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Nigeria

La desnutrición aguda se agrava en Nigeria y una mexicana ayuda a combatirla

Ximena Campos, coordinadora adjunta de operaciones de Médicos Sin Fronteras en África del oeste, cuenta que la crisis humanitaria en este país merece la misma atención que las de otros sitios.

La desnutrición aguda es un problema que se agrava cada vez más en el norte de Nigeria. En las últimas semanas, en Médicos Sin Fronteras (MSF) hemos registrado un aumento de ingresos de niños y niñas con casos severos de desnutrición. Muchos de ellos con complicaciones mortales.

Sin embargo, esta crisis no ha recibido la atención en los últimos meses. En parte, porque muchos esfuerzos humanitarios se han concentrado en atender problemas en otras regiones del mundo, como la guerra en Ucrania o en la Franja de Gaza.

Tan importante es el niño que se está muriendo de hambre en la Franja de Gaza por falta de acceso a alimentos igualmente como el niño que se está muriendo de hambre en Nigeria. Ambas son igualmente importantes.

Ximena Campos, coordinadora adjunta de operaciones de MSF, mexicana que trabaja en MSF desde hace 12 años. Actualmente se encarga de coordinar las operaciones médicas en cinco países del oeste de África: Benin, Guinea, Malí, Nigeria y Sierra Leona.

“Se necesita acción urgente para combatir la desnutrición aguda y, de ese modo, impedir que niños, niñas y otras poblaciones vulnerables mueran por esta razón”.

“Es una causa de mortalidad que es extremadamente prevenible”, asegura.

Un problema en aumento

La crisis por desnutrición aguda en el norte de Nigeria es un problema que va en aumento año con año. De acuerdo con MSF, la situación ha ido empeorando año con año por lo menos desde 2022.

“En 2024 se está desarrollando un panorama aún más sombrío. No podemos seguir repitiendo estos escenario catastróficos año tras año”, dijo Simba Tirima, representante de MSF en Nigeria.

Ximena Campos, médica mexicana, se encuentra actualmente en Nigeria. Ayuda a coordinar los esfuerzos para combatir al problema, que está actualmente en su pico anual. “Porque cada año empieza más temprano y dura más tiempo”, asegura. Usualmente el pico de casos de desnutrición ocurre en julio.

Varios centros gestionados por MSF en el norte de Nigeria han reportado un aumento exponencial en el número de pacientes con desnutrición aguda severa.

En Maiduguri, en el noreste del país, el personal de MSF admitió a 1,250 niños y niñas con este diagnóstico y con complicaciones en abril de 2014, el doble de infantes a los que atendían en el mismo periodo del año pasado.

En otro centro operado por MSF, en el hospital Karin Madaki, se registró un aumento de 188% en las admisiones de niños con desnutrición grave durante los primeros tres meses de 2024, en comparación con el primer trimestre de 2023.

“Los factores son múltiples. La parte de la inseguridad, y que había muchos otros actores y más fondos que trabajaban en distintas zonas del país. Que viendo la situación de Ucrania, viendo la situación de Gaza, que han atraído la atención de otros actores humanitarios y también de donadores de fondos”, dice Campos.

“Nigeria ha salido del ojo del huracán, del foco de la atención de los medios en general”, indica la médica mexicana.

Otros factores que empeoran la situación de los habitantes del norte de Nigeria con la inflación, la infraestructura sanitaria insuficiente y los brotes de enfermedades, como malaria, empeorados por la baja cobertura de vacunas.

En los últimos años, más de 600,000 personas han sido desplazadas de sus hogares en el noroeste de Nigeria como resultado de la violencia extrema, el deterioro de las condiciones económicas y el cambio climático.

Campos explica que los familiares de los pacientes le explican que la situación económica que atraviesas también es muy dura, lo que les ha obligado a reducir la cantidad de alimentos que pueden ingerir cada día.

“Apenas se alcanzan a comprar algo para comer y sobre todo para alimentar a los niños, los adultos, a veces ni a eso llegan. Llegan a tener a lo mejor un alimento al día o a lo mejor un alimento cada dos días”.

Además de MSF; otras organizaciones humanitarias también se han mostrado desbordadas por la situación. En mayo, la Organización de las Naciones Unidas solicitó donativos por 306,4 millones de dólares para abordar las necesidades nutricionales en los estados de Borno, Adamawa y Yobe.

Las organizaciones han exigido al gobierno de Nigeria que dé una respuesta más amplia a la crisis catastrófica situación nutricional que vive el norte del país, pues mucha de la inversión es realizada por actores humanitarios.

“En una crisis que llega a un volumen de tal tamaño, estamos exhortando que efectivamente haya un mayor compromiso y una mayor inversión de parte del gobierno”, dice Campos, quien admite que luego de la publicación de un comunicado de MSF, han iniciado conversaciones con el ministerio de Salud nigeriano para trabajar en la zona.

Niños y embarazadas, los más vulnerables

A pesar de que la desnutrición es un problema que afecta a personas de todas las edades y sexos en esta zona de Nigeria, los niños y las mujeres embarazadas son los grupos que sufren la mayor vulnerabilidad ante esta situación.

“Nosotros como adultos necesitamos calorías, vamos a decir, para funcionar. Es el combustible para que el vehículo funcione, para que el carro ande. Pero los niños necesitan mucho más. Los niños necesitan construirse”, indica la médica.

Los niños pequeños necesitan de nutrimentos como aminoácidos, proteínas y oligoalimentos para desarrollarse y crecer sanos.

“Entre más jóvenes son, mayor es el impacto y mayores pueden ser las consecuencias. No solo en su salud en el momento actual, sino para su desarrollo en el futuro al tener una nutrición inadecuada”, indica Campos.

Campos también destaca a las mujeres embarazas, quienes sufren más riesgos si presentan desnutrición aguda.

“Una mujer embarazada está creando una vida nueva y entonces esa vida nueva está absorbiendo todo lo que puede de su mamá. Pero si la madre no tiene una nutrición adecuada, la vida que se va a formar va a tener algunas deficiencias. No va a tener todos los elementos necesarios, contar con todas las vitaminas, minerales, proteínas, todo lo necesario para formarse completamente”, concluye.

Una de las consecuencias es el retraso en el desarrollo intrauterino y, en el caso de las madres, ellas puede padecer de deficiencias nutricionales después del embarazo y en la lactancia, una etapa clave para el desarrollo de los infantes.