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Mozambique

Voces tras el paso del ciclón Chido

El paso de la devastadora tormenta a mediados de diciembre causó estragos en varias zonas del norte de Mozambique, provocando cerca de 120 muertos y afectando a cientos de miles de personas. Estos son los testimonios de algunos supervivientes y del personal de MSF que está prestando respuesta médica en el distrito de Mecufi, en la provincia de Cabo Delgado.

“Cualquier ráfaga de viento me aterroriza. Tenemos miedo de que vuelva a ocurrir”

Abudo Chuado, superviviente

“La mayor parte del tiempo me siento triste. No saber qué comer y vivir con la incertidumbre del mañana me deja sin fuerzas. Tengo pesadillas todas las noches y cualquier ráfaga de viento me aterroriza porque temo que [otro ciclón] vuelva a ocurrir. Después de perder nuestra casa, me he estado refugiando en la escuela con mi familia [ahora viven en un refugio improvisado hecho de paja y palos].

Nunca imaginé que pasaría por algo así. Ver que la mayoría de la gente aquí lo perdió todo me hace sentir incómodo. Nos enfrentamos a mucha hambre. Dormir en esta choza es una pesadilla. Intento sonreír, pero me saltan las lágrimas rápidamente porque no sé por dónde empezar a reconstruir mi vida.

Mi esposa ha sido mi fuente de consuelo. Todas las mañanas, me dice que solo es cuestión de tiempo recuperar las cosas que nos arrebató el ciclón. Ojalá todo fuera tan fácil como dice, pero saber que no es tan fácil me pone triste y deprimido”.

“Cuando miro a mis hijos, no me queda más remedio que seguir adelante”

Jorge, superviviente

“Perdí mi casa y todas mis pertenencias. Mi familia y yo dormimos a la intemperie. Tengo dolores de cabeza constantes y pienso todos los días en la incertidumbre del mañana.

Los cultivos de mi granja también fueron destruidos y el hambre se ha instalado en mi casa. Esto es muy frustrante. Cuando llegó la tormenta, mi familia y yo estábamos en casa, pero como los vientos se hicieron más fuertes, decidimos buscar refugio en una escuela.

Pensamos que estaríamos a salvo, pero el viento voló toda la estructura del techo de la escuela. En la habitación donde estábamos alojados, había unas 10 familias, y otras estaban en diferentes espacios. Todos nos quedamos sin rumbo cuando el techo de la escuela se fue. Ya no sabíamos qué hacer, estábamos desesperados.

Tuve que pedir refugio en la casa de un vecino que no fue destruida. Al día siguiente, tuvimos que regresar a lo que quedaba de nuestra casa, y el shock fue profundo. Ver años de sacrificio reducidos a escombros fue un golpe duro para mí.

Intento encontrar la fuerza para seguir adelante, pero la tristeza a veces me deja sin energía. Cuando miro a mis hijos, no me queda otra opción que seguir adelante y pensar estrategias, al menos para que no muramos de hambre”.
“La gente intenta sacar fuerzas de flaqueza para afrontar la situación”

Basílio Jamal, consejero de salud mental de MSF

“Muchas personas de las comunidades están traumatizadas por la tragedia e intentan sacar fuerzas de flaqueza para afrontar la situación. Algunas tienen pesadillas, mientras que otras dicen tener dificultades para comer o dormir.

Algunas personas dicen que cada vez que intentan dormir, los recuerdos del momento de destrucción resurgen. Para quienes perdieron a familiares, el trabajo de reconstruir sus vidas es aún más difícil.

Con el apoyo de las sesiones de salud mental, las personas [obtienen herramientas] para enfrentar esta dura realidad”.
“Tratamos de comprender las circunstancias de cada persona”

Beatriz Cardoso, promotora de salud mental

“El ciclón trajo consigo grandes desafíos para todos. Es necesario brindar atención de salud mental de manera inmediata para problemas específicos y urgentes. Como promotores de salud mental, brindar este apoyo es parte de nuestra respuesta para ofrecer ayuda emocional y práctica.

Hay personas que lo han perdido todo. A algunas les resulta más fácil que a otras enfrentar esta dura realidad. Tratamos de comprender las circunstancias de cada persona para abordar sus necesidades de salud mental de manera individual”.