Con dedicación y sin reparar en el sacrificio personal,más de 450 trabajadores de la salud de Cuba ayudan a disminuir el inmenso dolor con que Venezuela despidió el año.
Aun en lugares virtualmente inaccesibles,
atienden alos damnificados y a la población en general ante eldesastre
natural que asoló fundamentalmente el litoral
central venezolano sobre el Caribe.
LOS MEDICOS CUBANOS, UNA BENDICION DE DIOS
En las áreas que sufrieron el cataclismo, el cuadro sanitario es complicado. Las patologías más frecuentesson las enfermedades diarreicas agudas e infecciones respiratorias, parasitismo, crisis hipertensivas, dermatitis, traumatismos y síndromes febriles.
A veces, las brigadas cubanas deben caminar largas distancias en medio de un paisaje desolado, o bajar y subir pronunciadas pendientes, como en Carayacá,en el cerro Avila.
En el barrio humilde de La lucha, en
la parroquia de Catia La Mar, estado de Vargas, dos galenos, una licenciada
en enfermería y un técnico en epidemiología
tienen a su cargo el ambulatorio urbano Doctor Julio García.
De momento, impidieron brotes de temidas enfermedades como el cólera o el dengue.
Hacia La lucha, que no sufrió afectaciones de consideración, fue a parar una parte de los damnificados de Catia La Mar y de otros puntos dañados . Allí recibieron a los cubanos como una bendición de Dios. Así lo asegura el jubilado Antonio José Pérez, cuyos desgastados 69 años dejan entrever que ha vivido numerosas pruebas .
"Los médicos cubanos han hecho maravillas,llegaron como Dios, son muy buenas gentes y los hemos tratado muy bien.
"Nuestro deseo es que se queden junto a nosotros para disponer de una atención permanente", afirma José mientras es asistido por el joven doctor Carlos Salgado, quien vino desde el hospital Comandante Pinares, de Pinar del Río, para cumplir su primera misión en el exterior .
María Bastida, una enfermera venezolana con 16 años de experiencia, bien sabe cuánto vale la atención médica, que en este país es mayoritariamente privada y muy cara.
Ella ha tenido la oportunidad de trabajar con colegas cubanos en el ambulatorio, y opina:
"Este esfuerzo de Cuba me parece fabuloso, pues llegó casi desde el inicio de la tragedia y en realidad son los que están en todas las áreas, atendiendo a la población. "Como profesional y como venezolana les doy las gracias y sólo lamento haberlos conocido en condiciones tan difíciles".
A LAS ALTURAS DE CARAYACA LLEGO LA SOLIDARIDAD
Hasta las alturas de Carayacá, otra de las 11 parroquias de Vargas, el estado más castigado por el devastador fenómeno natural, también llegó la solidaridad cubana.
Unas 60 mil personas habitan esta bella localidad, asentada en las laderas del cerro Avila, donde, muy temprano en la mañana, las nubes parecen descansar en los majestuosos salientes.
Brigadas de obreros, con equipos pesados, se afanan en despejar la carretera que une a este punto con Catia La Mar, obstruida por los deslizamientos de tierra, lo que todavíadificulta enormemente el transporte.
La enfermera Elizabeth Anderson, con 14 años residiendo en el poblado Esperanza I, manifiesta que ha tenido una calida relación con sus colegas cubanos, quienes están disponibles en todo momento.
"Es asombrosa su laboriosidad, comenta. Asisten partos, imparten charlas de promoción de la salud y de educación sexual y atienden cualquier caso. La gente está muy contenta con ellos.
En el hopital Eudoro González, en el casco urbano de Carayacá, el doctor Víctor Delgado, funcionario del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de Venezuela, se refiere al nuevo diseño de la política sanitaria de este país, sustentada en la planificación participativa desde las propias comunidades, como actores de su propio desarrollo.
Durante la etapa de reconstrucción se
quiere incorporar ese elemento del desarrollo social, pues el desastre
vino a recrudecer difíciles condiciones de vida, particularmente en poblados
aledaños como Las Salinas y las Esperanza I, II, III y
IV, que desde antes padecían situaciones precarias de salubridad, como
falta de agua potable y vertederos de basura incontrolados, explica Delgado.
En este esfuerzo, saluda la contribución de las brigadas médicas cubanas.
"Yo estuve en las Esperanzas, donde se encuentran desplegados 24 médicos y especialistas cubanos, y todas las personas que entrevistamos, que fue una muestra muy significativa, coinciden en afirmar que se sienten muy agradecidos por su atención esmerada.
"Los pobladores de Carayacá sienten que tienen un apoyo permanente, con guardias de 24 horas para atender cualquier caso.
"Los cubanos han visitado casa por casa revisando la existencia de criaderos de mosquitos Aedes Aegypti, y para aconsejar los mejores hábitos dirigidos a disminuir los riesgos epidemiológicos".
Este enviado especial ha sido testigo de las numerosas muestras espontáneas de cariño hacia el personal médico y paramédico cubano, que desde ya tiene ganado un lugarcito en el corazón de los venezolanos, pues estos saben que la solidaridad viene de corazón.
(Juan Diego Nusa Peñalver)