1. Descripción de la emergencia y respuesta inicial
En medio de la pandemia COVID-19, entre los días 3 y 17 de noviembre, las tormentas tropicales Eta e Iota provocaron inundaciones y catastróficos deslizamientos de tierra en la República de Guatemala. El 5 de noviembre, el Gobierno declaró el estado de calamidad en 9 departamentos y 52 municipios. Se registraron daños de consideración en 16 de los 22 departamentos según la CONRED concentrándose los daños en el orden, en Alta Verapaz, Izabal, Quiché, Huehuetenango, Petén, Zacapa y Chiquimula. En estos territorios viven alrededor de 5 millones de personas Los daños sucedieron en varios ámbitos principalmente en los cultivos, la infraestructura de los sistemas de agua y saneamiento, inundaciones de pozos y letrinas, la destrucción y daño grave de unas 60 mil viviendas, salones comunitarios, escuelas, centros de salud, sistemas de abastecimiento de electricidad y telecomunicaciones, lo que ha afectado gravemente a las personas provocando un impacto en su salud, alimentación, y acceso a sus derechos. Los derrumbes, inundaciones y desbordes de los ríos afectaron gravemente la infraestructura de comunicación vial, incomunicando a las poblaciones y dificultando tanto la evaluación como la asistencia.
Las autoridades a nivel nacional, departamental y municipal se movilizaron inmediatamente en respuesta a las necesidades de evacuación, salvamento búsqueda y rescate en un primer momento, para luego atender las necesidades de la población desplazada, en albergues y de comunidades aisladas. Todos los actores gubernamentales desempeñaron un rol importante en facilitar la respuesta en cada uno de los escenarios establecidos. Con un reto logístico importante que dio paso a la instalación y operación de puentes aéreos, acceso fluvial y marítimo aún a 25 días de iniciada la respuesta a la emergencia.
El Equipo Humanitario de País a través de sus redes en los territorios apoyaron inmediatamente las acciones donde tenían presencia en los 16 departamentos afectados, han colaborado con los esfuerzos de las autoridades en sus niveles de coordinación, facilitando tanto recursos como información haciendo un esfuerzo adicional para la movilización de recursos adicionales para la atención de la población afectada.
La severa afectación sobre la población, los retos logísticos que permanecen y el impacto severo en los medios de vida, así como las brechas existentes en la atención crean un escenario que requiere una cercana atención y seguimiento por el recrudecimiento de las condiciones en la población afectada en los meses venideros.
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