Author: Tiziano Breda
El inicio del año en Colombia estuvo marcado por el recrudecimiento de los enfrentamientos entre grupos armados en varios frentes, en particular en la región del Catatumbo en Norte de Santander. A mediados de enero, el Ejército de Liberación Nacional (ELN) lideró una ofensiva contra los disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que se negaron a firmar el acuerdo de paz de 2016. Los enfrentamientos cobraron la vida de más de 80 personas, en su mayoría civiles, y llevaron al gobierno a declarar el estado de conmoción interior durante 90 días.1 Antes de este último recrudecimiento de las hostilidades, Colombia había comenzado a experimentar una reducción de la violencia de grupos armados contra la población civil. En 2024, estos eventos disminuyeron por primera vez desde 2019. Algunos ajustes a la política de la Paz Total del presidente Gustavo Petro parecen haber contribuido a la reducción: a pesar del estallido de violencia en el Catatumbo, la muertes registradas por violencia de grupos armados se redujeron en un 8 % en los primeros 30 meses del gobierno Petro.
Las ligeras mejoras en algunas dimensiones del conflicto no significan que los civiles hayan experimentado un respiro de la violencia (véase el mapa a continuación). En 2024, de hecho, un número cada vez mayor de colombianos quedaron en medio del fuego cruzado de guerras recrudecidas entre grupos armados en expansión. En algunos de los lugares donde los enfrentamientos fueron más intensos, la población civil siguió siendo considerada como un objetivo militar por parte de los grupos armados y sufrió cada vez más reclutamientos forzosos, confinamientos o desplazamientos. La población civil se vio expuesta a minas terrestres y explosivos improvisados utilizados por los grupos armados con el objetivo de detener los avances del enemigo. Mientras que los grupos armados tenían como objetivo la población civil para afirmar su autoridad en un nuevo territorio o cuando su territorio era disputado por un grupo rival, las muestras letales de violencia se hicieron menos necesarias cuando ya habían logrado el control territorial total. Los grupos armados también ejercieron su autoridad y dirigieron ataques hacia la población civil para aumentar sus ingresos mediante expresiones de violencia menos letales, como los secuestros.