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Actualización del AC Türk al Consejo de Derechos Humanos: "Necesitamos la defensa más sólida posible del derecho internacional y de los derechos humanos"

16 junio 2025
Pronunciado por: Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Sr. Presidente, Excelencias, distinguidos delegados y delegadas,

A la vez que nos reunimos aquí los conflictos aumentan de forma descontrolada.

La escalada militar que observamos entre Israel e Irán es sumamente preocupante.

Me uno a todos los actores que han hecho un llamamiento a reducir las tensiones y a entablar negociaciones diplomáticas de manera urgente para poner fin a estos ataques y encontrar una solución a esta crisis. Hago también un llamamiento al pleno respeto por el derecho internacional por ambas partes, en particular en lo que concierne a la protección de la población civil en zonas densamente pobladas.

Mientras tanto, el caos climático sigue siendo extremadamente virulento.

Y en todas las regiones del mundo, está arraigando la incertidumbre económica, paralelamente a un desarrollo sin control de la tecnología, a una velocidad de vértigo.

Detrás de cada crisis, hay personas que sufren. No debemos perder nunca de vista esta realidad.

Las Naciones Unidas se fundaron para acabar con las guerras, para reafirmar la fe en derechos humanos fundamentales, y para promover la justicia y el derecho internacional.

Durante 80 años, todas esas promesas contribuyeron a ofrecer un nivel mayor de paz y desarrollo sostenible. La esperanza de vida aumentó en 25 años. La cifra de personas con un nivel básico de educación se duplicó.

Los Estados acordaron leyes de gran alcance sobre la guerra. Aprobaron tratados acerca de los derechos de las mujeres, del medioambiente, del desarme, sobre la prevención del genocidio.

A pesar de haber estado cerca de la aniquilación nuclear en diversas ocasiones, finalmente prevaleció la razón.

Nuestros acuerdos globales han demostrado su eficacia durante décadas, proporcionando una visión de un futuro mejor.

Actualmente, vemos cómo se dan pasos radicales para debilitar todos estos acuerdos, creando un mundo más peligroso para todos nosotros y nosotras.

¿Podemos quedarnos mirando mientras se intenta socavar la seguridad y prosperidad globales?

¿Nos quedaremos de brazos cruzados mientras se va erosionando el estado de derecho?

¿Podemos continuar con nuestra vida cotidiana, a la vez que países poderosos prescinden de los acuerdos que apuntalan nuestras vidas?

¿Podemos arriesgarnos a que se desaten conflictos masivos por culpa de las valoraciones y agendas personales de algunos líderes?

Debemos preguntarnos, ¿es este el mundo que imaginaron los artífices de la Carta?

Y nuestra respuesta debe consistir en la defensa más sólida posible del derecho internacional y de los derechos humanos.

La trayectoria actual, de incremento de conflictos y un desprecio flagrante por las normas internacionales de derechos humanos y el derecho humanitario, es indefensible.

Los civiles son víctimas de ataques deliberados.

Las partes en los conflictos usan el hambre y la violación como armas de guerra.

Se obstaculiza ayuda humanitaria vital, y los trabajadores y trabajadoras de ayuda humanitaria son atacados.

Además, a menudo la rendición de cuentas brilla por su ausencia.

Sr. Presidente,

Los medios y métodos de guerra usados por Israel están infligiendo un sufrimiento horrendo e intolerable a la población palestina en Gaza. Más de 55.000 personas palestinas han sido asesinadas, incluyendo a muchos miles de niños y niñas, según el Ministerio de Salud de Gaza, a la vez que los ataques continúan de manera incesante. Israel utiliza la provisión de alimentos como arma y ha bloqueado la entrada de ayuda necesaria para salvar vidas. Yo insto a que se lleven a cabo investigaciones imparciales e inmediatas sobre estos ataques letales contra civiles desesperados que intentan llegar a los centros de distribución de alimentos. La retórica perturbadora y deshumanizante usada por altos funcionarios del gobierno israelí recuerda a algunos de los crímenes más graves.

Asimismo, la negativa de Israel de permitir que periodistas internacionales informen desde Gaza ha ayudado a sus fuerzas armadas y a Hamás a evitar la transparencia y la rendición de cuentas.

Los hechos hablan por sí solos. Todos los miembros del gobierno han de reaccionar y darse cuenta de lo que está ocurriendo en Gaza. Y todos aquellos que tengan influencia deben ejercer la máxima presión sobre Israel y Hamás, para poner fin a este sufrimiento intolerable.

En la Ribera Occidental, no pasa un día sin que haya ataques por parte de las Fuerzas de Seguridad de Israel y sin que colonos asesinen, detengan y desplacen por la fuerza a personas palestinas. Los asentamientos son ilegales; la anexión es ilegal.

También continúan los ataques contra israelíes por parte de palestinos armados, tanto en Israel como en la Ribera Occidental ocupada.

Todo esto es profundamente preocupante. Solamente una cesación del fuego inmediata que conduzca a una solución de dos estados, teniendo a Gaza como parte integral de un Estado Palestino, puede ofrecer una paz sostenible. Todos los rehenes israelíes deben ser puestos en libertad de forma inmediata e incondicional. Todas las personas palestinas detenidas de forma arbitraria deben ser puestas en libertad.

Me preocupan los ataques aéreos y con drones por parte de Israel en Líbano, incluyendo en el sur de Beirut, los cuales han acabado con la vida de civiles y destruido viviendas e instalaciones médicas. Insto a que se respete plenamente la cesación del fuego con el objeto de permitir la reconstrucción, así como el regreso a sus hogares de todas las personas desplazadas a ambos lados de la frontera. En este momento crítico, es clave que la comunidad internacional respalde las iniciativas del gobierno libanés en pro de las necesarias reformas institucionales y la recuperación socio-económica.

En Ucrania, a la vez que las conversaciones para una cesación del fuego se estancan, el conflicto sigue intensificándose. El número de víctimas civiles se ha incrementado de forma considerable este año, ya que las fuerzas armadas rusas utilizaron armas de largo alcance contra ciudades, además de drones en zonas de primera de línea del frente. Si bien ha habido intercambio de prisioneros de guerra y, en algunos casos, de detenidos civiles, muchos de ellos siguen aún en cautiverio. Insto a la Federación de Rusia y a Ucrania a comprometerse a llevar a cabo un intercambio completo de prisioneros de guerra, y a que se ponga en libertad de forma inmediata a los civiles ucranianos detenidos en Rusia. Necesitamos de manera urgente una cesación del fuego generalizada como paso previo a un acuerdo de paz en consonancia con la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional.

Sudán se hunde cada vez más en el caos y la anarquía, sin que se le preste la atención debida que esta situación demanda. Se han intensificado las hostilidades en Darfur Septentrional y en Kordofán, las cuales se caracterizan por graves violaciones del derecho internacional humanitario y las normas internacionales de derechos humanos. Mi Oficina documentó que se había triplicado el número de asesinatos arbitrarios de civiles entre febrero y abril. Este hecho se debió en gran parte a las ejecuciones sumarias por parte de las Fuerzas Armadas de Sudán de presuntos colaboradores en Jartum.

Sigo estando especialmente preocupado por la situación que se vive en El Fasher, el cual lleva sitiado más de un año ya por las Fuerzas de Apoyo Rápido. Estoy horrorizado por la violencia sexual generalizada, incluyendo la que afecta a niños y niñas, y por los ataques contra actores humanitarios. Insto a la comunidad internacional a presionar en busca de una solución política, a detener la corriente de armas, y a poner freno a los intereses empresariales que alimentan este conflicto. Se deben exigir responsabilidades a todas las partes.

En Myanmar, los militares aprovecharon la confusión provocada por el terremoto de marzo para redoblar sus ataques contra civiles, a la vez que restringieron aún más el acceso a ayuda humanitaria. Las operaciones militares han continuado, con denuncias de ataques contra escuelas, centros religiosos y otros lugares protegidos. Esta violencia debe cesar. Apelo a las partes a cumplir plenamente con el derecho internacional, lo que incluye las medidas que ya dispuso la Corte Internacional de Justicia con el objeto de proteger a los Rohingya.

Sigo estando sumamente preocupado por la situación de derechos humanos en la región oriental de la República Democrática del Congo sobre la que ofreceré más información durante el día de hoy.

La escalada de las hostilidades en el Sudán meridional es extremadamente preocupante, y amenaza el ya de por sí frágil proceso de paz del país. En el primer trimestre de 2025, mi Oficina documentó que habían sido asesinadas 739 personas, más de 650 heridas, casi 150 secuestradas, y 40 sujetas a violencia sexual. Insto a las partes a cesar las hostilidades, a reanudar el diálogo y a respetar el Acuerdo de Paz Revitalizado de 2018.

Me quedé horrorizado por los ataques sucedidos cerca de Pahalgam, en la zona de Cachemira administrada por India. Los autores deben comparecer ante la justicia. Insto tanto a India como a Pakistán a garantizar que se mantiene la cesación del fuego, a impedir la difusión de retórica de odio y de desinformación, y a restablecer los acuerdos fundamentales de un uso compartido de las aguas.

Reitero mi llamamiento a la puesta en libertad inmediata e incondicional por parte de las autoridades hutíes de facto en Yemen de personal perteneciente a las Naciones Unidas, a organizaciones de la sociedad civil, y a misiones diplomáticas, entre quienes se incluyen ocho de mis empleados. Estas detenciones suponen una ofensa contra toda la comunidad internacional.

Sr. Presidente,

Existen otras crisis que también exigen nuestra atención urgente.

Haití se está sumiendo en una inestabilidad aún mayor, lo que está causando un sufrimiento enorme. Al menos 2.680 personas fueron asesinadas y 957 heridas entre enero y mayo. Las bandas están reforzando su control sobre la capital y ampliando su influencia hacia las regiones del norte y el centro, a la vez que asesinan, violan e incendian casas, escuelas, iglesias y comercios. La creación en curso de grupos de patrullas ciudadanas y de auto-defensa que no han de rendir cuentas es un elemento preocupante.

Yo espero que los grupos operativos judiciales que se acordaron en abril pasado para hacer frente a la violencia sexual, la corrupción y otros delitos, se pongan en marcha sin mayor dilación, a la vez que animo a prestar un firme apoyo a la Misión de las Naciones Unidas y a la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad.

La situación en Libia pende de un hilo. Los enfrentamientos del mes pasado en Trípoli provocaron numerosas víctimas civiles además de amenazar el frágil proceso de reconciliación. Las fuerzas de seguridad y grupos armados están asesinando, secuestrando, y deteniendo a sus rivales políticos con total impunidad. Estoy consternado por los continuos abusos y violaciones cometidos contra migrantes, refugiados y refugiadas, y hago un llamamiento a las autoridades a investigar el descubrimiento de docenas de cuerpos en centros de detención.

En Siria, el anuncio del levantamiento de las sanciones, sumado a la creación de comisiones nacionales sobre Justicia de Transición y Personas Desaparecidas ofrece oportunidades interesantes. Me preocupan no obstante las denuncias continuas de violencia contra determinadas comunidades, por lo que animo a reforzar las medidas de protección y de rendición de cuentas. Estamos esperando a conocer el resultado de la investigación sobre la violencia que condujo a cientos de muertes en zonas costeras a principios de este año. Insto a las autoridades a asegurar que los responsables rinden cuentas de conformidad con las normas internacionales. Una presencia significativa del ACNUDH en el país sería clave a la hora de apoyar un proceso de justicia de transición exhaustivo y centrado en las víctimas.

En Etiopía, una vez más las tensiones políticas están al alza en Tigray. Animo a todos los interesados a establecer un diálogo positivo y a garantizar la implementación del Acuerdo de Cese de Hostilidades. También solicito a las autoridades que protejan el tan necesario espacio cívico previo a las elecciones del año próximo, a poner fin a la detención arbitraria e intimidación de periodistas y trabajadores de medios de comunicación, así como a asegurar el respeto por el debido proceso.

Sr. Presidente,

Las autoridades militares en el Sahel se han afianzado en el poder, frustrando las aspiraciones democráticas de su pueblo, a la vez que empeora la situación de derechos humanos. En Burkina Faso, Mali y Níger, miles de civiles han sido asesinados en ataques por parte de grupos armados extremistas. También hemos recibido denuncias de civiles asesinados por las fuerzas del Gobierno y sus fuerzas de apoyo en estos tres países. Toda respuesta a amenazas a la seguridad debe respetar el derecho internacional.

Me preocupa la creciente inestabilidad en Nigeria, la cual amenaza con extenderse más allá de las fronteras del país. Grupos armados han intensificado los asesinatos, secuestros, violencia sexual, además del reclutamiento forzado, a la vez que aumenta la violencia intercomunitaria entre comunidades agrícolas y pastores.

Me alienta que el Gobierno Interino y los partidos políticos en Bangladesh estén consiguiendo avances gracias al diálogo. Yo animo a seguir avanzando de manera firme en las reformas, para crear el entorno necesario para desarrollar elecciones libres e inclusivas. A pesar de esto, me inquietan cambios recientes en la legislación cuyo objetivo es facilitar la prohibición de partidos políticos y organizaciones, así como toda actividad relacionada con ellos. Esto restringe indebidamente las libertades de asociación, expresión y reunión.

Mi Oficina confía en alcanzar pronto un acuerdo sobre una ampliación de nuestra presencia.

Sr. Presidente,

Por todo el mundo, al menos 625 defensores y defensoras de derechos humanos y trabajadores de medios de comunicación fueron asesinados o desaparecidos en 2024, según datos recopilados por mi Oficina. Esto equivale a uno cada 14 horas.

En numerosos lugares de todo el planeta, la sociedad civil y los medios son vilipendiados, acosados, y silenciados. Pero son precisamente la sociedad civil y los medios de comunicación quienes ostentan el poder de exigir rendición de cuentas, por lo que deben quedar protegidos.

En lo que supone una tendencia alarmante, las autoridades de varios países donde está previsto que se celebren elecciones próximamente, incluyendo Camerún, Côte d’Ivoire, Honduras, Perú y Uganda, entre otros, están prohibiendo las concentraciones públicas, deteniendo a líderes de la oposición, socavando a la sociedad civil y atacando a defensores y defensoras de derechos humanos. Sigo de cerca los acontecimientos recientes en Bolivia. Es necesario garantizar la integridad electoral con anterioridad a las elecciones de agosto. Deben prevalecer el diálogo y el respeto por el estado de derecho.

En Somalia, el arresto y detención de periodistas y trabajadores de medios de comunicación está debilitando la libertad de expresión y creando un clima de temor. Aproximadamente 26 periodistas y trabajadores de medios han sido detenidos en Mogadiscio en lo que llevamos de año.

Mi Oficina está documentando un incremento de detenciones arbitrarias e intimidación de rivales políticos y trabajadores de medios de comunicación en Venezuela, tras las elecciones de 2024. Estoy muy preocupado por los casos de tortura y malos tratos durante la detención y por las violaciones de las garantías procesales. Ofreceré una actualización el 27 de junio.

En Türkiye, me preocupan las detenciones masivas, incluyendo las de figuras de la oposición, acusadas de corrupción y terrorismo. Todas las personas que fueron detenidas por ejercer legítimamente sus derechos deben ser puestas en libertad de inmediato.

En Georgia y El Salvador, se han promulgado nuevas leyes que dificultan el acceso de las ONG y los medios de comunicación independientes a la financiación extranjera. Esta situación podría perjudicar su capacidad para actuar con libertad y eficacia. En Hungría se está debatiendo una legislación similar. Exhorto al gobierno a que lo reconsidere.

En la Federación de Rusia, me sigue preocupando sumamente la opresión actual de las voces disidentes, la sociedad civil, los abogados y los medios de comunicación independientes. Las acusaciones penales y las sentencias duras que se imponen a quienes critican la política o la legislación del Estado contravienen las normas internacionales de derechos humanos.

Durante mi visita a Serbia el mes pasado, me impresionó el valor y la resistencia de la juventud, que se ha movilizado en favor de la rendición de cuentas, la transparencia y el Estado de derecho. Sus voces deben escucharse y respetarse.

Sigo dialogando con China de forma directa sobre una serie de cuestiones. Me inquieta la falta de avances en una reforma legal tan necesaria para garantizar el cumplimiento del derecho internacional de derechos humanos. Igualmente, lamento que aún no se hayan resuelto los casos individuales que hemos planteado. Mi Oficina sigue recibiendo denuncias preocupantes de violaciones en Xinjiang, entre otras, penas de prisión indebidas, detenciones en régimen de incomunicación y restricciones a los derechos fundamentales. En Hong Kong, la aplicación continuada de leyes de seguridad nacional suscita gran preocupación por la constricción del espacio cívico. En Tíbet, se siguen infringiendo derechos culturales y de otro tipo. Pido que se ponga en libertad a todas las personas detenidas por ejercer sus derechos y que adapten la legislación y las políticas al derecho internacional de derechos humanos.

Sr. Presidente,

Las tensiones sociales suelen tener su origen en una discriminación sistémica y prolongada por motivos de raza, religión, sexo, orientación sexual, identidad de género, condición de migrante, casta y otras características.

Las políticas para abordar esa discriminación han cosechado éxitos importantes en todas las regiones del mundo.

Algunos las denominan políticas DEI. Yo las llamo la defensa de la igualdad.

Cuando analizamos el rechazo a estas políticas, lo vemos tal y como es: una tergiversación fundamental que muestra la decisión estratégica de utilizar a los grupos vulnerables como chivos expiatorios.

La discriminación no es algo inusual ni aleatoria, sino generalizada. En 119 países, una de cada cinco personas declaró haber sufrido discriminación en el último año, según datos recopilados por mi Oficina.

El legado brutal del colonialismo persiste. El racismo sigue siendo una lacra.

En Brasil, Estados Unidos y otros países, los afrodescendientes siguen sufriendo de forma desproporcionada el uso excesivo de la fuerza, incluyendo las muertes a manos de las fuerzas del orden.

Según los datos que ha recabado mi Oficina, las mujeres de todo el mundo sufren una discriminación que duplica con creces la experimentada por los hombres.

En algunas partes de la Federación de Rusia y de Estados Unidos, las restricciones a los derechos reproductivos de la mujer y su derecho a la asistencia sanitaria son muy severas. Estos derechos resultan esenciales para la participación y el liderazgo de la mujer en todas las esferas de la vida.

De manera más general, pido a todos los Estados que apliquen cuotas de género para la representación política de las mujeres, y lamento su abolición en algunos países.

En Irán, tomo nota de la suspensión temporal de la llamada Ley del hijab y solicito su derogación total, junto con todas las leyes y prácticas conexas que restringen los derechos de las mujeres y las niñas.

Por otro lado, en Afganistán, las autoridades de facto siguen aplicando una política sistemática de borrar a mujeres y niñas de la esfera pública. Incluso sus voces se silencian fuera del hogar, y tienen prohibido la educación superior y la mayoría de los empleos.

Asimismo, los derechos de las personas con discapacidad sufren retrocesos tras años de avances. Algunos países están reduciendo la accesibilidad y recortando la financiación de los programas de acceso. Es más, personas influyentes se han burlado sin tapujos de las personas con discapacidad.

Las personas LGBTIQ+ siguen siendo objeto de restricciones legales, discursos de odio e incluso violencia.

En África Occidental, leyes draconianas amenazan con penalizar las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo y restringir la labor de los defensores y defensoras de los derechos humanos que apoyan a este colectivo.

En Argentina y Estados Unidos, funcionarios del Gobierno han hecho declaraciones en las que denigran a las personas transgénero y no binarias, a la vez que restringen sus derechos.

Georgia, Hungría, Eslovaquia y Türkiye son algunos de los países que han aprobado, o están examinando, leyes que podrían prohibir la defensa de los derechos de las personas LGBTIQ+, así como las marchas del Orgullo y el material educativo en las escuelas. En Uganda, la Ley contra la homosexualidad alimenta la violencia y la discriminación sistémicas. En los primeros cuatro meses de este año se han documentado al menos 70 casos con 88 víctimas.

Los migrantes y los refugiados y refugiadas también son objeto de discursos de odio, restricciones legales injustas, su uso como chivos expiatorios y otras formas de discriminación en muchas partes del mundo.

En Túnez, la retórica dirigida contra los migrantes por parte de funcionarios públicos ha impulsado las agresiones físicas y campañas de odio en la red.

Cerca de 640.000 afganos y afganas han regresado a su país desde Pakistán e Irán en los últimos meses, de los cuales más de 250.000 fueron expulsados por la fuerza. Con independencia de su situación legal y su falta o no de documentación, las personas afganas obligadas a regresar pueden correr riesgos serios de protección, sobre todo las mujeres y niñas las cuales son víctimas de una persecución enconada.

Los trabajadores migrantes de Myanmar se enfrentan a la deportación desde Tailandia, en ocasiones seguida del reclutamiento en las fuerzas armadas de Myanmar.

Me llenan de inquietud las informaciones sobre las autoridades de inmigración de la República Dominicana por haber deportado a mujeres migrantes embarazadas procedentes de Haití y a otras que acababan de dar a luz.

Aquí en Europa, me preocupa el hecho reciente de que varios dirigentes hayan pedido introducir cambios en la interpretación de la legislación de los derechos humanos sobre cuestiones complejas de gobernanza de la migración.

Insto a los países de la UE a que sitúen los derechos humanos en el núcleo de las nuevas normativas sobre retornos y gobernanza de la migración en términos más generales, incluso con la ampliación de las vías seguras y regulares.

En Estados Unidos, la detención y expulsión de un gran número de extranjeros, incluso a terceros países, suscita gran preocupación por el respeto a sus derechos.

Mientras la ciudadanía se rebela contra estos hechos, exhorto a las autoridades a que respeten el derecho de reunión pacífica, y a que defiendan los derechos humanos en la aplicación de la ley, entre otras cosas, evitando recurrir a la fuerza militar cuando las autoridades civiles sean capaces de mantener el orden público.

Señor Presidente, distinguidos delegados y delegadas,

Por inquietantes que sean estos retrocesos, no debemos caer en la exageración.

No se trata de un fenómeno global.

La gran mayoría de los países del mundo siguen apoyando la expansión de los derechos humanos y las libertades fundamentales.

La mitad de la población mundial en la actualidad se beneficia de instituciones nacionales de derechos humanos eficaces que colaboran con mi Oficina. Esa cifra se ha triplicado en las dos últimas décadas.

Y las políticas de fomento de la igualdad están funcionando.

A modo de ejemplo, las cuotas para minorías y grupos marginados en Brasil y Nigeria han redundado en una mayor representación en la educación y el empleo.

Países como Bolivia, Chile, Fiji y Perú han puesto en marcha iniciativas para promover la participación de los pueblos indígenas, incluida la reserva de escaños en los parlamentos nacionales.

El Gobierno de Guatemala ha empezado a celebrar reuniones mensuales con los pueblos indígenas y afrodescendientes, hecho que se ha traducido en varios acuerdos locales sobre reivindicaciones territoriales.

Tailandia se ha convertido recientemente en el primer país de Asia Sudoriental en legalizar el matrimonio igualitario.

Timor Leste ha aprobado hace poco una ley que estipula que la policía debe ejercer sus funciones sin discriminación por motivos de género u orientación sexual.

Pakistán ha ilegalizado el matrimonio infantil en Islamabad, un avance legal histórico.

La primera resolución sobre discriminación relacionada con el trabajo y la ascendencia que ha adoptado la Comisión Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos supone un paso importante a la hora de abordar el estigma profundamente arraigado.

En Somalia, el nuevo Proyecto de ley nacional sobre los derechos de las personas con discapacidad ofrece un marco de acción e inclusión.

Y me complace ver que gobiernos de todo el mundo trabajan para poner en práctica sus compromisos en el marco de nuestra iniciativa Derechos Humanos 75, con nuevas leyes sobre el acceso a la información, reformas de los sistemas de justicia penal y un mayor compromiso con los mecanismos de derechos humanos.

Sr. Presidente,

Muchas de las personas más pobres del mundo se están quedando incluso más excluidas, y ven ignorados sus derechos a la alimentación, la salud y a un nivel de vida adecuado. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se nos está escapando de las manos.

Más de la mitad de los países de renta baja se encuentran actualmente en situación de endeudamiento o en alto riesgo de estarlo. Además, muchos están en primera línea de la crisis climática. Y la financiación para el desarrollo que necesitan tan desesperadamente está disminuyendo, a la par que las principales economías cambian sus prioridades, amplían sus presupuestos de defensa y recortan la financiación para el desarrollo.

La imposición reciente de aranceles desmesurados parece una partida de póquer con apuestas altas en la que la economía mundial actúa de banca.

Sin embargo, las sacudidas de una guerra comercial impactarán en los países menos desarrollados con la fuerza de un tsunami. Los países del Caribe y los pequeños Estados insulares en desarrollo son algunos de los que resultarán más afectados. Las repercusiones en países con grandes sectores exportadores, como Bangladesh, Camboya, Sri Lanka y Viet Nam, podrían ser devastadoras.

Unos aranceles más elevados pondrían la sanidad, la educación y una dieta nutritiva fuera del alcance de muchos.

Asimismo, podrían hacer retroceder los progresos realizados en la igualdad de género, ya que afectan de forma desproporcionada a las mujeres que trabajan en empleos mal pagados del sector de la fabricación. Un gran número de los países menos desarrollados carece de una red de seguridad social, lo que deja a las personas totalmente desprotegidas.

Observo con profunda preocupación los planteamientos que tratan a las personas más pobres del planeta como daños colaterales.

La estabilidad mundial a largo plazo exige un cambio fundamental hacia los derechos humanos y el desarrollo sostenible e inclusivo, no guerras comerciales ni carreras armamentísticas.

Mi Oficina trabaja por todo el mundo para hacer realidad el derecho al desarrollo.

Apoyamos más de 80 proyectos en 38 países, desde Belice hasta Jordania y Kenya, con análisis presupuestarios, asesoramiento sobre el servicio de la deuda y políticas que promueven una economía de los derechos humanos.

Sr. Presidente,

Las tecnologías digitales y los sistemas de IA son muy prometedores. Pero al mismo tiempo tienen un lado oscuro. Si no actuamos con urgencia, podríamos perder la batalla, con consecuencias desconocidas para el disfrute de los derechos humanos.

Es probable que el uso de IA en sistemas militares ya haya contribuido a aumentar el número de víctimas civiles.

La vigilancia masiva por IA plantea graves riesgos para los derechos a la privacidad y a la libertad de expresión.

La concentración del desarrollo de la IA en las economías ricas amplía las brechas digitales, y los sistemas de IA a menudo perpetúan la discriminación racial y de género.

La regulación de esta tecnología requerirá transparencia, mentes abiertas e inclusión.

Los derechos humanos marcan el camino, reforzando el Estado de derecho, estableciendo marcos jurídicos claros y garantizando una participación amplia.

Rechazo el argumento de que los derechos humanos reprimen de algún modo la innovación.

Al contrario.

La innovación que ignora los derechos humanos ha tenido consecuencias terribles, desde un algoritmo que ha privado injustamente a familias de ayudas sociales hasta un control fronterizo basado en la elaboración de perfiles.

Los derechos humanos resultan esenciales para una innovación que aporte resultados a las personas y al planeta, no solo beneficios.

Acojo con satisfacción los pasos dados hacia la diligencia debida obligatoria en materia de derechos humanos en el desarrollo, despliegue y uso de las tecnologías de IA. Brasil, la República de Corea y la UE están estudiando este tipo de legislación.

En algunos casos, las autoridades de protección de datos están tomando medidas. Australia, Francia, Italia y los Países Bajos emprendieron acciones legales contra una empresa de reconocimiento facial por vulnerar la privacidad de las personas.

Igualmente, la protección de los trabajadores está cobrando impulso. Ese es el caso del sindicato de actores de Hollywood el cual ha llegado a un acuerdo con los grandes estudios sobre el uso de la IA en la producción cinematográfica.

Sin embargo, necesitamos mucho más.

Numerosos países carecen de los marcos jurídicos y los recursos necesarios para afrontar los retos que plantea la IA, y podrían perderse las oportunidades que ofrece.

En los próximos meses se van a tomar decisiones importantes sobre regulación, incluyendo la creación de dos mecanismos de las Naciones Unidas.

Para lograr la tecnología que deseamos, esas decisiones y mecanismos deben reflejar los compromisos firmes en materia de derechos humanos que se incluyen, entre otros, en el Pacto Digital Global.

Señor Presidente, distinguidos delegados y delegadas,

Figuras populistas y autoritarias se dedican arduamente a sus guerras culturales para distraer a la ciudadanía de los auténticos problemas que enfrentamos hoy día.

Pero existe una alternativa.

Esta reside en más derechos humanos, y no en menos.

Los derechos humanos aportan estabilidad y seguridad en los tiempos agitados que nos rodean. Actúan como puentes entre los gobiernos y las personas; entre las generaciones pasadas, presentes y futuras.

Y sirven de límites ante el poder, sobre todo cuando se desata en sus formas más brutales.

La meticulosidad de investigar y denunciar abusos y violaciones, apoyar a las instituciones de derechos humanos, así como de hacer frente a las emergencias en la esfera de los derechos humanos, son las mejores herramientas a nuestra disposición para prevenir y mitigar los conflictos; y para construir la paz.

Por eso, me llenan de inquietud los ataques contra las instituciones internacionales que sustentan nuestros derechos, entre ellas la Corte Penal Internacional. Sancionar a jueces y fiscales a nivel nacional, regional o internacional por desempeñar su labor atenta contra el Estado de derecho y corroe la justicia.

Este hecho es tan solo el último de una serie de ataques contra instituciones y mecanismos multilaterales, como las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia, los titulares de mandatos de Procedimientos Especiales, y otros. Y deben cesar.

También me preocupan profundamente los recortes en la financiación de mi Oficina, de los Mecanismos de Derechos Humanos y de nuestros socios de la sociedad civil.

Casi tres cuartas partes de nuestras organizaciones asociadas han comunicado a mi Oficina que estiman una pérdida de más del 40 por ciento de su financiación.

Esta disminución supone contar con menos alertas tempranas; una menor defensa de las personas encarceladas injustamente; menos investigaciones sobre abusos y violaciones; y una menor rendición de cuentas.

Los recortes en la financiación de mi Oficina, y del ecosistema de derechos humanos en general, reconfortan a dictadores y autoritarios.

Sin embargo, la gran mayoría, y nuestra seguridad mundial, sufrirá las consecuencias.

En estos momentos difíciles, necesitamos que los gobiernos y las sociedades defiendan los derechos humanos, con palabras y hechos.

Gracias.