Prólogo
La aparición de la Covid-19 ha agravado las desigualdades hasta llegar a extremos insostenibles en todos los rincones de la Tierra. América Latina y el Caribe ya era la región más desigual del mundo antes de la pandemia. Y los recientes avances en la lucha contra la pobreza podrían quedar en nada como consecuencia de la crisis sanitaria mundial. El mundo necesita, hoy más que nunca, sistemas educativos inclusivos para responder a la presión de la Covid-19 sobre aprendizaje para todos, así como para desarrollar resiliencia de cara a las grandes crisis que nos pueda deparar el futuro.
Las plataformas en línea han sido una respuesta educativa inevitable al cierre de escuelas, pero menos de la mitad de los hogares de la región tienen acceso a internet o una computadora. A las desigualdades ya existentes, la pandemia ha añadido un riesgo de marginación y desconexión de los alumnos, que ya eran un grave problema para muchas comunidades pobres, personas con discapacidad, numerosas comunidades migrantes y los niños varones, particularmente en el Caribe.
Hay numerosos e importantes ejemplos de núcleos de inclusión educativa en la región, que pueden servir de referencia para otras regiones e ilustran perfectamente el valor de la diversidad. No obstante, es preciso ponerse manos a la obra y trabajar en esa dirección, luchando activamente contra la persistencia de la discriminación y la segregación.
Este informe señala claramente los cambios más necesarios. La mayoría de los países ya han incorporado la diversidad y la identidad a sus planes de estudios, pero no todos los grupos están representados y sigue sin resolverse el problema de la enseñanza en la lengua natal de los niños, según el Informe. Prácticamente todos los países de la región reúnen datos sobre los orígenes étnicos para informar sus políticas, pero muchos de ellos siguen sin llevar a cabo encuestas por hogares para obtener datos específicos sobre las desventajas que padecen. La región tiene el mayor porcentaje de docentes formados en cuestiones de inclusión, pero muchos de ellos siguen luchando contra las desigualdades y lidiando con el impacto migratorio sin una pedagogía adecuada. El Informe aboga por la lucha contra la segregación socioeconómica y étnica en la escuela.
Todos los dirigentes barajan sus mejores cartas para salir de la pandemia al menor costo posible. El Informe nos recuerda que, si no invertimos hoy en educación, estaremos abocando al mundo a mayores niveles de exclusión, desigualdad y polarización. Sin educación, los programas de recuperación no funcionarán. Ya no hay tiempo que perder. Debemos salvar nuestro futuro. En palabras de nuestro Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, debemos garantizar sin demora una educación inclusiva, equitativa y de calidad, y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
Stefania Giannini Subdirectora General de Educación de la UNESCO