Tras la inspección y evaluación a las cuatro zonas afectadas por deslizamientos y hundimientos de los cantones azuayos de Gualaceo y Paute se declaró la emergencia por parte del Comité de Operaciones Emergentes (COE) de Azuay.
Veintitrés familias (119 personas) permanecen en cuatro albergues de Gualaceo. Este cantón es el más afectado porque se destruyeron 15 viviendas, además de los cultivos de la comunidad de Picay Alto, ubicada a tres minutos del centro de Gualaceo.
Además, hay otras 11 viviendas en alto riesgo de esta comunidad y de Parculoma y Yambrún. La falla geológica se agudizó por las permanentes lluvias registradas en la última semana, señala el vicealcalde Juan Bustos.
El problema se debe a la acumulación del agua por el taponamiento de quebradas y el mal uso del líquido para el riego de los cultivos, asegura Bustos. Por eso, ayer se construyeron zanjas de evacuación del líquido.
Tres cuadrillas del Municipio, Ejército y moradores (100 personas), con pico y pala, abrían surcos en Picay para que el líquido que brota por todas partes tuviera una sola corriente de evacuación.
Según la jefa de Obras Públicas del Municipio, Fernanda Sarmiento, los geólogos del Ministerio de Transporte y Obras Públicas que recorrieron la zona descartaron el ingreso de la maquinaria. “El peso podría desencadenar una catástrofe mayor”.
Vídeo Deslizamiento en Gualaceo - Las lluvias en Azuay causaron destrozos en las viviendas.
En cambio, en Parculoma se usaron bombas de succión para extraer y conducir el agua hacia las quebradas. Esas acciones están contempladas dentro del plan de mitigación emergente del COE, que se extenderá a las 23 hectáreas afectadas.
Sin embargo, los técnicos de Obras Públicas del Municipio detectaron otras zonas en riesgo (Ayaloma Shiquir, Yucacay, San Miguel, Bagpancel y Llintig) de las parroquias San Juan y Zhidmad. Allí, también hay casas afectadas. En este último poblado se ordenó la evacuación de dos familias hacia los albergues.
Toda la zona en emergencia está acordonada con cintas amarillas que alertan el peligro y que rige la alerta roja. Los propietarios de las viviendas no pueden ingresar. La Secretaría de Gestión de Riesgo elabora un informe de obras para detener la falla y el dinero que se requiere.
En los albergues hay preocupación. En el Coliseo Raúl Baca pernoctaban 45 personas (11 familias), de las cuales 26 dejaron este espacio para ir a casa de familiares. “Dijeron que la funda de alimentos es para la semana y que no habrá más”, dice la afectada Virginia Gaguancela.
El Ministerio de Inclusión Económica y Social les entregó un colchón (esponja), una funda de alimentos con 11 productos y un kit para aseo (papel higiénico, pasta, cepillo, jaboncillo, detergente y toalla).
Para que les alcance los alimentos, las familias preparan comida para todos los albergados. Ayer desayunaron leche con pan y almorzaron sopa de papas.
En el cantón vecino de Paute, el problema es menor aunque prácticamente los habitantes de Bulán y Padrehurco se quedaron aislados, sin la única vía que tienen para movilizarse y sacar sus productos. Es una zona altamente frutícola y en plena cosecha de papas, reinas claudia y babaco.
Allí, el deslizamiento destruyó parte de la vía y rompió la red de conducción del sistema de agua Cutilcay. También arrancóárboles de eucalipto y frutales y destruyó postes de energía eléctrica.
El sistema abastece del líquido vital a los poblados de Cutilcay, Bulán y el centro de Paute. En total, 12 000 familias siguen desabastecidas.
El personal de la Empresa Eléctrica levantaba ayer los postes y el cableado para restituir la energía. En cambio, obreros de la Junta Parroquial intentaban con mangueras conducir el agua y detener el deslizamiento.
La ayuda en la zona
En dos albergues hay unidades móviles de atención médica. Los médicos detectaron cuatro casos de influenza estacional y se dispuso la vacunación.
El Ejército colabora con 170 uniformados para tareas de evacuación, seguridad en las viviendas y las obras fijas.
Se prevé que mañana se restituya el servicio de agua en Paute y las zonas aledañas.