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Sri Lanka

Türk pone fin a su misión en Sri Lanka

26 junio 2025
Pronunciado por: Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

Buenas tardes y gracias por haber venido.

Acabo de concluir mi visita de algo más de tres días a Sri Lanka, y preveo posibilidades reales de cambio. Durante mi visita he debatido una serie de cuestiones relacionadas con los derechos humanos con una gran variedad de actores, desde los dirigentes políticos y religiosos del país hasta miembros de la sociedad civil y víctimas de abusos de los derechos humanos. Mis conversaciones me ayudaron a comprender mejor los retos y las oportunidades que tiene por delante este país rico y diverso, además de sorprendentemente bello.

Por encima de todo, quiero reconocer con gran gratitud la cooperación del Gobierno para esta visita.

Hace poco más de una hora me he reunido con el Presidente, y al inicio de mi visita con el Primer Ministro, así como con otros ministros y dirigentes de partidos políticos y parlamentarios de todo el espectro político. Nuestras conversaciones mostraron una auténtica apertura para abordar cuestiones complejas. Aquí en Colombo, también me reuní con el presidente del Tribunal Supremo, el fiscal general, altos funcionarios de seguridad, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Oficina de Desaparecidos e Investigaciones Forenses, la Oficina de Reparaciones y la Oficina de Unidad Nacional y Reconciliación.

Además, mantuve conversaciones valiosas con representantes de la sociedad civil, y escuché testimonios desgarradores de supervivientes y víctimas de violaciones de los derechos humanos.

Mi visita de ayer a la fosa común de Chemmani, la cual se volvió a abrir recientemente, fue un recordatorio contundente de que el pasado persigue las vidas de muchas personas en Sri Lanka. Estoy muy agradecido por el acceso concedido. Allí tuve la oportunidad de conocer a una familia que sigue buscando y llorando a un ser querido; esperan que sus restos puedan ser desenterrados allí incluso después de todos estos años. Al igual que miles de personas, quieren que se ponga fin a 30 años de incertidumbre.

Los grupos de víctimas siguen abogando por la verdad y la justicia para sus seres queridos desaparecidos. Escuché a muchas madres durante mi visita a Jaffna y Trincomalee, así como a víctimas de desapariciones forzadas en el sur. A modo de ejemplo, una mujer de una provincia del sur, cuyo marido desapareció en 1989, continúa la búsqueda de pueblo en pueblo. Las lágrimas de los cingaleses, los tamiles y los musulmanes son las mismas.

Me complace que haya un espacio cada vez mayor para la conmemoración de las víctimas, como pude ver ayer en Jaffna, pero también he oído que persisten los mismos patrones antiguos de vigilancia de los defensores y defensoras de los derechos humanos pese a este cambio. Los miembros de la sociedad civil son socios y aliados en la construcción nacional y el desarrollo, sobre todo cuando los recursos son limitados.

El legado del pasado supone un reto abrumador para el nuevo Gobierno. He seguido y me han alentado los discursos del Presidente de los últimos meses, en los que ha reconocido públicamente el dolor y la pena compartidos por personas de todas las comunidades. Es importante aprovechar este impulso y traducirlo en resultados tangibles para que se desentierre la verdad de lo ocurrido a los seres queridos. El reconocimiento y la revelación de la verdad son pasos importantes hacia la sanación y el cierre, al igual que la justicia, la reparación y la no repetición.

Sri Lanka ha luchado por avanzar con mecanismos nacionales de rendición de cuentas que sean creíbles y cuenten con la confianza de las víctimas. Por ello, la ciudadanía esrilanquesa ha buscado la justicia fuera, a través de la ayuda internacional. En última instancia, es responsabilidad del Estado y es importante que este proceso sea de titularidad nacional, y puede complementarse y apoyarse con medios internacionales. Mi propia Oficina ha recibido el mandato de recabar y conservar información y analizar las violaciones y abusos, y ha creado un proyecto específico para este fin. Espero que pueda apoyar futuros esfuerzos de rendición de cuentas, tanto aquí en Sri Lanka como a escala internacional.

El Gobierno ha reabierto las investigaciones y los procesamientos de algunos casos importantes, entre ellos los atentados del Domingo de Resurrección, y animo a que sigan avanzando. Lograr resultados en al menos algunos casos de derechos humanos representativos y de larga data tendría un efecto poderoso y demostrativo a la hora de generar confianza.

Hoy también conmemoramos el Día Internacional en Apoyo de las Víctimas de la Tortura. La tortura y la violencia sexual ocuparon un lugar destacado durante el conflicto y siguen denunciándose hoy en día. Aunque la tortura está tipificada como delito en la legislación de Sri Lanka, se siguen recibiendo denuncias de tortura en todo el país. Por lo tanto, la reforma del sector de la seguridad y de la policía es fundamental ya que queda mucho trabajo por hacer para acabar con este problema sistémico.

También me gustaría reconocer la labor dilatada de la Comisión de Derechos Humanos de Sri Lanka, con la que mantenemos una asociación sólida y que tiene en marcha una tarea importante, sobre todo en su colaboración con la policía en lo referente a las muertes de personas en detención.

Asimismo, pido la derogación de la Ley de prevención del terrorismo y una moratoria sobre su uso, e insto a que se acelere la revisión y puesta en libertad de los detenidos y presos de larga duración en virtud de la Ley de prevención del terrorismo. También es necesario derogar la Ley de seguridad en línea.

Los derechos de la mujer y de género en Sri Lanka han experimentado tanto avances como retos persistentes en los últimos años. En las elecciones de noviembre de 2024, 22 mujeres fueron elegidas para integrar el Parlamento, lo que duplicó la participación femenina hasta el 9,8%, un porcentaje más alto que en el pasado aunque necesita mejorar. En el lugar de trabajo, las mujeres ganan un 27 % menos que los hombres por el mismo trabajo y numerosas mujeres denunciaron la prevalencia de la violencia sexual y de género. Acojo con satisfacción la despenalización del proyecto de ley para las relaciones homosexuales, que según tengo entendido se encuentra en el Parlamento.

Es necesario enmendar la Ley musulmana de matrimonios y divorcios para adaptarla al derecho internacional de derechos humanos.

En 2022, los ciudadanos y ciudadanas de Sri Lanka, especialmente los más vulnerables, se vieron afectados por la peor crisis económica que se recuerda. Me ha entristecido especialmente oír relatos de las penurias extremas a las que se enfrentan quienes trabajan en las plantaciones, y es importante que se atiendan sus necesidades, incluyendo el acceso a la tierra, a la vivienda y a mejores salarios.

Las demandas populares surgidas de las protestas de Aragalaya de 2022 exigían que se actuara para exigir responsabilidades por la corrupción y la mala gestión económica. Me anima lo que está haciendo el Gobierno en este sentido, y espero que esta ola de esperanza y cambio siga adelante.

Puede ser la base de un nuevo contrato social. Existe incluso la posibilidad de hacer una transición a una economía basada en los derechos humanos que vaya más allá de la economía y se centre en las causas principales de los problemas sociales, y aborde cuestiones como la desigualdad, la injusticia y las prácticas insostenibles del pasado.

Destaqué la importancia de liberar las tierras aún ocupadas y utilizadas económicamente por el ejército, y de resolver los conflictos territoriales que afectan a cuestiones arqueológicas, religiosas y de conservación en consulta con las comunidades. Se ha de facilitar a los musulmanes el regreso a sus tierras si así lo desean.

Durante mis reuniones con líderes religiosos, hice hincapié en el papel fundamental que desempeñan en la defensa de los derechos humanos y el entendimiento interreligioso. Este es un ingrediente clave para lograr una sociedad pacífica, armoniosa y ética. En un mundo en el que el discurso del odio y la incitación por motivos religiosos son cada vez más comunes, les insté a utilizar su influencia para erradicarlos.

El nuevo Gobierno se ha fijado como objetivo fundamental la "unidad nacional". Las victorias rápidas y las medidas de fomento de la confianza resultan fundamentales para mejorar la confianza y la reconciliación. Mi Oficina sigue dispuesta a ayudar y prestar asistencia a este respecto.

Me voy de aquí con la firme esperanza de que el Gobierno y la sociedad civil muestren una intención palpable de trazar una línea divisoria entre las arraigadas políticas identitarias de etnia, religión, lengua, cultura, casta y clase.

En un mundo en el que las guerras, la incertidumbre económica y las violaciones de los derechos humanos se están generalizando desafortunadamente, mi deseo es que Sri Lanka pueda convertirse en una historia de esperanza, y espero con interés un compromiso constructivo con el Gobierno. De hecho, Sri Lanka puede convertirse en un ejemplo de coexistencia pacífica, de comprensión del otro, de tolerancia, de reconocimiento de las diferencias, a la vez que acepta la diversidad y la considera una riqueza y un punto fuerte del rico mosaico de este país.