Testimonio desde la capital haitiana en ruinas. Cadáveres en las calles, desesperación, caos y dolor
Raymundo Gómez (Enviado Especial de la AIN)
Puerto Príncipe, Haití, 14 de enero (AIN) Esta ciudad, sacudida el martes =FAltimo por un fuerte terremoto, todavía hoy parece haber sufrido un bombardeo aéreo, a juzgar por los significativos destrozos en sus desoladas calles.
El Palacio Presidencial y varios ministerios, entidades estatales y residencias yacen en ruinas.
Asombrosamente, a menos de 100 metros de esas instalaciones, se mantuvieron intactas las conocidas como el Anexo, sede de la Dirección Central y residencias de los colaboradores cubanos, las cuales se convirtieron en sitios para brindar los primeros auxilios.
Centenares de personas con diversas lesiones y niveles de gravedad fueron atendidos por apenas una decena de especialistas y otros colaboradores presentes en el momento del sismo de siete grados en la escala Richter.
De inmediato se movilizaron otros galenos, enfermeros, técnicos y trabajadores cubanos de la salud que laboran en Haití, quienes reforzaron el trabajo de atención a los lesionados.
Desde Cuba, llegaron este miércoles integrantes de la Brigada Henry Reeve, y cooperantes de la salud que disfrutaban de sus vacaciones en la Isla y sin demora comenzaron su labor en el referido sitio del Anexo, al igual que en otras dos instalaciones habilitadas como hospitales en zonas aledañas a la destruida Catedral y en el centro de esta ciudad.
Es difícil a=FAn cuantificar la magnitud del desastre sufrido por el pueblo haitiano, pero no pocos pobladores afirman que este sismo se inscribe como el segundo más grande sufrido por el país en más de un siglo.
La ayuda internacional, entre las que se cuentan las materializadas por Cuba, Venezuela, China y otras naciones, comenzó a arribar al aeropuerto internacional de Haití en condiciones de extrema tensión, ante la ausencia de personal encargado de las torres y guías para el aterrizaje y despegue de las naves aéreas.
Los aviones llegados a Puerto Príncipe han tenido que coordinar sus operaciones entre ellos mismos, por fonía, en lo conocido técnicamente como Patrón de entrada, con la coordinación de los pilotos sobre los movimientos aéreos que realizan.
Cercano al anochecer de este miércoles, cinco aeronaves coincidieron sobre el cielo de la capital haitiana para descender con la ayuda humanitaria, pero sin que hasta el momento se originaran accidentes.
La triste realidad actual de la capital haitiana la profundizan las miles de personas paradas, sentadas y hasta acostadas, que por segundo día y noche permanecen en las aceras, calles y avenidas, con sabanas y otros materiales a modo de tiendas de campaña, sin electricidad, escasos de agua potable y realizando aisladas fogatas callejeras en la preparación de alimentos de manera prioritaria para niños y ancianos.
Las primeras brigadas de salvamento de varios países latinoamericanos, europeos y asiáticos comienzan su labor entre las lomas de escombros que se mantienen por numerosos lugares de esta capital.
Sin embargo, son cada vez menores las esperanzas de encontrar con vida a los sepultados entre montones de tierra, bloques y maderas que se mantienen por toda la ciudad.
Los cadáveres insepultos permanecen por centenares en aceras y calles, donde apenas manos piadosas los cubren con sabanas, mantas, papeles y otros objetos.
Varios tap-tap, camiones y otros vehículos se dedican a una recogida de los cuerpos, insuficiente para la cantidad que yace en las vías p=FAblicas y demás lugares.
Junto a la atención medica, prioridad actual, ya se impone en el escenario haitiano una más ágil operación de escombreo y limpieza de lugares, con la evacuación de cadáveres.