En un acto organizado por el gobierno colombiano, dos altos representantes de la ONU hablaron de la inseguridad y la violencia en el país, advirtiendo que el asesinato de jóvenes y excombatientes es una amenaza para la paz.
“Seguimos profundamente preocupados por la inseguridad que impacta la vida de tantos colombianos en las zonas del país afectadas por el conflicto a pesar de la reducción general de la violencia instigada por el proceso de paz”, dijo este miércoles la secretaria general adjunta de las Naciones Unidas para Asuntos Políticos.
Rosemary DiCarlo participó virtualmente en un evento convocado por el gobierno de Colombia para evaluar los avances en la implementación del Acuerdo de Paz a cuatro años de haber sido firmado y dos años después del inicio del mandato del presidente Iván Duque.
La alta funcionaria reiteró la condena de la ONU a la violencia cometida por grupos armados ilegales “que ha continuado sin cesar”, incluso en medio de la crisis sanitaria mundial.
“Los asesinatos y amenazas contra líderes sociales, excombatientes y mujeres y jóvenes son una amenaza para la paz”, afirmó.
En este contexto, hizo eco de la solicitud del Secretario General António Guterres de un alto el fuego global: “Hacemos un nuevo llamamiento a los grupos armados a que detengan la violencia para dar alivio a las poblaciones más vulnerables y facilitar los esfuerzos contra la pandemia de COVID-19”, apuntó.
Momento decisivo en la historia
DiCarlo consideró que el Acuerdo de Paz representó un momento decisivo en la historia de Colombia y abrió la oportunidad para que el país construyera un futuro libre de la violencia que marcó su pasado. “El Acuerdo enlaza a los colombianos con una ambiciosa agenda de paz sostenible”, señaló.
Sin embargo, para conseguir esa paz **queda un arduo camino **que requiere compromiso y trabajo.
“Reconocemos los esfuerzos de las autoridades, las comunidades y los líderes locales en Colombia para abordar este grave desafío. Igualmente, todos reconocemos que es necesario hacer aún más”, enfatizó.
Responsabilidad colectiva
El representante especial del Secretario General y jefe de la Misión de Verificación de la ONU en Colombia, también participante en el evento, subrayó la responsabilidad colectiva de recordar el camino recorrido y sus múltiples resultados positivos.
Carlos Ruiz Massieu recalcó que el Acuerdo es resultado del consenso entre las partes en conflicto sobre las transformaciones que necesita el país y opinó que esa visión común “se ha traducido en voluntad y compromiso para trabajar en la consolidación de la paz”.
El diplomático reconoció que la implementación de cualquier acuerdo de paz es compleja, de largo plazo y no está exenta de dificultades, por lo que es necesario el compromiso permanente de las partes signatarias, el esfuerzo sostenido, la disponibilidad de recursos y la participación amplia de actores nacionales e internacionales.
Causas de la violencia
Coincidió con Rosemary DiCarlo en que la violencia es una de las principales dificultades para el proceso de paz y explicó que sus causas subyacentes son “la presencia de economías ilícitas y de grupos armados ilegales”, además de la limitada presencia institucional y las oportunidades reducidas de desarrollo en las regiones más remotas del país.
“Así como las comunidades claman desarrollo, piden estrategias para mejorar la protección y seguridad en las regiones, la presencia integral del Estado es necesaria para consolidar la confianza, la gobernabilidad, y el Estado social de derecho. Estoy seguro de que el trabajo coordinado entre las instituciones, comunidades y autoridades locales permitirá enfrentar este desafío”, indicó.
Ruiz Massieu sostuvo que para superar la emergencia debida a la pandemia del coronavirus y echar a andar una recuperación sólida será clave la unidad nacional en torno a la consolidación de la paz.
Finalmente, el enviado especial reafirmó el interés y disposición de la ONU de seguir apoyando a Colombia en el proceso de paz.