
Tras el azote del ciclón Chido en el norte del país, hemos desplegado una respuesta de emergencia para mejorar el acceso a la atención sanitaria de la población, ya afectada por años de conflicto. Brindamos apoyo en urgencias, maternidad, atención en salud sexual y reproductiva, pero también en salud mental y enfermedades crónicas. Hacemos un llamamiento para que las ONG se movilicen rápidamente frente a esta crisis.
Médicos Sin Fronteras (MSF) hemos puesto en marcha una respuesta de emergencia junto con el Ministerio de Salud para garantizar el acceso a la atención sanitaria en la zona más afectada del norte de Mozambique, tras la devastación causada por el ciclón Chido. El ciclón, que tocó tierra en Mozambique el 15 de diciembre, ha afectado a cientos de miles de personas y ha dañado aún más el sistema sanitario en este país del sur de África azotado por el conflicto. MSF hacemos un llamamiento a otras organizaciones humanitarias para que movilicen rápidamente su apoyo a las personas afectadas por esta emergencia.
Nuestros equipos móviles se centrarán en proporcionar atención de salud mental y apoyo logístico. En el principal centro de salud del distrito de Mecufi, en la provincia de Cabo Delgado, también ayudaremos a seguir gestionando la sala de urgencias, las salas de pediatría y maternidad, proporcionar atención sanitaria general y sexual y reproductiva, tratar el VIH, la tuberculosis y las enfermedades crónicas, así como a hacer evaluaciones de desnutrición.
“Tras la llegada del ciclón movilizamos personal que ya estaba presente en otras zonas de Cabo Delgado, en medio del conflicto, para evaluar el impacto de la tormenta en los distritos afectados de Pemba, Metuge y Mecufi”, explica Jacinta Francisco, jefa de nuestro equipo de evaluación. “Todos los centros de salud visitados en Metuge y Mecufi resultaron dañados por el ciclón. Los servicios se prestan actualmente en tiendas de campaña improvisadas y el personal sanitario está desbordado por la carga de trabajo y las pérdidas que ha sufrido”.
El ciclón ha agravado los problemas existentes en Cabo Delgado, donde el sistema de salud ya estaba gravemente debilitado por el conflicto. Más allá de la necesidad de reparaciones estructurales, los servicios básicos como el agua potable y la electricidad también se han visto interrumpidos en muchos centros de salud, lo que limita aún más la prestación de atención sanitaria.
A fecha del 22 de diciembre, 622.610 personas se han visto afectadas por el ciclón en el norte de Mozambique, principalmente en Cabo Delgado, pero también en las provincias de Nampula y Niassa. En total, 94 personas han muerto, 768 han sufrido heridas y 140.000 viviendas, 250 escuelas y 52 centros de salud han resultado total o parcialmente destruidos.
Se espera que estas cifras aumenten a medida que las evaluaciones en curso proporcionen más datos. La mayoría de las viviendas, construidas con arcilla y bambú, resultaron muy vulnerables a la tormenta.
“La gente ahora se debate entre buscar comida y reconstruir sus vidas”, añade Jacinta Francisco. “Muchos supervivientes han perdido a familiares, hogares y medios de vida. El apoyo en materia de salud mental es crucial, no solo para las comunidades afectadas, sino también para los profesionales sanitarios exhaustos con recursos limitados para responder a la situación actual”.
En los últimos días, nuestros equipos donaron al Ministerio de Salud medicamentos, como antibióticos y kits de emergencia, incluidos artículos para tratar heridas, material de sutura y equipos de infusión. También hemos donado e instalado una tienda de campaña para que sirva de sala de maternidad en el centro de salud de Nanlia, en el distrito de Metuge, y hemos reparado la conexión por cable entre el generador eléctrico y el edificio del centro de salud en la ciudad de Metuge, para que el quirófano vuelva a funcionar.
Mozambique es un país muy vulnerable a la crisis climática y a menudo se enfrenta al riesgo de ciclones durante esta estación. La tormenta ha afectado al acceso de la población al agua potable, lo que aumenta el riesgo de enfermedades transmitidas por el agua.
“Estamos especialmente preocupados por la posible aparición de enfermedades como el cólera, que es endémica en la región”, afirma Luisa Suárez, nuestra coordinadora médica en Mozambique. “O por un aumento de la malaria, de la que ya estábamos viendo un gran número de casos en las instalaciones sanitarias que apoyamos antes del paso del ciclón”.
El ciclón Chido ha añadido una nueva carga a Cabo Delgado donde, según la ONU, 576.000 personas siguen desplazadas en diferentes partes de la provincia debido al conflicto que comenzó en 2017. Otras 630.000 han regresado a zonas previamente afectadas por la violencia.
“Este desastre natural se suma a la crisis provocada por el hombre y ha dejado a la población del norte de Mozambique, que ya se encontraba en una situación frágil debido a la violencia, aún más vulnerable”, afirma Suárez. “Es crucial movilizar el apoyo de otras organizaciones humanitarias para responder rápidamente a esta crisis”.
MSF llevamos a cabo actividades médicas y humanitarias en Cabo Delgado desde 2019 para ayudar a las personas afectadas por el conflicto, a través de servicios comunitarios y apoyando a centros de salud y hospitales. Gestionamos actividades en los distritos de Palma, Mocímboa da Praia, Mueda, Muidumbe y Nangade, dando apoyo en materia de salud mental, mejorando los sistemas de agua y saneamiento, ofreciendo consultas de salud sexual y reproductiva y ayudando a personas que viven con VIH y tuberculosis, entre otras actividades.