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Haiti

Haití: la prestación de servicios de salud en medio de una inseguridad que no da tregua

"Desde hace tres años, la vida en Cité Soleil se parece a una partida de póquer la mayor parte del tiempo. Los vecinos salen de su casa sin saber si podrán volver. Ponen en riesgo su vida para poner el pan en la mesa familiar todos los días", expresó el padre David, quien desde hace años vive en Brooklyn, una de las zonas de Cité Soleil más afectadas por la violencia armada.

El hombre lo ha visto todo. "Han pasado por delante de mis ojos muchos heridos de bala a causa de los enfrentamientos más recientes", señaló. "De hecho, muchos miembros de la comunidad me traen heridos a mi casa para que ayude a evacuarlos. He visto morir a muchas personas en el dispensario por culpa de balazos en la cabeza."

La situación humanitaria en Haití se ha deteriorado de manera pronunciada en los últimos años. Como resultado de la intensificación de los enfrentamientos entre grupos armados o entre estos y la policía nacional de Haití, se han agravado las consecuencias humanitarias para las comunidades que ya venían de una crisis económica aguda, con una inflación por encima del 48 % y nueve de diez haitianos por debajo de la línea de pobreza.e.

Para quienes viven en zonas gravemente afectadas por la violencia armada, se complica cada vez más la entrada y salida de los barrios.

Pero, ante una herida o enfermedad, no tienen más remedio que trasladarse a un hospital, ya que los servicios de salud barriales prácticamente no existen, y el personal médico, en muchos casos, ha dejado de trabajar allí debido a la inseguridad.

"Cuando hay tiroteos, estabilizamos a los heridos en el dispensario ubicado junto a mi capilla. Apenas se calma un poco la situación, intentamos sacarlos, o bien intentan entrar las ambulancias, pero siempre es complicado y peligroso", explica David. "Recuerdo una situación en la que estaba sacando a dos heridos de Cité-Soleil y le dispararon a mi coche. Se ve que un grupo armado pensó que estaba llevando soldados del bando contrario."

Jonathan Gilles es médico voluntario de la Cruz Roja desde hace más de ocho años. Jonathan Gilles es médico voluntario de la Cruz Roja desde hace más de ocho años. ICRC Los voluntarios y empleados de la Cruz Roja tampoco son inmunes a la violencia. La gran inseguridad ha obligado a la Cruz Roja de Haití a circunscribir sus servicios de ambulancia a determinadas zonas de Port-au-Prince. "Por otra parte, el servicio de ambulancia se ve afectado por una falta de recursos económicos, materiales y humanos para mantener un mínimo de actividades en Port-au-Prince y en, al menos, cuatro de las principales ciudades del país: Cap-Haitien, Cayes, Jérémie y Gonaïve", explicó Güetson Lamour, presidente de la Cruz Roja de Haití.

Los equipos de la Cruz Roja que intentan prestar servicios de salud en un entorno tan inestable e inseguro dependen exclusivamente de la aceptación y el respeto por parte de todos los actores armados para poder acceder a estas zonas, y realizan su trabajo con un alto nivel de estrés.

"Siempre recordaré un viaje en el que fuimos a buscar una paciente que había recibido un disparo en la cabeza para que le realizaran una tomografía del cráneo. Estaba consciente y muy estresada. En todo el trayecto, no solo tuvimos que controlar su estado, sino también consolarla", relató Gilles, médico del servicio de ambulancia de la Cruz Roja de Haití. "No bien llegamos a estas comunidades, procuramos que el emblema de la Cruz Roja se vea claramente, pero siempre me preocupa que pueda pasar algo."

En un esfuerzo coordinado con otros socios del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, la Cruz Roja Noruega está capacitando a voluntarios de la Cruz Roja de Haití para afrontar mejor situaciones de violencia armada en su trabajo. Secuestros, cortes de carretera y agresiones verbales y armadas son algunos de los incidentes a los que podrían estar expuestos, tal como subrayó Derek Spranger, asesor operacional de la Cruz Roja Noruega. Junto con el equipamiento que se suministrará, en coordinación con el CICR, en los próximos meses –como botas de trabajo reforzadas, cascos especializados o uniformes adicionales, entre otros–, estas capacitaciones tienen como objetivo ayudar a mitigar esas amenazas.

"No hay dudas de que la acción de los voluntarios cambia para mejor la situación de la población cada día que salen a prestar asistencia en las calles de Port-au-Prince", expresa Marisela Silva Chau, jefa de la delegación regional para Panamá y el Caribe del CICR. "Sin embargo, Haití necesita mucho más para responder al sufrimiento de quienes habitan zonas afectadas por la violencia armada: la comunidad internacional debe actuar con firmeza y compromiso para posibilitar una respuesta humanitaria coordinada ante las necesidades de una población extremadamente vulnerable."