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Más de un millón de venezolanos en Colombia necesitan ayuda humanitaria

LA MAYORÍA ESTÁ VIVIENDO EN LA CALLE, SIN ACCESO GARANTIZADO A ALIMENTACIÓN Y SALUD.

Las cifras oficiales hablan ya de 1,1 millones de entradas de venezolanos en Colombia, aproximadamente la mitad para quedarse en el país y el resto para proseguir hacia Ecuador, Perú o Brasil. En total 2,3 millones de personas (teniendo en cuenta solo las cifras oficiales) han salido de Venezuela. La mayoría están viviendo en la calle, sin acceso garantizado a alimentación y salud. Las cifras de violencia sexual se han disparado convirtiendo a las mujeres en un grupo especialmente vulnerable. El gobierno colombiano estima que la cifra podría alcanzar en pocos meses los tres millones de venezolanos, convirtiendo a Colombia en un país de acogida. Apoyamos a 24 000 venezolanos en Guajira y norte de Santander.

“Hace solo unos años la población huía de Colombia en busca de protección. Es bastante contradictorio ver que hoy el país es tierra de acogida”, explica el Director País de Acción contra el Hambre en Colombia, John Orlando. El equipo que dirige está redoblando esfuerzos para hacer frente a una crisis migratoria peculiar por su dispersión geográfica (Colombia cuenta con seis zonas fronterizas): los migrantes se concentran en las fronteras, pero también en las estaciones de transportes públicos, en parques o en campamentos provisionales. En ocasiones es difícil ofrecerles ayuda regular porque estas personas están en constante movimiento. Los grupos se desplazan en función de las soluciones que se les presentan, de la apertura o no de ciertas fronteras”, subraya.

“Nuestros equipos han encontrado casos de niños con desnutrición aguda y una presencia abrumadora de madres solas viviendo con sus pequeños en la calle, ya que los hombres migraron antes o se quedaron en Venezuela para tratar de conservar el hogar” explica Lucía Lois Méndez de Vigo, que acaba de volver de una misión de monitoreo en el departamento de Guajira. “Son muy frecuentes los casos de madres en periodo de lactancia que han perdido la capacidad de amamantar por el estrés post-traumático y también los casos de embarazos no deseados que reflejan la violencia sexual que tienen que afrontar las mujeres durante su huida”, añade. Muchas de estas mujeres embarazadas sufren anemia, lo que tendrá un impacto muy grave sobre la salud nutricional del bebé. Han aumentado también los casos de muerte durante el parto. Por el momento el sistema de salud colombiano está atendiendo solo los casos de urgencia entre población venezolana.

IMPACTO EN LA POBLACIÓN COLOMBIANA MÁS POBRE

“Guajira y Norte de Santander estaban ya entre las regiones más pobres del país y este flujo migratorio está ejerciendo una presión inusitada sobre sus ya precarios servicios básicos. Las escuelas están aceptando a niños venezolanos pero el programa de alimentación escolar colombiano cubre solo a los niños y niñas registradas. Lo que están haciendo para no dejar a ningún pequeño sin comer es repartir las raciones entre todos los niños, disminuyendo su cantidad”, explica desde Ríohacha Martín Hoyos, jefe de base en La Guajira. “Además esta zona vivía en gran medida del intercambio comercial con Venezuela, profundamente golpeado desde 2015. Especialmente grave ha sido el impacto en la población indígena wayuu, cuyo territorio se extiende en una pequeña parte de los dos Estados”, explica. “El registro de población plantea también un enorme reto: los hijos de madres venezolanas que están naciendo en Colombia son apátridas, sin ninguna nacionalidad oficial”, añade Lois.

ALIMENTACIÓN Y DINERO PARA APOYAR A LOS AFECTADOS

Acción contra el Hambre está desplegando equipos móviles de diagnóstico y tratamiento nutricional para llegar hasta la población y facilitando transferencias de efectivo a la población más vulnerable. Está preparando también un despliegue en Bogotá y Cartagena ya que por el momento la ayuda se está concentrando en zonas fronterizas y es necesario atender también a los venezolanos con vocación de permanencia.