativas a las minas en los planes de respuesta humanitaria también aumentó, de 12 en 2018 a 17 en 2019 y 18 en 2020. Dado que las municiones explosivas limitaban el desarrollo y el crecimiento económico en la mayoría de los países y territorios afectados (fuese por la contaminación de tierras que podrían utilizarse para actividades socioeconómicas o para el desarrollo de las infraestructuras, o porque dificultan la creación de un entorno propicio para el desarrollo al instigar la violencia y los conflictos), se ha tratado de aprovechar el papel de las actividades relativas a las minas como elemento facilitador del desarrollo sostenible.