SÍNTESIS
La crisis del Hogar Seguro evidencia la debilidad del Estado de Guatemala en la protección especial de la niñez y adolescencia víctima de abuso, violencia, abandono y negligencia, así como la falta de mecanismos de fortalecimiento y preservación familiar que prevengan la separación de la niñez y adolescencia de su entorno familiar y comunitario, promoviendo la protección social para el acceso universal a los derechos.
La crisis afectó directamente a 600 niñas, niños y adolescentes, y sus familias. El Estado elaboró un plan de respuesta a corto y mediano plazo incluyendo cinco ejes principales y cuatro acciones complementarias. A ocho meses de la crisis, la respuesta ha sido lenta e incompleta.
Esta crisis y la trágica muerte de 44 niñas, niños y adolescentes mostró la urgente necesidad del país de crear e implementar un sistema integral y coordinado de protección de la infancia, no sólo como respuesta a las 600 víctimas del Hogar, sino que también a los 5,000 institucionalizados, a los más de 40,000 que anualmente son víctimas de delitos y, en definitiva, para los 7 millones de niñas, niños y adolescentes en el país.
Guatemala debe terminar con la mala práctica de la institucionalización de la niñez y abandonar la idea de crear macro instituciones para la protección de la niñez. En cambio, debe invertir en crear programas específicos y diferenciados de protección especial y protección social de acuerdo a las edades, el género, las características y condiciones de la infancia, priorizando siempre a la más vulnerable a causa de la violencia, la discapacidad, género y pobreza.
La sociedad guatemalteca, que sufrió y se indignó ante esta crisis, no debe bajar la guardia, ni olvidar lo sucedido. Todos los sectores deben unirse para exigir y trabajar por una respuesta urgente y contundente para toda la infancia.
Garantizar la protección de toda la niñez y el desarrollo de todo su potencial, en todas partes y siempre, no es opcional ni una ilusión, es su derecho.