En los últimos cuatro años, Guatemala ha enfrentado una crisis humanitaria provocada por la peor sequía del país en décadas, junto con las causas estructurales de los principales problemas que afectan a toda la población del país. Los grupos vulnerables como los indígenas, las mujeres, las personas con discapacidad, niños o niñas, los ancianos y las zonas urbanas y rurales necesitan asistencia humanitaria. La desnutrición crónica afecta a uno de cada dos niños menores de cinco años. Abordar la desnutrición crónica en niños menores de cinco años es la necesidad humanitaria más urgente. Al menos 200,000 niños sufren de desnutrición crónica y podrían enfrentar un daño irreversible a su desarrollo mental, físico y cognitivo.
1.6 millones de personas se están enfrentando a necesidades esenciales urgentes por atender: agricultores de subsistencia, pequeños productores de café, jornaleros agrícolas estacionales, migrantes y personas desplazadas, niños crónicamente desnutridos. Entre las necesidades básicas identificadas están la educación, la salud, el acceso al agua, la seguridad alimentaria, el acceso a la tierra, el derecho a una vivienda digna, los derechos de los pueblos indígenas sobre su territorio y recursos naturales, y la planificación del desarrollo local. La falta de estos factores socava los derechos humanos de la población.
En 2017, aproximadamente 450,000 personas ingresaron a México después de transitar por Guatemala, mientras que el número de guatemaltecos que buscan asilo y refugio en Estados Unidos y México aumentó significativamente en un 661% entre 2012 y 2016. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) identificó 20,900 personas en tránsito por Guatemala (enero a junio de 2017). Debido a este aumento en el movimiento transfronterizo, el acceso a espacios seguros que brindan servicios básicos, asistencia legal y acceso a mecanismos de protección para migrantes es esencial, sobre todo para los grupos más vulnerables como los niños y adolescentes no acompañados, apátridas, población LGBTI (población de lesbianas, bisexuales, homosexuales, transgénero e intersexuales), sobrevivientes de violencia sexual y de género y personas que huyen de la violencia generalizada.
América Central y México enfrentan tasas alarmantes de aumento de la violencia causada por el crimen organizado y las maras, incluidos asesinatos, extorsiones, desapariciones, agresiones, violaciones y reclutamiento de niños y niñas. La escalada de violencia de las organizaciones criminales en la región ha excedido la capacidad de los gobiernos para responder. Mejorar los servicios en los albergues y centros de refugio, fortalecer los esfuerzos transfronterizos y multi-organizacionales y proporcionar un apoyo integral a los migrantes teniendo en cuenta las diferentes formas de abuso que se cometen contra mujeres, niñas, niños y hombres.
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