Honduras, 21 de Febrero 2016
Fuente: La Prensa
San Pedro Sula, Honduras
Todo apunta a que los efectos de la sequía se agudizarán cuando comience la temporada seca.
En promedio, 72 de cada 100 hondureños enfrentan inseguridad alimentaria y la mayoría vive en la zona rural.
A esto se suman los serios problemas de abastecimiento de agua y las precarias condiciones de salud que se ensañan con una población que ahora paga los efectos del cambio climático.
El director del Centro Nacional de Observación Meteorológica del país asegura que el fenómeno de El Niño está en su fase final y que ahora hay que prepararse para recibir a La Niña, fenómeno que contrario al caluroso Niño, se caracteriza por dejar más lluvias e intensifica la temporada ciclónica en el Atlántico.
“El Niño no afectará, serán condiciones neutras o normales las que se presentarán. La Niña es la que impactará, lo que traerá mayores precipitaciones. Es como la inversa de El Niño y se enfocará en el corredor seco”, expresó José Ernesto Salgado.
El Niño, potenciado por el cambio climático, ha prolongado por dos años una feroz sequía en el corredor seco centroamericano, y se anuncia que pese a la llegada de La Niña, 2016 será más caliente.
Las proyecciones
El impacto negativo de la sequía severa que afectó en 2015 a 13 departamentos de Honduras se reflejó en los cultivos de maíz, frijoles, arroz, palma africana y caña de azúcar.
En la ganadería también afectó el crecimiento del ganado.
Otros sectores como el cultivo de camarón pagan de igual forma las consecuencias del extremo calor.
Aunque no se tiene claro cómo se desarrollarán las condiciones climáticas en el segundo semestre de este año, esta situación genera incertidumbre no solo en los productores, sino también en los meteorólogos. “Anunciar la segunda fase de la temporada lluviosa depende de las fechas de inicio del periodo lluvioso. Esos factores son los que darán las condiciones para que los cultivos tengan disponibilidad o garantizados los días con lluvia que sean suficientes para humedecer los suelos y que pueda satisfacer los requerimientos hídricos de los cultivos, y es donde está la incertidumbre”, explicó Salgado.
De lo que sí están seguras las autoridades es que la primera fase de la temporada lluviosa programada para los meses de mayo, junio y julio puede fallar. “Este primer semestre va a ser igual o más severo por la sequía que otros años. De acuerdo con algunos análisis, será en abril que podremos tener algunos episodios de lluvia; pero este no será el ingreso del invierno. El cambio climático nos ha venido a afectar todos los ciclos que hemos conocido en el país”, manifestó Lisandro Rosales.
Aumentos en las temperaturas pronostican para este nuevo ciclo de siembra.
Déficit de producción
Si en los años buenos de producción de granos básicos se registraban 20 millones de quintales en maíz, en la cosecha de 2014 a 2015 se refleja que por la sequía solo se produjeron ocho millones de quintales, lo que representa un 60% en la baja productiva de maíz.
La Asociación de Productores de Granos Básicos (Prograno) informó que hay 120,000 quintales de reserva del maíz, pero para 2016 el panorama, asegura el Instituto Hondureño de Mercadeo Agrícola (Ihma), no es alentador. “El panorama de los granos básicos en Honduras actualmente no es alentador, debido a que el territorio hondureño ha evidenciado gran vulnerabilidad ante los impactos del cambio climático, principalmente en los cultivos de granos básicos: maíz, frijol y arroz.
No hay capacidad económica en los productores para hacerle frente a los efectos producidos por el cambio climático. Las lluvias, la degradación de la tierra, disminución del caudal de los ríos, nuevas plagas y enfermedades en los cultivos están afectando al productor”, explicó Néstor Espinal, del Ihma.
El panorama general de la producción de granos básicos es a la baja. Se estima que en el ciclo agrícola de primera en maíz solo se logró cosechar el 50% de promedio de producción de los años anteriores.
Altas temperaturas seguirán perjudicando la agricultura
Las elevadas temperaturas preocupan: solo en diciembre se alcanzó una temperatura media global de 1.42 centígrados sobre lo estimado desde 1890, reportó la Agencia Meteorológica de Japón.
La Cumbre de París había estimado que el aumento de dos centígrados era lo necesario para traspasar el punto crítico que afectaría a los países, ya que cada mes se rompe el récord de calor. “Existe una alta probabilidad de que 2016 le ganará a 2015 y llegará a ser el año más caluroso de la historia”, señaló Ángelo Indovino, presidente de la fundación Soñar más Verde, ambientalista de Colombia.
Cada vez comienzan a aparecer más hechos que plantean que la vinculación del calentamiento global a fenómenos considerados naturales da por resultado situaciones de crisis social, liquidando o golpeando gravemente las bases agrícolas de diversos territorios.
Peter Wadhams, climatólogo de la Universidad de Cambridge y miembro del Arctics Methane Emergency Group, afirma que un aumento de 4 °C en la temperatura global se asociaría inevitablemente al colapso de la civilización contemporánea, esto como producto del colapso de los sistemas agrícolas y la imposibilidad de la mantención de los sistemas urbanos y los niveles actuales de la población mundial.
Esto podría ser considerado como el más grande crimen social cometido por la clase capitalista, puesto que los grupos petroleros son los principales responsables de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera y sus consecuencias involucran a la humanidad entera.
La huella de la sequía
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reporta que al menos 850,000 personas, entre ellas 170,000 niños, han sido afectadas por la sequía que desde 2014 ha golpeado la agricultura en Honduras.
Financiamiento para combatir la sequía
La Organización de las Naciones Unidas envió 2.16 millones de dólares para enfrentar la crisis en Honduras. En el país, 1.3 millones de compatriotas sufren por el problema.
Dos países del istmo son los más afectados
La Organización Meteorológica Mundial señala que Guatemala y Honduras son los dos países más perjudicados con 2.8 millones de personas que necesitan ayuda.