LETICIA, Colombia, 17 de octubre de 2008 (ACNUR) - Después de un viaje de 16 días por tres ríos distintos, a través de la espesa selva y atravesando territorio de Brasil, un pequeño grupo de indígenas Baro llegaron a principios de este mes a Leticia, en el lado colombiano del Río Amazonas.
Localizada justo en la frontera con Perú y Brasil, Leticia es la ciudad colombiana ubicada más al sur del país. No hay caminos para entrar o salir del pueblo y los ríos proveen las =FAnicas vías para el transporte local. Aislada del resto del país, la región ha gozado de una paz relativa frente al conflicto armado interno que se vive en otras partes de Colombia.
El Padre Luis Alfonso Zabala, de la iglesia católica local, recibió a los seis indígenas Baro cuando llegaron. "Algunos de los niños estaban bastante enfermos y sus padres no querían bajarse del bote porque no tenían ninguna relación con este lugar y estaban asustados", afirmó el padre al equipo de ACNUR, en Leticia, la semana pasada.
Las familias estaban todavía en estado de shock después de huir de casa después de que un grupo armado irregular entró a su territorio. Hasta ese momento ellos habían vivido en paz. A diferencia de los departamentos vecinos de Caquetá y Putumayo, los grupos armados irregulares han tenido poca presencia en la región amazónica.
Su odisea no terminó con su llegada a Leticia. Autorizados por la ley para recibir ayuda como víctimas del desplazamiento forzado, las familias fueron rechazadas inicialmente cuando fueron a registrarse con las autoridades debido a que no tenían documentos de identificación.
"Es relativamente com=FAn que los indígenas que vienen de partes remotas del país no tengan documentos de identidad, lo cual los hace extremadamente vulnerables mientras dura el desplazamiento", afirma el Representante Adjunto del ACNUR, Roberto Mignone, quien estuvo en Leticia la semana pasada.
En los =FAltimos seis años, el ACNUR ha desarrollado campañas de documentación con el Estado colombiano en comunidades con alto riesgo de desplazamiento, enfocándose especialmente en los indígenas y los afrocolombianos. Más de 600.000 colombianos han recibido documentos de identificación desde que empezó el proyecto.
En Leticia, las familias Baro se han dispersado en barrios marginales ubicados en la periferia del pueblo. Allí, las condiciones son duras, muy distintas de las que se encuentran en las pocas calles construidas para el turismo en el centro de la ciudad. Demasiadas familias viven hacinadas en carpas de plástico sin servicios sanitarios ni agua y en un espacio muy pequeño.
Con sólo 75.000 personas -más de una cuarta parte de ellos indígenas- ubicadas a lo largo y ancho de un área den unos 100.000 kilómetros cuadrados, la región amazónica colombiana está poco poblada. Sin embargo, en Leticia el espacio se ha convertido en un problema. La pequeña ciudad, rodeada de agua y selva, no puede extenderse y ahora cuenta con 25.000 habitantes.
"La falta de casas dignas y de tierra sobre la cual construir es uno de los problemas mas grandes para las personas desplazadas" afirma Jaime Gómez Cruz, representante de la asociación local de población desplazada.
Tradicionalmente organizados en pequeños grupos familiares alrededor de la figura del chamán, la población Baro se encuentra doblemente perdida en Leticia. Sin experiencia alguna acerca de la vida en la ciudad, ellos están en un alto riesgo de ser victimas del tráfico de personas, de la explotación infantil y la prostitución que caracteriza muchas de las zonas periféricas de los pueblos.
Como muchos otros grupos indígenas, su identidad como personas depende de los fuertes lazos con la tierra que ellos han perdido. Ahora, es su misma identidad lo que están en riesgo de perder.
"Es por esto que la prevención es tan importante, porque toda la protección y la ayuda brindada después del desplazamiento jamás podrá reemplazar tal pérdida", explicó Roberto Mignone del ACNUR.
Con menos de 700 miembros, los Baro son uno de los pueblos indígenas más pequeños entre de los 80 que existen en Colombia, 27 de los cuales se encuentran en peligro de extinción (un grupo es considerado en riesgo cuando su población es menor de 500 miembros). Otras familias indígenas que han sido desplazadas a Leticia incluyen miembros de los grupos Huitoto, Kofan e Inga.
Bajo las leyes colombianas e internacionales, los miembros de los grupos indígenas tienen derecho a protección especial frente al desplazamiento forzado. Una de las prioridades del ACNUR en Colombia es apoyar los esfuerzos del Estado para cumplir esta obligación.
Por Marie-Hélène Verney
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