La Dirección Territorial Central de la Unidad para las Víctimas entregó 160 cartas de notificación de indemnización y kits de ropa.
SOACHA
Las 160 personas que recibieron beneficios de la reparación integral en el Centro Regional de Atención a las Víctimas en Soacha (Cundinamarca) venían de 14 municipios del sur del departamento.
Sus caras reflejaban expectativa, mientras hacían fila ante las mesas en las que funcionarios de la Unidad verificaban que sus nombres estuvieran en el listado de beneficiarios. “Yo no sé cuánto me van a dar, pero me sirve”, dijo un hombre de sombrero que venía de Fusagasugá.
Cuando empezó el acto de entrega en el auditorio del Centro Regional, todos reían fácil ante las frases del director Territorial Central de la Unidad para las Víctimas, Jorge Orlando Sánchez, y del alcalde de Soacha, Eleázar González. “No se dejen convencer por una muchacha linda que viene y les dice que los quiere acompañar”, les dijo”, un poco en serio y un poco en broma, el alcalde. “Les insisto: no hay tramitadores, no se dejen convencer por personas que les dicen que los van a ayudar”, reiteró el director Territorial.
Las recomendaciones fueron aún más: “esta carta es un cheque al portador”, agregó González para llamarles la atención sobre el cuidado que deben tener con ese papel hasta que cobren la indemnización en el Banco Agrario que les corresponde.
Sánchez por su parte les sugirió a las víctimas, a nombre de la Unidad, cuáles pueden ser algunos buenos usos del dinero que reciban: “en compra o mejoramiento de vivienda, en proyectos productivos, en educación, en inmuebles rurales”. Poco después de la entrega de las cartas de indemnización las personas presentes recibirían una charla del Departamento de la Prosperidad Social y del SENA al respecto.
Después del acto formal de anuncios en el auditorio, las víctimas pasaban a unas mesas donde les entregaban las cartas según las iban llamando por nombre propio y luego pasaban a otro salón del Centro Regional a hacer una gestión parecida para recibir el kit de ropa para adultos que donó la DIAN. Cada quien recibía, en una bolsa blanca grande, blusas, pantalones, ropa interior, medias, tenis, todo nuevo.
Luego, se agrupaban por familias o grupos de amigos a comentar algo o intercambiar prendas que les servían más a unos y a otros. Al salir del Centro Regional, en sus caras ya no había expectativa; ya tenían la certeza de que el proceso de reparación integral es una realidad que poco a poco contribuye a que mejoren sus condiciones de vida.
De la mano de la Unidad para las Víctimas y del Gobierno Nacional se han ido sintiendo dignificados, rehabilitados, indemnizados, acompañados, satisfechos y han ido recuperando el ejercicio de todos sus derechos.