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Venezuela

Fondo Humanitario de Venezuela 2022 Informe Anual

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PLAN DE RESPUESTA HUMANITARIA

El PRH 2022-2023 requiere 795 millones de dólares para proporcionar asistencia para salvar vidas a 5,2 millones de personas en Venezuela

7M
PERSONAS CON NECESIDADES (2019 EST.)

5,2M
POBLACIÓN META

$795M
REQUISITO DE FINANCIAMIENTO

2022 en resumen

CONTEXTO HUMANITARIO

Situación humanitaria en 2022

Si bien el año 2022 mostró algunos desarrollos positivos en Venezuela a medida que la economía se estabilizó y mostró señales de crecimiento económico, llevará tiempo abordar los importantes desafíos humanitarios que ha generado la contracción económica a gran escala de los últimos ocho años. La falta de inversión en infraestructura limita la provisión de servicios esenciales como salud, agua potable, educación y suministro de energía. Además, las personas más vulnerables continúan teniendo acceso limitado a oportunidades económicas e ingresos para satisfacer sus necesidades básicas.

Los comentarios de las personas más vulnerables indican que el acceso a los alimentos, los medios de vida y la atención médica siguen siendo las principales preocupaciones.

Acceso limitado a alimentos, medios de vida y atención médica

Si bien los artículos alimentarios y no alimentarios están disponibles en tiendas y mercados, las familias vulnerables tienen dificultades para acceder a ellos debido a su limitado poder adquisitivo y a la alta inflación (que alcanzó el 155,8 por ciento en 2022). Los incrementos en el salario mínimo mensual (equivalente a 7 dólares) no cubren la canasta básica familiar, estimada en 377 dólares en diciembre de 2022.

Las personas que viven en áreas rurales con acceso reducido a combustible y las personas mayores que viven con ingresos fijos son vulnerables. La seguridad alimentaria y la nutrición siguen siendo una prioridad y, si bien ha habido algunas mejoras, la prevalencia de la desnutrición sigue siendo alta. La falta de oportunidades de medios de vida y acceso a los servicios básicos hace que las personas más vulnerables adopten mecanismos de supervivencia negativos como reducir el número de comidas o la cantidad de alimentos, usar agua no potable para beber o dedicarse a actividades económicas informales.

Riesgo de protección para comunidades vulnerables

Las personas, en especial aquellas expuestas a violencia localizada, enfrentan riesgos de protección. La violencia, la explotación y el abuso, incluida la trata de personas, son una preocupación importante, incluso para niños, niñas y adolescentes. Se siguen presentando altos índices de violencia de género, en particular feminicidios y violencia de pareja, y hay una carencia de servicios de protección.

Los continuos efectos negativos de Covid-19 en los servicios de salud

En el año 2022, Venezuela experimentó varios aumentos en el número de casos y muertes por covid-19 relacionados con la variante Ómicron.
Tras el último aumento entre junio y julio, la tendencia ha disminuido desde agosto de 2022.
Luego de apoyar la respuesta nacional a la pandemia de covid-19, las prioridades de salud se han centrado en restaurar los servicios de salud esenciales, en particular para enfermedades crónicas, el acceso a la salud sexual y reproductiva y la implementación del programa regular de vacunación.

Debido a la pandemia de Covid-19 y otros factores económicos, el acceso a la atención médica se ve interrumpido de manera significativa. Los servicios de salud se siguen viendo afectados por las condiciones insuficientes de agua y saneamiento y la falta de suministro eléctrico en las instalaciones.

La vigilancia de la enfermedad es limitada y no se reportan los casos. Los embarazos adolescentes alcanzaron los 82 nacimientos esperados por cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años, más del doble de la tasa regional.

Por otra parte, la pandemia afectó de forma negativa la salud mental; varios socios humanitarios han informado un aumento en la necesidad de consultas de apoyo psicosocial, en especial para niños, niñas y adolescentes

Regreso a clases presenciales

El regreso a las clases de manera presencial a finales de 2021 ha sido un desafío y requirió un apoyo significativo en 2022, lo cual incluyó garantizar condiciones de aprendizaje seguras en las instalaciones educativas (incluida la rehabilitación y restauración de los servicios básicos), mejorar las condiciones de enseñanza y apoyar a niños y niñas fuera de la escuela o en riesgo de abandonarla. Si bien los programas de comidas escolares han ayudado a promover la asistencia y la permanencia escolar, los socios humanitarios continúan de observar un aumento en la deserción escolar, en particular entre los adolescentes, que se van para buscar trabajo o por embarazo.

Acceso humanitario

El acceso humanitario mejoró en 2022, con una mayor disposición de las autoridades locales a participar en algunos estados que antes se consideraban de difícil acceso. Esto ha llevado a que haya un mayor número de organizaciones operando en estados como Delta Amacuro,
Amazonas y Sucre.

Se han establecido mesas técnicas de trabajo con autoridades en algunos estados, lo que ha permitido una mejor articulación con las instituciones públicas a nivel operativo. Sin embargo, persisten los desafíos de acceso, principalmente asociados con problemas logísticos, impedimentos administrativos y burocráticos, inseguridad y violencia localizadas e impedimentos relacionados con el clima, el terreno, el suministro o la falta de infraestructura (como acceso limitado a combustible, fallas en el servicio, así como fuertes lluvias que afectan las carreteras).

Flujos migratorios

Continúan los flujos migratorios mixtos, que incluyen personas con intención de irse, personas retornadas y/o personas que van y vienen entre Colombia y Venezuela. La mayoría de las personas que salen del país lo hacen principalmente en busca de trabajo, mientras que los que regresan, que es una tendencia creciente, tienen la intención de reunificar con la familia o enfrentaron dificultades en el país de acogida.

Inundaciones

Acentuada por el cambio climático, la temporada de lluvias de 2022, que comenzó en mayo y se prolongó hasta diciembre, afectó gravemente a decenas de miles de personas por desbordes de ríos, derrumbes e inundaciones que destruyeron viviendas en zonas de alto riesgo.

En octubre, los deslizamientos de tierra en la localidad de Las Tejerías, en el estado de Aragua, mataron a 56 personas y destruyeron más de 750 casas. Estas lluvias devastaron a los pequeños productores, lo que redujo el acceso a tierras productivas, perjudicó pequeños comercios y almacenes y provocó la pérdida de cultivos.

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