Desplazamiento Forzado y Violencia Sexual Basada en Género
1. INTRODUCCIÓN
En Colombia persiste una compleja y prolongada crisis humanitaria. Mientras el gobierno avanza en las negociaciones de paz con grupos armados ilegales, los impactos del conflicto sobre la población civil continúan. La violencia armada generada por las acciones de grupos armados ilegales, sean las partes tradicionales del conflicto armado (Guerrillas) o los grupos armados que surgieron tras el proceso de desmovilización de grupos Paramilitares (2004), generan un impacto humanitario y representan una amenaza para la protección de la sociedad civil. Estas acciones se reflejan en numerosas violaciones a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario, como homicidios, desapariciones forzadas, desplazamiento forzado, violencias de género y en particular violencia sexual, secuestro, despojo de tierras, minas antipersona, tortura.
Colombia ocupa el segundo lugar en número de desplazados internos a nivel mundial, antecedido por Siria. Actualmente en Colombia hay 5,7 millones de personas desplazadas incluidas en el Registro Único de Víctimas; lo que supone que 1 de cada 10 personas en Colombia han sido desplazadas.
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) documentó en 2013, 207 presuntas infracciones al Derecho Internacional Humanitario y otras afectaciones en 39 cascos urbanos de 14 departamentos, según el organismo: “a causa de las amenazas y la violencia, el desplazamiento intraurbano se ha convertido en uno de los flagelos para la población (...) en ciudades como Medellín, Tumaco y Buenaventura”. Sólo en Buenaventura, Human Rights Watch, (HRW, 2014) informó del desplazamiento forzado de 13.000 personas en el año 2013.
En Colombia hay una concentración desproporcional del conflicto. Según el ACNUR, hasta el año 2007, el 75% del desplazamiento se concentraba de forma dispersa en 125 municipios de Colombia, mientras que en 2013, el 60% de los desplazamientos se concentró en tan solo 13 municipios, incluyendo a Buenaventura. La situación no ha cambiado en 2014 y el grado de vulnerabilidad de estas poblaciones (principalmente afrocolombianos y los indígenas) es muy alto y requiere de protección y ayuda de emergencia continua.