Debido a que Guatemala es uno de los países a nivel mundial con las tasas más altas en desnutrición, el gobierno del presidente Otto Pérez Molina busca firmar un Pacto contra el hambre con diversos sectores, en la segunda semana de febrero, con lo que se busca reducir dicho flagelo.
El problema es tal que el 49.8 % de los infantes menores de cinco años padecen desnutrición crónica. La iniciativa apunta a que, en los próximos cuatro años, el índice de desnutrición se reduzca en 10 % y que haya cero muertes, según informó Luis Monterroso, titular de la Secretaría de Seguridad Alimentaria (Sesán).
Luis Mack, analista en asuntos sociales y catedrático de la Universidad de San Carlos de Guatemala, señala que uno de los problemas en Guatemala es que no hay una institución que aglutine dichos esfuerzos, pero considera que es una buena propuesta, aunque espera que sea efectiva para promover el desarrollo integral de la población guatemalteca.
Para lograr el cometido, el denominado plan que promueve el Ejecutivo contempla tres ejes fundamentales, con intervenciones concretas en servicios básicos de Salud, educación formal o por consejería, lactancia materna y educación complementaria; agua y saneamiento básico, organización comunitaria y generación de ingresos familiares vía producción local o empleo.
Inicialmente, la estrategia se pretende poner en marcha en 166 municipios del país, los cuales tienen alta prevalencia en desnutrición crónica. Se desea hacer énfasis en la atención a madres, embarazadas, lactantes y niños menores de dos años.
Hernán Delgado, investigador del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (Incap) asegura que se ha demostrado que se puede lograr bajar la desnutrición del país, no solo en un 1 % sino que en más, siempre y cuando se trabaje en orden. Delgado destacó que para lograr dicho cometido es necesario que trabajen de forma conjunta los ministerios de Salud, Educación y Agricultura.
Otro aspecto de suma importancia en el combate a la desnutrición es la leche materna, ya que dicho líquido ayuda a que los menores tengan menos problemas de salud. De ahí la importancia de instar a las mujeres a que amamanten a sus bebés durante los primeros seis meses de vida, manifestó Roberto Paz, gerente del programa Seguridad Alimentaria Mam y Achí (Segamaya).