Resumen
Alcance y finalidad de esta guía
El año 2023 marcó un hito, el momento del examen de mitad del período de la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Dicho examen ofrece una oportunidad importante de consolidar e impulsar la promoción, el compromiso, la movilización de recursos y los esfuerzos conjuntos de todas las partes interesadas a fin de fortalecer el desarrollo sostenible mediante la inversión en la salud y el bienestar adolescentes.
El documento Aceleración mundial de las medidas para promover la salud adolescente (Guía AA-HA!) tiene como objetivo ayudar a los gobiernos a determinar las prioridades y estrategias de aplicación nacionales y subnacionales a medida que responden a los desafíos, las oportunidades y las necesidades en torno a la salud y el bienestar de la población adolescente de sus países. Pretende servir como un documento de referencia para los responsables de las políticas y los gerentes de programas a nivel nacional y subnacional, a fin de apoyarles en la planificación, la ejecución, el seguimiento y la evaluación de los programas relacionados con la salud y el bienestar adolescentes.
La primera edición de la Guía AA-HA! se publicó en el 2017. En ella se aprovechaba el impulso generado por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y la Estrategia mundial para la salud de la mujer, el niño y el adolescente (2016-2030) del Secretario General de las Naciones Unidas (conocida como la “estrategia mundial”). La OMS redactó la primera edición en respuesta a una solicitud de la 68.ª Asamblea Mundial de la Salud de elaborar un documento de orientación mundial sobre cómo acelerar las medidas a favor de la salud adolescente.
En esta segunda edición se describe el mismo enfoque sistemático que en la primera edición para la planificación y la ejecución de los programas en materia de salud y bienestar adolescentes (véase la figura A de la introducción en el PDF). En el primer capítulo se resumen los principales argumentos para invertir en la salud y el bienestar de la población adolescente, así como las oportunidades y amenazas a nivel mundial. En los capítulos 2 y 3 se describen el estado actual de la salud y el bienestar de la población adolescente en todo el mundo y las intervenciones basadas en la evidencia para mejorarlos. En los capítulos 4 al 6 se detallan los pasos clave para definir prioridades, planificar, aplicar, dar seguimiento y evaluar los programas para la salud y el bienestar adolescentes.
El proceso de programación a nivel nacional comienza por entender el perfil epidemiológico y de desarrollo del país (evaluación de las necesidades), analizar lo que se está haciendo y quién lo está haciendo (análisis del panorama) y después realizar una consulta para establecer las prioridades nacionales en materia de salud y bienestar adolescentes. En la guía se describen opciones para la programación y se ofrece un inventario de estrategias clave para aplicar las medidas a nivel intersectorial o por sector en relación con las prioridades acordadas a nivel nacional. Por último, se brinda apoyo a los responsables de las políticas con herramientas para diseñar marcos sólidos de seguimiento y evaluación, a fin de fomentar la rendición de cuentas y mejorar los programas. A lo largo del documento, los estudios de caso muestran que lo que se recomienda es viable y, en algunos casos, ya se ha llevado a la práctica.
¿Cuáles son las novedades en esta segunda edición?
En esta segunda edición se amplifican los mensajes de la Guía AA-HA! y se impulsa de manera destacada la inversión en materia de salud y bienestar adolescentes. En ella:
- Se integran las enseñanzas obtenidas al aplicar la primera edición de la guía.
- Se presentan los datos más recientes sobre los determinantes de la salud, la mortalidad, la morbilidad y el bienestar, y se destaca el consenso reciente sobre los indicadores básicos relacionados con la salud y el bienestar adolescentes.
- Se aprovechan los importantes avances políticos y científicos logrados desde el 2017, y se integra el concepto del bienestar en el proceso de programación. En consecuencia, en esta segunda edición se da el paso fundamental de transitar de una perspectiva centrada mayormente en la salud a un concepto más holístico del bienestar en la adolescencia, incluidas sus implicaciones para la programación.
- Se incorporan las enseñanzas obtenidas de la pandemia de COVID-19.
Mensajes clave
Capítulo 1. La Guía AA-HA!: promover la inversión en la salud y el bienestar de la población adolescente
- La adolescencia es una de las fases más rápidas y formativas del desarrollo humano. El característico desarrollo físico, cognitivo, social, emocional y sexual que tiene lugar durante la adolescencia requiere que se le preste especial atención en las políticas, los programas y los planes de desarrollo nacional.
- El consenso mundial sobre un marco integral para el bienestar adolescente ha establecido la agenda para una nueva generación de programas dirigidos a la población adolescente que tengan en cuenta la interconexión de los factores, tanto protectores como de riesgo, para el bienestar adolescente en múltiples niveles y que abarquen las diversas políticas y programas que promueven la buena salud y la nutrición óptima; la educación, las habilidades para la vida y la empleabilidad; la conexión, los valores positivos y la contribución a la sociedad; y el sentido de agencia y la resiliencia, así como las macropolíticas que configuran los entornos seguros y favorables.
- Las inversiones en el bienestar adolescente aportan un dividendo triple de beneficios económicos y de salud: para la población adolescente de hoy, para su vida adulta futura y para la próxima generación. Por tanto, estas inversiones mejoran el capital humano. Las inversiones más inteligentes son las inversiones coordinadas en materia de salud y educación que arrojan beneficios que se refuerzan mutuamente.
- La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible no se puede alcanzar sin invertir en la salud y el bienestar adolescentes. Esto incluye el logro de sus objetivos relacionados con la pobreza, el hambre, la educación, la igualdad de género, el agua y el saneamiento, el crecimiento económico, los asentamientos humanos, el cambio climático y las sociedades pacíficas e inclusivas.
- La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve el poder de la comunidad mundial para hacer que las inversiones en la salud sean una prioridad mundial. También puso de manifiesto el hecho de que la función de las escuelas va mucho más allá de la educación, puesto que asegura que haya servicios críticos como la nutrición, la protección social, la salud mental y otros. Esto ofrece un impulso singular para revitalizar los compromisos mundiales con la salud y el bienestar adolescentes y con los derechos de la infancia, así como para aumentar las inversiones conexas.
Capítulo 2. Estado actual de la salud y el bienestar de la población adolescente en todo el mundo
- Más de 1200 millones de habitantes (el 16% de la población mundial) son adolescentes de 10 a 19 años.
- En los últimos veinte años, las tasas de mortalidad por todas las causas han disminuido en la población adolescente a nivel mundial; la mayor disminución se ha registrado en las adolescentes de 15 a 19 años. Sin embargo, el progreso ha sido desigual entre las diferentes regiones y los distintos grupos de la población adolescente.
- En el 2019, a nivel mundial, los traumatismos causados por el tránsito fueron la causa más importante de muerte en adolescentes varones. En las adolescentes, las principales causas de mortalidad fueron las enfermedades diarreicas en el grupo de menor edad y la tuberculosis (TB) en el grupo de mayor edad. Si bien algunas de las principales causas de muerte (como las afecciones maternas) variaron según la región, las tasas de otras causas, como los traumatismos causados por el tránsito y las lesiones autoinfligidas, fueron altas en todas las regiones por igual.
- La carga de las enfermedades no mortales en la población adolescente se ha reducido poco en los últimos veinte años. De hecho, se han observado aumentos en algunas regiones y grupos etarios. En todas las regiones, las principales causas de esta carga en el 2019 fueron los problemas de salud mental (trastornos depresivos y de ansiedad, trastornos de conducta en la infancia), la anemia ferropénica, las enfermedades cutáneas y la migraña. Ciertas enfermedades, como la malaria o los trastornos por consumo de sustancias psicoactivas, fueron más frecuentes en determinadas regiones.
- A nivel mundial, los principales factores de riesgo de mortalidad y morbilidad en el 2019 para la población adolescente de todos los grupos etarios y sexos fueron la deficiencia de hierro, el agua no apta para el consumo, el peso bajo al nacer y un período menor de gestación, y el saneamiento inadecuado.
- Es cada vez mayor la evidencia de la función que desempeñan los factores protectores a nivel individual, familiar y social en la salud y el bienestar adolescentes.
Capítulo 3. Comprender lo que funciona: conjunto de intervenciones de la Guía AA-HA! basadas en la evidencia
- Hoy sabemos más que nunca cómo apoyar la salud y el bienestar adolescentes. Muchas intervenciones cuentan con una base de evidencia sustancial y, cuando se aplican con fidelidad, pueden tener importantes repercusiones positivas en la salud y el bienestar adolescentes. Los países pueden ahora adoptar medidas eficaces para promover y proteger la salud y el bienestar adolescentes.
- Las intervenciones dirigidas a la población adolescente deben operar en todos los niveles del marco ecológico, desde el nivel individual hasta el estructural. Con objeto de reducir las principales cargas y factores de riesgo, es importante que las intervenciones, incluso aquellas dirigidas a grupos de población más amplios, tengan en cuenta las necesidades y circunstancias específicas de la población adolescente, como la prestación de servicios de salud adaptados a la adolescencia. Las intervenciones deben realizarse con calidad y deben promover la cobertura universal, como el cumplimiento de las leyes de tránsito o la aplicación de políticas y leyes que reduzcan la asequibilidad del tabaco, el alcohol y los alimentos y bebidas poco saludables.
- Dada la multidimensionalidad de la salud y el bienestar adolescentes, la colaboración entre diversos sectores mediante una programación multisectorial o integrada resulta fundamental. El sector de la educación ejerce una influencia particularmente importante en el comportamiento, la salud y el bienestar adolescentes por medio de iniciativas intensivas, a largo plazo y de gran escala llevadas a cabo por profesionales.
- Entre las lagunas en la evidencia se destaca la falta de conocimiento sobre lo que funciona en el caso de las crisis humanitarias, los programas transformadores de la perspectiva de género y las intervenciones digitales.
Capítulo 4. Establecer prioridades nacionales
- Los gobiernos nacionales y subnacionales deben determinar y abordar las prioridades de programación en materia de salud y bienestar adolescentes por las siguientes razones:
– el alcance de los programas de salud y bienestar adolescentes es muy amplio;
– la naturaleza, la escala y la repercusión de las necesidades de salud y bienestar de la población adolescente son específicas de cada país;
– todos los países afrontan limitaciones de los recursos, por lo que deben tomar decisiones difíciles para que los recursos se usen con la máxima eficacia. - El proceso de priorización nacional debe ser explícito y transparente, y debe involucrar a todas las partes interesadas pertinentes de los sectores clave. Este proceso debe comprender lo siguiente:
– una evaluación de las necesidades, a fin de determinar las afecciones que tienen la mayor repercusión en la salud, el bienestar y el desarrollo de la población adolescente, tanto en la población adolescente agrupada por edad, sexo y región del país como en los grupos más vulnerables;
– un análisis del panorama de los programas, las políticas, las leyes, la capacidad y los recursos existentes en el país con respecto a la salud y el bienestar adolescentes, así como un análisis de las orientaciones que existen actualmente a escala mundial y local con respecto a las intervenciones basadas en la evidencia; y
– la asignación de prioridades mediante la aplicación de criterios explícitos, como la magnitud del problema y su importancia para la salud pública; las posibilidades de abordar las necesidades de los grupos vulnerables y desatendidos; la existencia de intervenciones eficaces, apropiadas y aceptables para reducir las cargas prioritarias; y la viabilidad de llevar a cabo la intervención o las intervenciones, y de ampliarlas a escala. - Con el tiempo, los países deberían reevaluar sus prioridades y su programación relativas a la salud y el bienestar adolescentes para asegurarse de que siguen satisfaciendo las necesidades cambiantes. Es necesario tener en cuenta las nuevas tendencias en los ámbitos de la salud y los servicios de salud, el desarrollo económico, el empleo, la migración, la urbanización, los conflictos, la degradación del medioambiente y la innovación tecnológica.
- Si bien las prioridades nacionales y subnacionales orientan las medidas locales, las actividades de los programas se deben contextualizar más a nivel local en función de los datos locales, determinando los grupos prioritarios de adolescentes, incluidos los más vulnerables, así como las mejores maneras de llegar a ellos con intervenciones y servicios, al tiempo que se hace el uso más eficaz de los recursos locales.
Capítulo 5. Programación: traducir las prioridades en acciones y planes
- Los beneficios más trascendentes para el bienestar adolescente son resultado de la acción multisectorial. Los países deben invertir en programas intersectoriales para la salud y el bienestar adolescentes, a fin de aprovechar el efecto amplificador de la acción conjunta. Paralelamente, la acción de cada sector particular hará que la atención a las necesidades de los adolescentes sea normativa en todos los sectores, el llamado enfoque del bienestar de la población adolescente en todas las políticas.
- La evidencia es clara: las inversiones más inteligentes son las inversiones coordinadas en la salud y la educación que se refuerzan mutuamente. Los programas de salud escolar se encuentran entre los programas de salud pública más comunes. Son viables en todos los entornos, generan importantes beneficios en materia de capital humano y son costo-eficaces. Para hacer realidad el potencial de cada estudiante y de cada escuela es necesario pasar a los sistemas educativos que promuevan la salud y que adopten como misión fundamental mejorar la salud y el bienestar de la población estudiantil. Las pautas mundiales para las escuelas promotoras de la salud, de la OMS y la UNESCO, proporcionan un marco para que los países adopten este enfoque más holístico y sistémico de la salud escolar en todos los niveles del sistema educativo.
- Los sistemas de salud que responden a las necesidades de la población adolescente son fundamentales para lograr la cobertura universal de salud. Para garantizar una atención explícita, continua y centrada en los temas de salud de la adolescencia en el sector de la salud, los países pueden considerar designar un punto focal específico dentro del ministerio de salud, con la responsabilidad de promover la salud adolescente en el propio ministerio, coordinar la atención sistemática de las necesidades de esta población en todos los programas de salud y actuar como enlace para la acción intersectorial.
- Los países deben velar por que se contemplen las expectativas y los puntos de vista de la población adolescente en los procesos programáticos nacionales. Es preciso institucionalizar y apoyar activamente el liderazgo y la participación de la población adolescente en el diseño, la ejecución, el seguimiento y la evaluación de los programas dirigidos a su salud y bienestar.
- La población adolescente es un grupo muy diverso, con necesidades variadas. El principio de “no dejar a nadie atrás” debe ser fundamental en la programación dirigida a la salud adolescente. El interés en la equidad, con la debida atención a la edad, el sexo, la discapacidad y, en particular, la vulnerabilidad, debe fundamentar todas las etapas de la programación, desde el establecimiento de metas y objetivos, pasando por la planificación de intervenciones, servicios y actividades, hasta la definición de los indicadores y el seguimiento del progreso y los logros.
- A fin de garantizar la sostenibilidad, la responsabilidad de financiar los programas dirigidos a la salud y el bienestar adolescentes debe transferirse a los recursos del país, lo que incluye centrar la atención de las estrategias sectoriales, los planes de inversión y los presupuestos nacionales en la adolescencia. A fin de aprovechar los recursos nacionales para el bienestar en la adolescencia se necesitará una mejor promoción de la causa, basada en argumentos a favor de la inversión dirigida a las prioridades de salud de la población adolescente en el contexto de los planes y presupuestos sectoriales. Las opciones de financiamiento externo, como las solicitudes al Mecanismo Mundial de Financiamiento para las Mujeres, los Niños y los Adolescentes y al Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (el Fondo Mundial), brindan más oportunidades para aumentar el financiamiento.
Capítulo 6. Seguimiento, evaluación e investigación
- Para centrar la medición en los principales problemas de salud de la población adolescente, el Grupo Asesor sobre la Acción Mundial para la Medición de la Salud del Adolescente (GAMA) propone 47 indicadores prioritarios. Dichos indicadores proceden de los marcos de seguimiento para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Estrategia mundial para la salud de la mujer, el niño y el adolescente, y los complementan. Tomando como base los sistemas existentes, los países deberían, en la medida de lo posible, recopilar y utilizar los datos sobre estos indicadores para hacer el seguimiento de los progresos realizados en la mejora de la salud de su población adolescente.
- Se está elaborando un enfoque para medir el bienestar adolescente, que se utilizará a nivel mundial, regional y de los países, y abarcará múltiples dominios, aparte del campo de la salud, a fin de brindar una perspectiva amplia del bienestar adolescente.
- Los rápidos cambios físicos, emocionales y sociales que tienen lugar en la adolescencia plantean desafíos especiales para los programas de salud adolescente, por lo que resulta esencial desglosar los datos por edad (grupos etarios de cinco años) y sexo.
- Es esencial que los programas de salud adolescente hagan el seguimiento de toda la gama de indicadores, desde los insumos y los procesos hasta los resultados inmediatos, los resultados intermedios y los resultados a nivel del impacto. Estos indicadores responden a diferentes preguntas y son útiles para distintos propósitos. Es indispensable realizar evaluaciones periódicas de los programas de salud y bienestar de la población adolescente, que deben basarse en datos de seguimiento recopilados sistemáticamente.
- En la última década, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llevado a cabo ejercicios de asignación de prioridades en áreas de la salud adolescente. Estos ejercicios pueden ayudar a investigadores y financiadores de las investigaciones a determinar y priorizar las áreas que requieren especial atención.
- El seguimiento, la evaluación y la investigación para mejorar la salud y el bienestar de la población adolescente deben basarse en las opiniones de los propios adolescentes. Cada vez se utilizan más los métodos participativos dirigidos por jóvenes, incluida la participación de adolescentes como evaluadores activos y en la investigación participativa. Entre los principios clave para implicar a la población adolescente en el seguimiento, la evaluación y la investigación se encuentran los siguientes:
– equilibrar su participación con la seguridad de su compromiso;
– prestar atención a la evolución de la capacidad adolescente para tomar decisiones fundamentadas;
– consideraciones en materia de género y equidad;
– atención a grupos desfavorecidos, vulnerables o marginados;
– si es posible, integrar a la población adolescente en las actividades de generación de evidencia como defensores, recolectores de datos, analistas e investigadores.