
Un año atrás, el mundo miraba con incredulidad cómo la moderna ciudad de Porto Alegre, en Brasil, quedaba sumergida bajo una de las peores inundaciones de su historia. Entre el 29 de abril y el 4 de mayo de 2024 en el sur del país llovió sin parar.
Los puentes colapsaron, las carreteras fueron arrasadas y los estadios quedaron cubiertos por el agua, que llegaba casi a la altura de los semáforos. La entrada a las estaciones de transporte público, escuelas y hospitales eran invisibles.
Apenas unas semanas después, en junio, nuevas lluvias intensificaron la crisis. En total, más de 2.3 millones de personas fueron afectadas, 182 perdieron la vida y más de 422,000 se vieron obligadas a dejar su casa.
Ante esta emergencia, la IFRC lanzó un Llamamiento de Emergencia por ocho millones de francos suizos, para ampliar la respuesta humanitaria de la Cruz Roja Brasileña.
Gracias a este esfuerzo, más de catorce mil personas han recibido asistencia humanitaria. En los primeros días tras el desastre, la Cruz Roja les entregó artículos de higiene, agua potable, soluciones para gestionar deshechos y servicios de salud.
Más adelante, y a lo largo de su proceso de recuperación, han recibido apoyo psicosocial, información para prevenir enfermedades y un servicio clave: transferencias monetarias.
Dinero en mano para decidir con autonomía
En momentos de crisis, cada familia tiene necesidades distintas. Mientras algunas priorizan la compra de alimentos, otras necesitan reparar sus hogares o pagar deudas acumuladas.
Por eso, la asistencia en efectivo es tan relevante. En lugar de recibir artículos preseleccionados, las familias pueden elegir en qué invertir el dinero, según sus necesidades más urgentes. Nadie las conoce mejor que ellas mismas.
El programa de transferencias monetarias inició su fase piloto en julio de 2024 con el registro de la primera familia. Esa primera fase se llevó a cabo en estrecha colaboración con liderazgos comunitarios de Sarandí, una de las comunidades más afectadas en la región metropolitana de Porto Alegre.
Ese mes se registraron las primeras 200 familias, dando prioridad a los hogares monoparentales con niños y niñas menores de siete años, población adulta mayor y personas con discapacidad.
"La Cruz Roja Brasileña nos dio un estipendio, que la mayoría de la gente de aquí lo recibió”, cuenta Saúl, quien se vio afectado por las inundaciones*. “Les agradezco mucho, la ayuda llegó en un buen momento para la gente que tanto lo necesitaba".*
Hasta la fecha, alrededor de 4.800 personas han recibido apoyo financiero para cubrir sus necesidades más urgentes.
¿Cómo invierten las familias la ayuda financiera?
En los procesos de entrega de dinero, las personas son totalmente libres de decidir cómo utilizarlo. La Cruz Roja mantiene el contacto con ellas para recibir sus recomendaciones para próximas entregas y conocer qué uso dieron a la ayuda.
En Brasil, la mayoría la invirtió en tres rubros: compra de alimentos y agua, reparación de viviendas y pago de servicios básicos y de deudas. Otros gastos incluyeron la compra de ropa, medicamentos y productos de higiene, el pago de alquiler, el envío de remesas a familiares, y costos funerarios.
“Si es un abrigo para un niño porque hace frío afuera, esa es una elección diferente a la de una familia que necesita un estante para levantar la comida del suelo”, cuenta Jeff Paddock, coordinador de asistencia en efectivo y cupones (CVA por sus siglas en inglés).
“Todos tienen una necesidad diferente. Queremos poder satisfacer esas necesidades lo mejor que podamos con una forma de asistencia que empodere a las personas”.
La asistencia en efectivo no solo ha sido una solución práctica, sino un enfoque que promueve la autonomía, el empoderamiento comunitario y la reactivación de los mercados locales.
Con este enfoque innovador, la Cruz Roja reconoce que las personas afectadas son quienes mejor conocen cómo reconstruir sus vidas después de una crisis.
Una red solidaria
Parte de lo que ha hecho posible estas acciones son las alianzas con otras Sociedades de la Cruz Roja. Por ejemplo, la Cruz Roja Americana jugó un papel crucial en la implementación del programa de asistencia en efectivo y cupones, al proporcionar los fondos para enviar a Brasil especialistas en esta modalidad de trabajo.
Este apoyo permitió el desarrollo de un estudio de viabilidad durante la fase inicial del programa, así como el registro de las familias y la entrega de la asistencia monetaria.
Además, la presencia de personal especializado en la zona afectada permitió ofrecer capacitación en asistencia en efectivo al voluntariado local.
Otra alianza que hizo posible la entrega de dinero es el Acuerdo Marco Global de la IFRC con RedRose. Esta plataforma facilita el giro de transferencias bancarias o retiros en efectivo, garantiza una rápida implementación del programa, optimiza la gestión de datos y refuerza la transparencia y la rendición de cuentas.
Las transferencias monetarias son solo una de las formas en las que la Cruz Roja Brasileña ha apoyado la recuperación en Rio Grande do Sul. Como parte de la respuesta:
- Casi 5.000 personas han recibido atención integral en salud y capacitación en primeros auxilios.
- Más de 4.500 personas recibieron kits de higiene y de limpieza, bidones para almacenar agua y filtros para potabilizarla.
- Alrededor de 7.200 personas en nueve municipalidades han recibido artículos como mosquiteros, lonas, lámparas solares, sets de cocina, mantas y kits de herramientas para reparar las viviendas.
- Se han realizado 174 actividades de apoyo psicosocial.
El camino hacia la recuperación en Rio Grande do Sul continúa, pero gracias a la Cruz Roja Brasileña y la red de la IFRC, decenas de comunidades han empezado a reinventar su vida.