Riesgo de inseguridad alimentaria y nutricional en occidente
La seguridad alimentaria y nutricional de muchos hogares en el occidente del país (Figura 1) se encuentra en peligro debido a pérdidas en los cultivos producto de las irregularidades climáticas de este año, que se adicionan a los rendimientos bajos de 2008. Además, el acceso a los alimentos se ha dificultado debido a una menor recepción de remesas y disponibilidad de empleo, y elevados precios de los alimentos. Se sugiere realizar evaluaciones de las condiciones alimentarias y nutricionales para asegurar intervenciones oportunas y evitar un escenario de alta inseguridad alimentaria y casos de desnutrición aguda.
La región occidental cuenta únicamente con una cosecha al año, que inicia con las siembras entre marzo y mayo, y sale entre octubre y diciembre. En 2008, debido a una pobre fertilización, como consecuencia de los altos precios de los insumos, los rendimientos fueron menores que lo normal. De esta cuenta, las reservas alimentarias de los hogares más pobres concluyeron en marzo, un mes antes de lo normal, haciéndolos dependientes de la compra para su alimentación. Además, las lluvias durante este año fueron deficitarias e irregulares, especialmente a partir de julio, con anomalías negativas en los acumulados hasta 75 por ciento, disminuyendo el rendimiento de maíz y frijol. Esto ocasionará una nueva reducción en las reservas a probablemente la mitad, lo que significa que se terminarán en enero o febrero, haciéndolos dependientes de la compra tres meses antes de lo normal.
Las remesas provenientes de migrantes, especialmente en Estados Unidos, han disminuido este año en un diez por ciento a nivel nacional. Los hogares que reciben las remesas destinan el 41 por ciento para la alimentación. Otra fuente importante de ingresos es la venta de mano de obra no calificada en actividades agrícolas, como el corte de café, que representa en los hogares más pobres entre 60-93 por ciento de sus ingresos. Este año las condiciones secas también afectaron la producción de este cultivo, reduciendo su cosecha y la cantidad de jornales a requerir para su recolección. Los productores de caña de azúcar, por otro lado, reportan que la demanda de mano de obra para la zafra se encontrará dentro de los rangos normales. Estas condiciones afectan directamente el ingreso de los pobres, sumamente importante ya que dependen de la compra como una fuente mayoritaria de granos básicos (50-100 por ciento). Los precios del maíz este año disminuyeron respecto a los del 2008, pero no lograron descender a los valores previos a estos; el departamento de Quiché mostró el mayor precio, con una diferencia del 68 por ciento del promedio nacional. Por otro lado, el precio del frijol mostró un aumento considerable, por encima del reportado el año pasado, especialmente en Totonicapán y San Marcos.
Según el Ministerio de Salud, en los departamentos de Totonicapán, Quetzaltenango, Huehuetenango y áreas de Quiché, las tasas de desnutrición aguda en niños menores de cinco años, de enero a septiembre, eran mayores a la tasa nacional. Mientras que programas de Título II en la región reportan incrementos en la prevalencia de la desnutrición global (peso/edad) de hasta el 12 por ciento, en niños participantes menores de 36 meses. Debido a lo anterior se esperaría un deterioro aún mayor en la nutrición de los niños.
Debido a los problemas climáticos, las familias de esta área tendrán menores cosechas, terminando sus reservas de alimentos en enero/febrero, haciéndolos más dependientes de la compra. La obtención de ingresos de los hogares dependientes de la recolección del café y las remesas se verá afectada, dificultándoseles el acceso a los alimentos. Se espera que la situación de seguridad alimentaria y nutricional empeore a partir de febrero 2010 hasta agosto/septiembre, cuando salga la siguiente cosecha. Sin embargo, debido a la limitada información sobre esta área hace recomienda realizar evaluaciones sobre la situación actual para la toma de decisiones oportunas.