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Muhajira: Una niña nacida en la frontera entre Afganistán y Pakistán

Salima* -madre de tres hijos y embarazada- fue una de los cientos de miles de personas refugiadas afganas que se vieron obligadas a regresar a su país desde Pakistán el mes pasado.

En su angustiante viaje de seis días desde Karachi (Pakistán) a Afganistán, dio a luz el 21 de abril en medio del caos de la frontera afgano-pakistaní, por donde actualmente cruzan a diario hasta 6.000 personas desesperadas.

"Fue una experiencia muy traumática. Estaba físicamente débil, sufría de hipertensión, y no había nadie con la formación adecuada para asistirme. No había médicos, sólo algunas ancianas que intentaron ayudarme.

Después de dar a luz, perdí el conocimiento durante cinco horas. Ni siquiera estoy segura de qué me hizo despertar. Cuando abrí los ojos, mi hija tenía hambre, pero yo no tenía leche para darle porque hacía días que no comía en condiciones. Le di té dulce para que se alimentara. No tenía ropa, así que la envolví en un trozo de tela.

Dos días después, llegamos al campo de Takht-e-Pul (campo de Anzaki), en la provincia de Kandahar. En menos de una hora, la Media Luna Roja Afgana nos había traído comida caliente y nos había proporcionado una tienda de campaña para nuestra familia. También nos hicieron un chequeo médico y vacunaron a mi hija. Por primera vez, pude descansar -aunque sólo fuera brevemente- en un lugar seguro".

Hablando de su hija recién nacida, dice:

"Todavía no he decidido un nombre para ella. Nació en un momento y un lugar increíblemente difíciles, y no hemos tenido la oportunidad de pensar cómo llamarla. Sigue sin nombre. A veces su padre la llama cariñosamente Muhajira (que significa 'la emigrante'), porque nació en el exilio, lejos de nuestra patria".

Salima expresa su profunda preocupación por el futuro de su familia.

"Nuestro futuro es incierto y está lleno de penurias. Dejamos Afganistán por la inseguridad y el colapso económico. He oído que ahora las cosas son más estables, pero sigue sin haber oportunidades de trabajo. No tenemos ahorros ni casa, y no sé cómo volveremos a empezar nuestra vida. Nuestra única esperanza son las organizaciones benéficas y la ayuda humanitaria. No tenemos nada más en lo que confiar".

También está profundamente preocupada por el futuro de su familia.

"Mis hijos nacieron en Pakistán y no tienen ningún tipo de identificación. No sé cómo ni dónde conseguirles documentos de identidad. Su educación se ha retrasado mucho y no sé cómo matricularles en las escuelas de Afganistán. No tenemos refugio en Kabul ni en Baghlan. No sabemos adónde ir ni cómo cubrir nuestras necesidades diarias".

Salima huyó originalmente de Afganistán alrededor de 2010 debido a la creciente inseguridad. 2

"Somos de la provincia de Baghlan, donde nací. Durante los años 2010 y 2011, la inseguridad en la región se intensificó. Perdí a mi hermano en una explosión en la carretera. Dado el deterioro de la situación de seguridad y nuestras malas condiciones económicas, tanto la familia de mi marido como la mía decidimos marcharnos. Las oportunidades de empleo en Kabul eran muy limitadas o inexistentes. Pakistán, como país vecino, parecía la mejor opción disponible en ese momento".

"Mi marido trabajaba en un taller de reparación de coches y ganaba 15.000 rupias paquistaníes al mes. Como estábamos rodeados de familia y mi marido y mi suegro tenían oportunidades de trabajo, conseguimos construir una vida juntos. Fue una vida llena de penurias, pero la soportamos como una familia".

Para apoyar a las miles de personas que regresan a Afganistán -como Salima y su familia-, la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (IFRC) asignó 750.000 francos suizos de su Fondo de Emergencia para la Respuesta a Desastres (IFRC-DREF) para apoyar a la Media Luna Roja Afgana en la entrega de refugios, atención médica de emergencia, alimentos y agua, recursos básicos que se necesitan con urgencia y que ahora escasean.

La IFRC también ha lanzado un Llamamiento de Emergencia global, con el objetivo de recaudar 25 millones de francos suizos para brindar apoyo vital durante los próximos dos años, que incluye actividades de generación de ingresos, formación profesional y oportunidades de trabajo a cambio de dinero en efectivo.

*Nombre modificado para proteger la identidad