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Venezuela

Medición del impacto de la migración en Venezuela

Resumen ejecutivo

La migración reciente de venezolanos es la segunda más grande de la historia moderna, después de la de Siria. Sin embargo, a diferencia de esta, no es el resultado de un desastre natural o de un conflicto bélico, sino de la implementación deliberada y sostenida de un conjunto de políticas que destruyeron la economía doméstica y las capacidades del Estado.

La migración venezolana puede ser calificada como una migración mixta dominada por una migración económica de supervivencia y, por ende, forzada. Sin embargo, no por ello es aleatoria; por el contrario, ha seguido patrones identificados en la literatura especializada, tales como la selección positiva –la propensión de los migrantes a poseer niveles de capital humano y financiero superiores al promedio de sus connacionales– y la discriminación positiva –la preferencia de los migrantes de mayor capital humano a ubicarse en países con altos retornos al capital humano. Incluso a lo interno del continente americano observamos el surgimiento y consolidación de una diáspora lejana y otra cercana, donde la primera concentra migrantes con mayores niveles de capital humano.

Además del sesgo educativo, la migración venezolana ha mostrado un sesgo hacia personas jóvenes, lo cual ha tenido como consecuencia inmediata la reducción en el stock poblacional y un cambio abrupto en la estructura de edades, que anuncia caídas en las tasas de crecimiento poblacional y una aceleración del envejecimiento.

Entre los impactos de corto plazo de la migración destacan la contribución de las remesas y la pérdida de capital humano en sectores clave para una eventual recuperación, como educación, salud e hidrocarburos. Los estimados de remesas son bastante imprecisos, pero muestran que su volumen es macroeconómicamente importante, dado que los migrantes con mayor nivel de capital humano tienden a enviar más remesas y, aunque los hogares más ricos reciben más remesas, su efecto es ligeramente progresivo.

La pérdida de capital humano ha sido particularmente acentuada en sectores clave para la recuperación económica, tales como educación, salud e hidrocarburos. En términos de su perfil educativo, estimamos que entre 2015 y 2021 la fracción de la población en edad de trabajar con educación terciaria completa pasó de 17,9 a 8,4 %, la fracción con educación secundaria completa, de 40,4 a 38 % y los años de escolaridad promedio, de 10,2 a 8,9 años.

El impacto de mediano y largo plazo de la migración va a depender de manera crucial de las perspectivas de retorno y del perfil de los migrantes que regresen al país. La experiencia internacional sugiere que la probabilidad de retorno se reduce en la medida en que se prolongan las condiciones que dieron lugar a la migración y las iniciativas de regularización de migrantes contribuye, sin duda, a reducir las probabilidades de retorno de los migrantes venezolanos, en especial de aquellos con mayor capital humano.

Luego de varios intentos orientados a lograr un cambio político rápido y comprensivo, la sociedad venezolana y la comunidad internacional parecen resignadas a una transición política “larga, gradual, y negociada”. En este contexto, no luce razonable anticipar mejoras importantes en variables clave para la recuperación económica y social y para el retorno de los migrantes, tales como la inversión productiva, la producción petrolera, la atención materno-infantil, la deserción escolar y la calidad de la educación pública.