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La OIM considera que para garantizar la migración segura de mujeres y niñas se requieren perspectivas diversas e innovadoras

GINEBRA, 8 DE MARZO DE 2013 - En este mundo cada vez más móvil e interconectado, la migración se ha convertido en una parte integrante de las vidas de más de 100 millones de mujeres1. En distintas etapas de sus vidas, una creciente proporción de estas mujeres abandona su entorno familiar para realizar estudios, trabajar, casarse, reunirse con familiares o huir de una situación peligrosa.

El Embajador William Lacy Swing, Director General de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) destaca “Para muchas mujeres y niñas, la migración es un medio para realizarse, desarrollarse y ejercer sus derechos humanos. Pero al ser tanto migrantes como mujeres están expuestas a riesgos, a saber, el riesgo a ser objeto de la violencia.”

Muchas migrantes trabajan en el sector informal —generalmente en profesiones no reguladas tales como el servicio doméstico, la agricultura u otros— y son presa fácil de la explotación y el abuso. La mayoría de las víctimas de la trata son mujeres y niñas.

Además, en los 27,5 millones de desplazados internos que hay en el mundo, la mayoría son mujeres2. Por cierto, los estudios realizados apuntan a que en situaciones de crisis y desplazamiento forzoso, las mujeres corren mayor riesgo de ser objeto de violencia física y sexual a raíz del consiguiente desmembramiento familiar y de la desaparición de estructuras sociales.

El Sr. Swing añade “Los hombres —en su calidad de miembros de familia, colegas, empleadores, autoridades públicas o incluso extraños— son los principales autores de la violencia que padecen las mujeres. Por ello, es primordial implicarlos a nivel comunitario con miras a la prevención efectiva de la violencia hacia las mujeres.”

En Moldova, la OIM ha apoyado activamente el establecimiento y funcionamiento del primer Centro de Asistencia y Asesoramiento a Agresores Familiares, abierto desde diciembre del año pasado. Este Centro, el primero en su género en un país que registra niveles de emigración femenina sumamente altos, ofrece servicios de rehabilitación a los autores de violencia doméstica con el objeto de contribuir a instaurar políticas familiares y de género equitativas.

En otros países, por ejemplo Viet Nam, la OIM apoya la formación de grupos de autoayuda para hombres migrantes a fin de concienciarles sobre las cuestiones de desigualdad de género y violencia hacia las mujeres. En ese quehacer, se alienta a los grupos a adoptar y promover modelos alternativos no violentos de masculinidad. Se ha observado que la mayoría de los participantes responde de manera muy positiva.

Los programas en curso de la OIM también aspiran a ayudar a las víctimas de la violencia y de abusos relacionados con la trata de personas. En Tanzanía, por ejemplo, el programa de la OIM se centra en la reintegración de niñas y adolescentes objeto de trata. Este programa tiene por finalidad impedir que sean nuevamente objeto de trata al cerciorarse de que reciben capacitación profesional y cursillos de competencias básicas de vida que les permitan ser autosuficientes cuando se reúnan nuevamente con sus familias.

“La habilitación de las víctimas para que tomen las riendas de su proceso de curación ha demostrado ser una perspectiva acertada para evitar mayores abusos y para ayudar a las migrantes a reconstruir sus vidas” dice el Sr. Swing, al citar un proyecto de la OIM en Ecuador, que ha ofrecido apoyo psicosocial y terapia familiar a más de 1.500 mujeres migrantes objeto de violencia, incluida la violencia doméstica.

Dado que la mayoría de los casos de violencia contra las mujeres migrantes nunca se denuncian, la OIM considera que es necesario establecer mecanismos de prevención comunitarios, para cerciorarse de que el proceso de migración sea seguro tanto para las mujeres como para los hombres.

Ello puede cobrar diversas formas. En Somalia, por ejemplo, la OIM ha desarrollado una alianza innovadora con Panasonic a fin de distribuir miles de linternas solares en los campamentos de desplazados para acrecentar la seguridad de las mujeres y niñas durante la noche. Este y otro proyecto similar en el Pakistán han dado lugar a una notable disminución de la violencia de género durante la noche en los campamentos de desplazados.

En el Medio Oriente y en África Septentrional, la OIM se centra en el fortalecimiento institucional de gobiernos para proteger adecuadamente a los trabajadores migrantes, especialmente a las empleadas domésticas. También aspira a habilitar a las mujeres, ayudándoles a comprender sus derechos jurídicos y las medidas prácticas que cabe adoptar para mejorar su situación.

Para concluir, el Sr. Swing declara “Al conmemorar el Día Internacional de la Mujer en 2013, me enorgullece ver las distintas y diversas iniciativas en que trabajan los colegas de la OIM en todo el mundo para erradicar, en cada etapa del proceso migratorio, la violencia de que son objeto las mujeres. A través de estas perspectivas innovadoras y basadas en cuestiones de género, las políticas y programas migratorios pueden ser poderosas herramientas que propicien la habilitación de las mujeres para beneficio de todos.”

Para mayor información:

Chris Lom,
Teléfono: 41 22 717 9486,
Teléfono móvil: 41 79 103 8720,
Correo electrónico: clom@iom.int

1 Al cabo del primer semestre de 2010, se estimaba que había 104.794.962 mujeres migrantes.
Fuente: División de Población, Departamento de Asuntos Económicos y Sociales, Organización de las Naciones Unidas (2009). Trends in International Migrant Stock: The 2008 Revision (base de datos de las Naciones Unidas, POP/DB/MIG/Stock/Rev.2008).

2 Consejo de Refugiados de Noruega – Centro de Monitoreo del Desplazamiento Interno. Desplazamiento Interno: Panorama Global de las Tendencias y Acontecimientos en 2010.