Los precios mundiales de los alimentos cayeron en 8% entre septiembre y diciembre de 2011. El trigo, el maíz y el arroz redujeron su valor debido a mejores condiciones de oferta y en el contexto de las inquietudes respecto de la situación de la economía mundial. Sin embargo, los precios internacionales siguen altos y el respectivo índice anual de 2011 supera en 24% al indicador de 2010.
Las perspectivas en torno a la disminución de los precios en 2012 son favorables gracias al aumento en la oferta. Sin embargo, los valores mundiales siguen elevados e inestables, los mercados se mantienen limitados y los precios del petróleo son inciertos. Ha habido una fuerte demanda de áreas en déficit y el fenómeno climático de La Niña ya generó las pérdidas de producción esperadas. A nivel nacional, los precios continúan altos y volátiles y registran diferencias considerables entre los diversos países.
Esta reducción mundial no es motivo para dejar de vigilar estrechamente los movimientos de precios. Debido a que los precios nacionales se mantienen altos, los hogares han adoptado estrategias de superación, que si bien siguen patrones comunes no son universales. Estas medidas pueden compensar en parte algunos de los efectos de las crisis, pero los trastornos alimentarios pueden tener consecuencias nutricionales devastadoras rápidamente, en especial en los países de ingreso bajo con redes de protección social inadecuadas.
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