48,430 Personas en movilidad que han ingresado a través de la Selva de Darién en su tránsito hacia el norte (enero a junio de 2022, Fuente: SNM).
7,282 Número de niños, niñas y adolescentes migrantes que ingresaron a Panamá a través de la frontera con Colombia (enero a junio de 2022, comparado con los 4,366 de enero a junio de 2021, Fuente: SNM.)
+170 Número de niños, niñas y adolescentes no acompañados o separados que han ingresado a Panamá a través de la frontera con Colombia (enero a junio de 2022, Mesa de Protección Infantil Darién)
+ 6,500 Personas migrantes han visto afectado su tránsito y se encuentran varados en las ERM por efecto del Paro Nacional en Panamá. Días de bloqueo en la Vía Panamericana que afecta el flujo controlado de migrantes.
Panorama de la situación
De acuerdo con el Servicio Nacional de Migración de Panamá, durante el año 2022 a través de la peligrosa ruta migratoria de la Selva de Darién han ingresado 48,430 personas incluidos 7,282 (15%) niños, niñas y adolescentes. El 58% de esta población tiene nacionalidad venezolana, seguido de un 7,9% de Haití, 5,2% de Cuba, 3,3% de Ecuador y 3,2% de Senegal, entre otras de las 50 nacionalidades que caracterizan este flujo. A partir del mes de mayo de 2022 el tránsito migratorio incrementó con el ingreso de 300 a 500 personas por día. Aunado a la complejidad que representa transitar por una densa selva, se suman eventos de asalto, violencia física y violencia sexual. Sobre niñez no acompañada y separada, se tiene registro de más de 170 casos de enero a junio de 2022. En el último trimestre, las rutas se han diversificado ante la presión de la fuerza pública por evitar el desembarco en las costas y el transporte ilegal de migrantes; el cambio de las rutas ahora pasa por las comunidades de Carreto, Anachucuna y Armila de la Comarca Guna Yala.
El 7 de julio, diversos gremios docentes, sindicatos, organizaciones sociales y comunitarias tomaron las calles de varias localidades del país y exigiendo al gobierno nacional la adopción inmediata de una serie de medidas para garantizar un tope en el precio del combustible, la reducción de los precios de la canasta básica de alimentos, el acceso a medicinas con precios ajustados a la capacidad de compra de los sectores populares, así como el llamado a un uso eficiente y transparente de los fondos públicos. A partir de ese momento los actores de la protesta cerraron la Vía Panamericana, bloquearon las principales carreteras y avenidas de la ciudad capital y generaron una larga serie de protestas itinerantes que paralizaron las escuelas y obstaculizaron el acceso a los servicios (transporte público, gas, energía, recolección de basuras, entre otros), mientras colapsaban las redes de provisión de alimentos desde las zonas productoras hacia la capital y otras regiones del país. Pese a los esfuerzos del Gobierno Nacional por implementar un mecanismo de diálogo con los diversos actores, aún no se logra una dinámica que permita establecer y monitorear avances. Ante esta situación el SNU en Panamá ha hecho un llamado a fortalecer el diálogo y las vías pacíficas de solución de conflictos.
El cierre de las vías conllevó que las empresas de transporte que trasladan a la población migrante desde la Provincia de Darién (Frontera Colombia y Panamá) hacia la Provincia de Chiriquí (Frontera con Costa Rica) no pudieran continuar el servicio habitual, lo que deriva en el estancamiento del flujo desde el día 11 de julio. Algunos buses que se encontraban en ruta con migrantes fueron parados en la vía, generando choques con los manifestantes y afectando los buses.
Ante el cierre de la vía Panamericana, la Estación de Recepción Migratoria (ERM) de San Vicente en la Provincia de Darién (con capacidad máxima de 250 personas), ha alojado a más de 900 personas en movilidad, algunos por varios días, sobrepasando la capacidad en más de un 300%.
Con la saturación de la ERM de San Vicente y el ingreso sostenido de 300 a 500 personas en promedio por día a través de la selva, el Estado Panameño procedió a la reapertura temporal de la Estación de Recepción Migratoria de Lajas Blancas (con capacidad de 500 personas, ubicada en la Provincia de Darién) para alojar a estos nuevos grupos, llegando a un máximo de 1,231 personas. Por su parte, la comunidad indígena Emberá de Canaán Membrillo (Comarca Emberá Wounaán), constituida por 350 habitantes y capacidad de alojamiento hasta para 100 migrantes, ha recibido a más de 3,300 personas en espera de movilización por lancha hacia Puerto Limón y posteriormente hacia las ERM de San Vicente o Lajas Blancas. El SNM ha garantizado el acceso a alimentos en las ERM.
Ante la incertidumbre de la reapertura de las vías y la saturación de las ERM, algunas personas y familias de la población migrante han decidido continuar su ruta a pie hacia la ciudad de Panamá, abandonando el flujo controlado que mantiene el Estado; la población local se ha solidarizado con los migrantes brindado bebidas y algunos alimentos. Para 16 de julio y con más de 4,600 migrantes represados, las entidades responsables de la gestión del flujo migratorio optaron por la estrategia de negociación con los líderes de los diversos puntos de bloqueo en la vía, para establecer un corredor humanitario y evitar que los buses fueran atacados. Esta estrategia ha permitido que más de 4,268 migrantes hayan sido movilizados de manera segura en buses hacia la frontera con Costa Rica tomando su traslado un tiempo promedio de 36 a 48 horas, cuando el tiempo regular es de 12 horas.
A la fecha, el equipo de terreno de UNICEF en Darién y sus socios, reportan el desabastecimiento de alimentos, gas, gasolina, dinero en efectivo, así como interrupciones en el servicio de energía, telefonía y agua para la población de Darién, lo que se aúna al cierre indefinido de las escuelas y de las vías. Para la población migrante en las ERM y las comunidades de acogida el paro ha afectado el funcionamiento de las plantas potabilizadoras de agua ante los cortes de energía y ausencia de combustible, se ha agotado el suministro de kits de higiene preposicionados, se mantiene restricciones para el acceso a letrinas ante el incremento súbito de migrantes y la imposibilidad de traslado de baños secos desde la capital, no se cuenta con energía permanente para recarga de celulares y contactar a sus familiares, y ante la ausencia de dinero en efectivo muchos de los migrantes no logran recibir los giros para pagar el pasaje de los buses del corredor humanitario.
Pese al hacinamiento, las condiciones de incertidumbre por el cierre de las vías y el acceso a los diferentes suministros, la población migrante que permanece en las ERM ha expresado que comprende la situación compleja que vive Panamá y han facilitado las condiciones para que los equipos de trabajo humanitario puedan desarrollar acciones de los sectores de agua, higiene, saneamiento, salud y protección infantil.