INTRODUCCIÓN POR EL COORDINADOR HUMANITARIO
Los cambios del contexto en 2018 nos traen varios desafíos y oportunidades para el 2019. Este año tuvimos la posesión del Presidente Duque y un redireccionamiento de las prioridades del Gobierno en la agenda nacional. Asimismo, observamos un incremento sustantivo en los flujos migratorios mixtos provenientes de Venezuela, mientras en algunas de las zonas históricamente más afectadas por el conflicto armado se ejercían esfuerzos para la implementación de los Acuerdos de Paz con las FARC-EP. En ese contexto, observamos en algunas regiones del país la continuidad de dinámicas de violencia con afectaciones a la población civil y el subsecuente deterioro de los indicadores humanitarios: el desplazamiento interno, restricciones a la movilidad, amenazas y asesinatos a líderes(as) y defensores(as) de derechos humanos, incidentes MAP/MUSE. Todos ellos alcanzaron niveles que no registrábamos desde hace algunos años. Además, la incertidumbre por los diálogos de paz con el Ejecito de Liberación Nacional aumenta el riesgo de estos desafíos.
El Equipo Humanitario de País (EHP) ha seguido de cerca estas dinámicas identificando que una importante porción de la población (5.1 millones) continúa sufriendo afectaciones como lo ilustró el ejercicio de Valoración de las Necesidades Humanitarias (HNO) 2019. El objetivo principal del Plan de Respuesta Humanitaria (HRP) es enfocar esfuerzos para salvar vidas, incrementar la protección de las poblaciones y asegurar la recuperación de las comunidades, en particular de grupos más vulnerables como indígenas, afrodescendientes, mujeres, niños y niñas, migrantes venezolanos, retornados colombianos y comunidades receptoras de los flujos migratorios. Entre enero-noviembre 2018, el EHP logró atender 936.799 beneficiarios, frente a unas necesidades identificadas para 4.9 millones de personas (HNO 2018). Por ello, es fundamental continuar las labores de incidencia y visibilización de las necesidades humanitarias. Nuestra labor como EHP también es acompañar a las comunidades que continúan afectadas por las dinámicas de violencia y recordar a los grupos armados el estricto respeto del Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Desde el 2018 el EHP viene trabajando en una estrategia para establecer el nexo entre las iniciativas humanitarias, de construcción de paz, y de desarrollo, implementando herramientas concretas para materializar las “nuevas formas de trabajar” (New Ways of Working). Esta forma de trabajo nos evitará vacíos y duplicaciones en la respuesta y potenciará acciones y complementariedades. En 2018, se elaboró por primera vez una estimación sobre las condiciones territoriales para la implementación del Acuerdo de Paz o Peace Building Overview (PBO). Se encontró correspondencia en 126 municipios para priorizar la respuesta de humanitaria y de construcción de paz, con un énfasis en la estabilización.
De cara al 2019, se desarrolló una herramienta para el análisis de las causas estructurales de desarrollo de los fenómenos humanitarios priorizados en el HNO. El ejercicio inicial, centrado en los generadores de los fenómenos humanitarios priorizados para 5 regiones, permitió como resultado: (i) que los Equipos Locales de Coordinación (ELCs) trabajen para la planeación de programación conjunta concretando intervenciones integrales y (ii) establecer una base de análisis conjunta sobre las causas de las necesidades de los más vulnerables que facilite la integración de los procesos de planeación entre el HRP y el UNDAF en el futuro.
Espero que, con este nuevo Plan de Respuesta Humanitaria, podamos hacerles frente a los desafíos del nuevo contexto colombiano. Son muchos los retos, pero también es firme el compromiso del EHP para lograr resultados tangibles en las comunidades más necesitadas.
Martín Santiago
Coordinador Residente y Humanitario
CONTEXTO HUMANITARIO
Alrededor de 5.177.711 personas en Colombia tienen necesidades de asistencia humanitaria que demandan atención y respuesta intersectorial por la persistencia de emergencias a causa del conflicto armado, las nuevas dinámicas de la violencia, afectaciones por eventos naturales cíclicos y antrópicos y el flujo de migrantes mixtos provenientes de Venezuela.
Panorama de la crisis Los principales impulsores de las afectaciones humanitarias que se presentan en diferentes regiones de Colombia siguen siendo el conflicto y las nuevas dinámicas de la violencia armada, a pesar de estar en un esceanario de implementación del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las FARC-EP. Las regiones con mayor concentración del impacto humanitario son Nororiente-Frontera con Venezuela, Sur-Frontera con Ecuador, Pacífico-Frontera con Panamá y Noroccidente, donde la atomización de diferentes grupos armados en el escenario de desmovilización de las FARC-EP y sus disputas por el control territorial para el desarrollo de economías ilicitas, desencadenan emergencias que explican parte de la situación humanitaria que se vive en el país.
El impacto de estas acciones se traduce en un incremento de los desplazamientos internos, del confinamiento y restricciones a la movilidad, de los incidentes por MAP/MUSE8 y de la continuidad de las amenazas y asesinatos a excombatientes y líderes(as) comunitarios y defensores(as) de los derechos humanos, entre otros.
Las comunidades rurales, étnicas y algunas zonas urbanas; y los NNAJ y mujeres son los grupos poblacionales más vulnerables, convirtiéndose así en un foco de atención para la respuesta a sus necesidades evitando la ruptura en el tejido social. Estas comunidades terminan siendo vulnerables por las acciones de los diferentes grupos armados a través de enfrentamientos, ataques y agresiones contra civiles, el control social y otros factores que exponen a estos grupos poblacionales a riesgos de protección y violaciones de los DD.HH.
Proyectando la situación humanitaria, es muy probable que en el 2019 estas dinámicas de violencia sigan en aumento. A este escenario se suma la incertidumbre por la continuidad de los diálogos entre el gobierno y el ELN que, de continuar, podría aliviar la situación humanitaria donde tiene presencia este grupo armado.
A pesar de los esfuerzos del Estado colombiano por implementar acciones de prevención y protección contempladas en medio de un contexto de implementación de los Acuerdos de Paz con las FARC-EP, existen retos importantes en la asistencia humanitaria, como la prórroga de la Ley de Víctimas 1448 del 20119 , la cual tiene vigencia hasta el 2021, para la efectiva atención de la población más afectada, ya sea por necesidades crónicas o nuevas.
Por su parte, eventos de origen natural y antrópicos son otro factor que agrava el panorama humanitario. Colombia, por su ubicación geográfica, enfrenta fenómenos cíclicos de lluvias intensas y temporadas de sequía de gran magnitud. Entre 2016 y 2018, la Unidad Nacional para la Gestión de Riesgo de Desastres (UNGRD) ha registrado aproximadamente 1.830.353 personas afectadas por diferentes eventos de origen natural10. Entre julio y agosto de 2018, se destacan al menos seis departamentos de la Orinoquía colombiana (y alrededor de 20 municipios), con cerca de 55.000 personas damnificadas debido al desbordamiento de ríos e inundaciones, en donde especialmente los medios de vida de las comunidades indígenas fueron afectados. Asimismo, entre abril y mayo de 2018 el departamento de Antioquia (noroccidente) se vio afectado y tuvo una alerta prolongada asociada a fallas en la infraestructura y factores climáticos que impactaron el proyecto de Hidroituango11 y que generaron evacuaciones para más de 15.000 personas que presentan necesidades multisectoriales en varios municipios del área de influencia del río Cauca.
Adicionalmente, eventos antrópicos como la explotación y exploración de recursos naturales, algunos asociados a economías ilícitas, también deterioran las condiciones ambientales (agua, aire, suelo, etc.) creando afectaciones y situaciones de riesgo para las comunidades rurales, étnicas y urbanas. En diferentes regiones, la contaminación de fuentes de agua con mercurio por la actividad minera y ataques contra oleoductos causan grandes consecuencias que deterioran las condiciones mínimas de vida por las limitaciones de acceso a agua potable, medios de vida y alimentos cultivados. El impacto de estos fenómenos se intensifica en regiones donde coincide la violencia armada, generando situaciones de doble afectación y un debilitamiento de capacidades ante la disminución del financiamiento humanitario para muchas organizaciones.
A los escenarios de conflicto, violencia armada y desastres naturales se suma la llegada de flujos migratorios mixtos provenientes de Venezuela, donde a septiembre de 2018 se registraban cerca de 1.032.016 venezolanos en Colombia con vocación de permanencia y al menos 330.000 colombianos retornados, según cifras de Migración Colombia. La gran mayoría de los migrantes y refugiados venezolanos se ubican en comunidades receptoras que ya enfrentan desafíos en términos de acceso a servicios básicos o derechos fudamentales, ya sea por factores estructurales y agudizados por el contexto de seguridad a causa de la violencia y/o desastres de origen natural. Personas en calidad de tránsito y “caminantes” utilizan diferentes rutas para llegar a otros países en búsqueda de oportunidades y mejor calidad de vida, pero en su camino se enfrentan a diferentes adversidades (climáticas, seguridad, xenofobia, discriminación, enfermedades). Es poco probable que la población venezolana retorne a su país en el corto plazo, pero de continuar este fenómeno migratorio en 2019 se profundizaría la crisis humanitaria existente en Colombia por los factores ya mencionados.
Para finalizar, el EHP continuará trabajando de la mano con el gobierno nacional para mitigar los riesgos y afectaciones sectoriales de la población identificada con necesidades. Por ello, el EHP no solo ha desarrollado herramientas importantes como las estrategias de género y de protección, transversalizadas en la respuesta a las emergencias humanitarias, sino que continúa exhortando a la arquitectura humanitaria para reforzar la atención y la asistencia con un enfoque multisectorial en búsqueda de un impacto integral y sostenible.
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