Introducción
El Salvador, Guatemala y Honduras, países que conforman el Norte de Centroamérica (NCA), reúnen una serie de necesidades humanitarias impulsadas por condiciones compartidas de pobreza elevada, choques climáticos recurrentes, violencia crónica, acceso limitado a servicios de salud y flujos migratorios desde y dentro de sus países, entre otros factores. Las distintas necesidades producidas por estas condiciones de larga data han formado un tejido complejo de vulnerabilidades que la acción humanitaria ha buscado atender con abordajes intersectoriales desde hace varios años.
Pese a los logros en brindar respuestas holísticas a las necesidades multidimensionales en el NCA, la acción humanitaria en estos países se vio obligada a reconfigurarse, de manera drástica, en el 2020 ante los impactos de la pandemia de la COVID-19 y de la temporada de huracanes más activa jamás registrada. Además de generar sus propios escenarios de necesidades, la pandemia y las tormentas han agudizado las crisis existentes del NCA y aumentado la cantidad de personas en necesidad de asistencia humanitaria entre los tres países en un 60 por ciento entre el inicio el 2021 y mediados del 2021.
El impacto real de la pandemia y las tormentas del 2020 en las vulnerables existentes del NCA ya está siendo corroborado por indicadores publicados en el primer semestre de 2021. Tras declives alentadores en porcentajes de pobreza y pobreza extrema entre 2018 y 2019, especialmente en El Salvador y Honduras, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) proyecta que los porcentajes registrados en los tres países al cierre del 2020 superen las del 2018, así creando nuevos riesgos para cientos de miles de personas adicionales. Según informes de 2021 de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), el porcentaje de hogares en Honduras con brechas en su acceso a alimentos es de 21 por ciento comparado con el 8 por ciento previo a la pandemia, mientras 1 de cada de 5 personas en Guatemala están sufriendo brechas críticas en su acceso a alimentos, brechas que están previstas persistir durante los próximos meses.
Consecuentemente, el desplazamiento interno y entre fronteras están mostrado fuertes incrementos. El Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés) indica que Honduras registró 937.000 nuevos desplazamientos internos causados por desastres en 2020, cifra que supera con creces el conjunto de desplazamientos por desastres y por conflicto en países como Sudán del Sur, Sudan o Afganistán. El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos informa de 375.000 detenciones de personas del NCA en la frontera entre México y EE.UU. entre octubre 2020 y mayo 2021, lo que supera el total de detenciones en todo el 2020. Las cifras de marzo y abril 2021, en particular, superaron los conteos de estos meses en 2019.
Frente a estas tendencias preocupantes, junto a tendencias similarmente preocupantes en materia de medios de vida, acceso a servicios de salud, agua, saneamiento e higiene, educación y protección, las poblaciones vulnerables del NCA, especialmente mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas en situación de movilidad humana, poblaciones indígenas y afrodescendientes, personas con discapacidad y miembros de la comunidad LGBTIQ+, requerirán que la comunidad humanitaria aborde la severidad y el alcance de sus necesidades bajo un entendimiento colectivo que permita la planificación estratégica de una respuesta en conjunto.
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