Resumen
La situación humanitaria y de la seguridad en el este de la República Democrática del Congo, que permanecía afectada por una intensa violencia, siguió deteriorándose. Las tensiones regionales afectaron negativamente al conflicto y los enfrentamientos en las tres provincias orientales. En el oeste de la República Democrática del Congo, el conflicto en Mai-Ndombe siguió en ebullición.
En Kivu del Norte, el grupo armado sancionado Fuerzas Democráticas Aliadas (FDA) intensificó sus ataques contra centros urbanos en la República Democrática del Congo y siguió activo en Uganda. Las FDA cometieron el mayor número de asesinatos, principalmente de civiles. El grupo armado estableció fuertes redes en las cárceles, especialmente en Kinshasa, donde los detenidos de las FDA reclutaron y movilizaron activamente a combatientes y colaboradores.
El uso oficial de grupos armados Wazalendo por el Gobierno de la República Democrática del Congo para luchar contra el Movimiento 23 de Marzo (M23) hizo que los grupos armados de todo el este de la República Democrática del Congo que se autodenominaban Wazalendo legitimaran su existencia y sus actividades criminales.
La crisis del M23, que se intensificaba rápidamente, conllevaba el riesgo de desencadenar un conflicto regional más amplio. Siguió habiendo intensos enfrentamientos entre el M23, junto a la Fuerza de Defensa de Rwanda (FDR), y las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), unidas a la coalición de grupos armados locales Wazalendo, las Fuerzas Democráticas de Liberación de Rwanda (FDLR) sancionadas y los contingentes de las Fuerzas de Defensa Nacional de Burundi. Las empresas militares privadas y los contingentes de la Comunidad de África Meridional para el Desarrollo, que se desplegaron en diciembre de 2023, brindaron apoyo operacional y militar a las FARDC.
Las intervenciones y operaciones militares de la FDR en los territorios de Rutshuru, Masisi y Nyiragongo se ampliaron más allá del mero apoyo a las operaciones del M23 a una colaboración directa y decidida, que permitió a la FDR y al M23 lograr la dominación militar en Petit Nord y una rápida ampliación territorial hasta orillas del lago Edward. El despliegue de tecnología y equipo militares avanzados impulsaron las operaciones conjuntas M23-FDR, lo que alteró la dinámica de los conflictos, en particular dejando en tierra todos los activos aéreos militares de las FARDC. Un movimiento político-militar creado recientemente, la Alianza Río Congo (AFC, por su sigla en francés), no logró reunir a la mayoría de los actores políticos y armados contra el Gobierno de la República Democrática del Congo.
El Gobierno siguió usando a los grupos Wazalendo y las FDLR como intermediarios en la lucha contra el M23 y la FDR. No se cumplieron las instrucciones del Jefe de Estado Mayor de las FARDC de dejar de colaborar con las FDLR. Aunque las FDLR se vieron sometidas a presiones, siguieron siendo un actor importante en el conflicto.
La participación de las Fuerzas de Defensa Nacional de Burundi en operaciones contra el M23 y la FDR agravó las tensiones entre Rwanda y Burundi.
La prolongada violencia armada empeoró la crisis humanitaria, que ya era grave. En marzo de 2024, Petit Nord representaba casi 1,7 millones de desplazados internos. Otro medio millón de desplazados internos se trasladó a la zona vecina de Kivu del Sur. En Goma hubo cada vez más criminalidad y disturbios civiles debido principalmente a la proliferación de combatientes Wazalendo y elementos indisciplinados de las FARDC, que gozaban de impunidad general por sus actos. La proximidad de los combates y el fuego de artillería frecuente en las zonas urbanas y cerca de los emplazamientos para desplazados internos causaron numerosas bajas civiles.
Todos los agentes armados reclutaron y utilizaron a niños en las hostilidades a un nivel sin precedentes. El M23 y el FDR siguieron castigando a los civiles que se creía que habían colaborado con grupos armados enemigos, especialmente entre la población hutu a la que se consideraba asociada a las FDLR o a Nyatura, en forma de ejecuciones, torturas, destrucción de aldeas, saqueos o detenciones arbitrarias. Los grupos Wazalendo prosperaron gracias a una violenta economía de guerra en sus zonas de influencia, saqueando, extorsionando, secuestrando y asesinando a civiles.
La mayoría de los agentes armados activos en Petit Nord se beneficiaron de la tala ilegal o la imposición de gravámenes sobre el transporte de tablones de madera en las zonas que controlan. Esta fuente de ingresos forma parte del aumento de las oportunidades de generación de ingresos fruto de la crisis en curso en Petit Nord.
En Rubaya, la producción de minerales controlada por la Coalición de Patriotas Resistentes Congoleses-Fuerza de Choque (PARECO-FF) y el comercio de minerales controlado por la PARECO-FF, Wazalendo y el M23 no cesaron, lo que hizo que los minerales no fueran aptos para el comercio. También había un grave riesgo de contaminación de la cadena de suministro.
En Ituri, los dos grupos armados principales, Zaire y Cooperativa para el Desarrollo del Congo/Unión de Revolucionarios para la Defensa del Pueblo Congolés (CODECO-URDPC), reanudaron sus enfrentamientos armados y rivalidad, inclusive sobre lucrativas zonas de extracción de oro. El breve compromiso del grupo Zaire de participar en el proceso de paz resultó ser deshonesto, como demostró el hecho de que el grupo aumentara su movilización y lanzara ofensivas. La CODECO/URDPC también se enfrentó frecuentemente con las FARDC, atacó a personal de mantenimiento de la paz de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo y cometió ataques indiscriminados y mortales contra civiles, incluidos secuestros y ejecuciones. Los elementos de las FARDC y la Guardia Republicana participaron en actividades de extracción de oro. Se desviaron recursos financieros y soldados de las FARDC de la lucha contra los grupos armados a la protección de intereses privados en el sector minero.
En Kivu del Sur, la crisis relacionada con el M23 siguió afectando a la dinámica de los grupos armados. El agravamiento de las tensiones entre Burundi y Rwanda hizo que ambos países reanudaran sus contactos y colaboración con grupos armados extranjeros establecidos en Kivu del Sur. En particular, Rwanda renovó su apoyo a la Resistencia en pro del Estado de Derecho en Burundi (RED Tabara), y Burundi reanudó la colaboración con el Consejo Nacional para la Renovación y la DemocraciaFuerzas de Liberación Nacional (CNRD-FLN). Los vínculos entre los grupos armados locales, el M23, la AFC y Rwanda crearon más tensiones entre los grupos armados en Kivu del Sur. La mutualidad “Shikama”, situada en Uvira, financió a Twirwaneho en Hauts Plateaux, territorio de Fizi. Los líderes de grupos armados en Kivu del Sur, incluido William Yakutumba, una persona sancionada, se enriquecieron personalmente imponiendo impuestos ilegales a los mineros y su producción.
En el sector minero, el desarrollo del fenómeno Wazalendo representó graves amenazas para la aplicación de la diligencia debida. Los agentes económicos confiaron su seguridad a los grupos armados.
Las exportaciones de Primera Gold han disminuido notablemente desde que el Grupo de Expertos publicó su informe de mitad de período. Primera Gold se debilitó a causa de las diferencias con sus asociados de los Emiratos Árabes Unidos. La empresa se volvió menos competitiva en comparación con los precios que se ofrecían en otros países de la región. A consecuencia de ello, se siguió realizando contrabando de oro, principalmente hacia Rwanda y Uganda.
El conflicto en Mai-Ndombe siguió agravándose, y la milicia Mobondo siguió ocupando varias agrupaciones tekes en el territorio de Kwamouth. Mobondo siguió atacando a civiles y participó en enfrentamientos violentos con las FARDC y la Guardia Republicana, y adquirió una potencia de fuego significativa mediante ataques eficaces contra posiciones militares. A mediados de marzo de 2024, el Presidente de la República Democrática del Congo, Félix-Antoine Tshisekedi, encabezó negociaciones de paz en que participaron jefes tradicionales tekes y yakas y miembros de la milicia Mobondo, que dieron lugar a un acuerdo de alto el fuego. Sin embargo, la viabilidad del proceso de paz se puso en entredicho cuando las milicias Mobondo mataron a varios civiles el día después de que se firmara el acuerdo. Varios jefes tekes rebatieron la iniciativa de paz por no considerarla suficientemente inclusiva o justa.